Nota de la redacción: Compartimos con ustedes este dossier de SIC impresa de mayo 2010 / SIC 724 183
Pedro Trigo s.j.
Después de resucitar, Jesús de Nazaret sigue lla- mando discípulos para compartir su vida y pro- seguir su misión. También a nosotros nos llamó.Pero la situación es distinta. Como dijo el ángela las mujeres, “Jesús no está aquí” (Mc 16,6), no está en este mundo. La diferencia entre la resu- rrección de Jesús y las demás que él obró estri- ba en que las otras consistieron en una vueltade la persona a esta vida. Por eso los resucitados volvieron a morir. En cambio, Jesús fue resuci- tado por su Padre a una vida nueva: vive huma- namente la misma vida divina en el seno de la comunidad divina. De ahí, la súplica ardiente de las primeras comunidades: “ven, Señor Jesús”.Los cristianos nos sabemos dirigidos al encuen-tro con Jesús, por eso no tenemos aquí morada permanente. Entonces ¿cómo estar con él, si él no está aquí? Hay que reconocer que no aparece tan claro en la conciencia de los cristianos que Cristo no está aquí. Hoy impera el pietismo y por eso mu-chos se imaginan que sí está, aunque no se lo puede ver. No nos tomamos en serio que Jesús resucitado ya no está en este mundo. Es cierto que se da una presencia desde la trascendencia:nos atrae con el peso infinito de su humanidad,pero nos atrae desde la comunidad divina. Es la presencia de la vida definitiva en esta vida.Por eso se imponen estas preguntas: ¿quiénestá hoy con Jesús? ¿Cómo se está hoy con Je- sús? Éstas son las preguntas de quienes quieren estar siempre con él para ser así auténticos en-viados suyos. Por analogía a los de la Iglesia, podemos ha-
blar de los sacramentos de Jesús. Y así decimos que a Jesús se le encuentra hoy en sus sacra- mentos. Sacramento es presencia real en la ausencia real.En este caso presencia real de Jesús en su ausencia real. Por eso en el cielo no habrá sacramentos.
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