Por Alfredo Infante s.j.
Josué 24,1-2a.15-17.18b: No estaba resultando fácil a las Tribus de Israel la fidelidad a su Dios. Tanto que Josué se ve en la obligación de reunir a los jefes de las Tribus para deliberar y discernir su fidelidad a Dios, el dilema: abandonar la relación con su Dios y asimilarse a otros pueblos perdiendo su identidad y misión o ser fiel a su Dios y continuar en medio de la adversidad del momento presente con su misión. Abandonar implicaba dejar de ser pueblo, desaparecer, perder su dignidad, identidad y misión.
La pregunta de Josué es clara: «Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.» Hoy, la pregunta de Josué sería: «Escoged a quién queréis servir, al dios de quienes han destruido nuestra calidad de vida y entregado nuestro país a países extranjeros y a ideologías trasnochadas, o al Dios que nos acompaña en este gran desierto dándonos la fuerza para no desistir en la tarea de encontrar la ruta del cambio y rehabilitar nuestra economía, el sistema de salud y nuestra convivencia libre y digna?». Ante la pregunta de Josué, el pueblo respondió: «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros serviremos al Señor: ¡Es nuestro Dios!». Así respondieron los jefes de las Tribus de Israel.
La respuesta del pueblo se afianza en la memoria, tienen conciencia histórica, y este hecho le fortalece la fe, identidad y misión. ¿Qué responderiamos nosotros hoy? Sin duda alguna, el camino de fe, es el camino de seguir apostando por una vida digna, Dios no quiere un país de esclavos sumergido en la miseria. Hoy nos toca afirmar con las tribus de Israel «también nosotros serviremos a nuestro Dios». Servir a Dios es servir a la vida, construir nuestras condiciones de vida, justas y digna, recuperar nuestra conciencia histórica y rehabilitar nuestra identidad y misión como país, soberano y libre. Es arduo el camino pero desistir es entregarnos y resignarnos a ser esclavos. Nuestro Dios es el Dios de la vida y de la historia, y su modo de actuar es desde nuestras conciencias y corazones. Oremos Señor, danos la gracia de serte fiel, de no desistir en la tarea de soñar en construir y convivir en un país digno, consiente de su identidad y misión. Sagrado corazón de Jesús, en vos confío Parroquia San Alberto Hurtado.
Parte Alta de La Vega, Caracas-Venezuela.