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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Confianza o seguridad ¿Que decides?

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Lc9,57-62

Alfredo Infante sj

La confianza y la seguridad tienden a confundirse en nuestra experiencia espiritual. No son lo mismo. Más aún son paradójicas. El fundamento de la búsqueda de seguridad es el miedo, y la base de la confianza es el amor. Si nos tocara graficar una casa que refleje seguridad pintaríamos una casa con candados, rejas, sistemas de alarma, vigilantes y perros guardianes. Si nos tocara simbolizar la confianza pintaríamos esa misma casa, pero con puertas abiertas, sin cerca ni candados.

En el mercado espiritual hay religiones que ofrecen seguridad porque se fundamentan en el miedo. El miedo es una realidad en la existencia humana que genera angustia, nos encierra y nos presenta al otro como una amenaza. Jesús no ofrece seguridad porque su oferta no se fundamenta en el miedo sino en el amor, él ofrece una relación de confianza y libertad. Por eso, en el evangelio de hoy, se le acerca un hombre y le dice: «Te seguiré adonde vayas.»

Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Jesús no es populista, no alimenta falsas expectativas, él se ofrece a sí mismo, no ofrece nada, solo su persona, el amor y la confianza que libera de los miedos y el vacío existencial.

El paradigma de la seguridad es defensa ante las potenciales amenazas y, por tanto, profundiza la desconfianza. El paradigma de la confianza es liberación y superación de nuestros miedos, por eso San Juan dice: «el enemigo de la fe es el miedo» (Jn4,18).

En el mismo pasaje de hoy se le acercan otras dos personas que desean seguirle, pero ponen condiciones que nacen de sus propios miedos y, Jesús, concluye diciendo: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». ¿Sobre qué fundamento queremos construir nuestra vida y convivencia? ¿Sobre nuestros miedos o sobre el dinamismo del amor? Ambas realidades van a estar siempre presente en nuestra vida y proyectos pues forman parte del misterio humano.

El asunto es sobre cuál de estos dinamismos espirituales decidimos definirnos. Si nos definimos por nuestros miedos, afirmamos el paradigma de la seguridad y buscaremos un traje a la medida de nuestros miedos y, si nos definimos por el dinamismo del amor, afirmamos el paradigma de la confianza, y nuestra vida romperá siempre los trajes que nuestros miedos quieren imponernos, es decir, por expansión de nuestra libertad interior las medidas de nuestros miedos caducarán.

Esto es lo que dice Jesús cuando concluye: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios», pues vivirá atrapado en la medida de sus miedos.

Oremos Señor, danos la sabiduría para no dejarnos atrapar por nuestros miedos por muy legítimos que sean, danos discernimiento para fundar nuestra vida en el amor y vivir en el paradigma de la confianza y libertad interior.

“Sagrado corazón de Jesús, en vos confío”

Parroquia San Alberto Hurtado. Parte. Alta de La Vega.

Caracas-Venezuela.

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