OSVEN
Nosotros, los rectores de todos los seminarios de Venezuela, nos hemos reunido en asamblea extraordinaria de nuestra organización (OSVEN), el pasado lunes 19 de junio, en Caracas, para orar juntos y reflexionar sobre la gravedad de la crisis que atraviesa el país y el rol que en medio de ella y de cara al futuro están llamados a desempeñar nuestros seminarios. Nos han acompañado en nuestra reflexión Mons. Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal, en representación de la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, y el P. Luis Ugalde, s.j., ex-rector de la UCAB.
Como resultado de nuestro encuentro queremos manifestar, primero que nada, nuestro dolor e indignación por el trágico saldo de muertos y heridos, en su mayoría jóvenes, causado por la desmedida e irracional represión llevada adelante en las últimas semanas por diferentes órganos coercitivos del Estado (FANB, PNB) y por grupos delictivos armados (mal llamados “colectivos”), en contra de una población inmensamente mayoritaria que, de manera legítima y pacífica, reclama su derecho a vivir con dignidad y en democracia.
Reivindicamos el carácter constitucional de la protesta pacífica, al tiempo que le decimos un no rotundo a cualquier género de violencia, venga del sector que venga. Reprobamos también, en este mismo contexto, la detención y privativa de libertad de un importante número de ciudadanos, sometiéndoles, en muchos casos, a comparecencia ante jueces que no son sus naturales, como es el caso de la jurisdicción militar.
De igual modo, queremos expresar nuestro rechazo ante la terrible situación que está padeciendo nuestro pueblo por la carencia de alimentos, de medicinas y de debida atención sanitaria, por el cada vez más elevado costo de la vida, y por los altos niveles de inseguridad y violencia en las calles. Todas estas circunstancias, aunadas al desconocimiento por parte del gobierno del marco constitucional y de algunas de sus instituciones, legitiman absolutamente todas las expresiones de protesta pacífica de la población.
Asimismo, ante la propuesta del gobierno nacional de una Asamblea Constituyente sectorizada, uniéndonos a la voz de los Obispos de Venezuela, consideramos que la misma “es innecesaria y resulta peligrosa para la democracia venezolana, para el desarrollo humano integral y para la paz social”. Mal podría ser una “oportunidad para la paz” una iniciativa cuya convocatoria se realiza de manera excluyente, de espaldas al 85 % de la población del país. La paz es un bien que no se decreta –y mucho menos por voluntad de una exigua minoría–, sino que se construye en el encuentro, en la escucha y el diálogo incluyente.
Junto con estas consideraciones, queremos también hacer saber a todo nuestro pueblo venezolano, sin excluir a nadie, que cuenta con nuestra oración, acompañamiento y solidaridad. Todos estamos llamados a aunar voluntades para impulsar un camino de reconciliación, como condición necesaria para la reconstrucción del país, en la búsqueda de un futuro donde prevalezcan la libertad, la justicia, la paz y el bienestar para todos.
Vaya también desde aquí un especial gesto de afecto y apoyo solidario para con todas las comunidades formativas de los diversos Seminarios del país, a los miembros de sus equipos de formadores, profesores, personal contratado, y de manera muy particular a todos y cada uno de los seminaristas. Que lo duro y adverso del momento no nos muevan ni un milímetro de nuestro compromiso cristiano con el bien, la justicia y la misericordia. ¡Venezuela cuenta con nosotros para la construcción de ese futuro promisorio!
Finalmente, no queremos terminar sin dirigir unas palabras a los miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana, nuestros Padres y Pastores: damos inmensas gracias a Dios y a ustedes por el testimonio de fe valiente y comprometida y por el amor que están demostrando por su pueblo en esta hora que nos toca vivir como nación. Tengan la certeza de nuestra filial adhesión, y que cuentan con nuestro apoyo y constante colaboración. Y no olvidemos las palabras del Señor Jesús: “Acuérdense de lo que les dije: el discípulo no es más que su Maestro. Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes” (Jn 15, 20).
Momentos como estos son para estar aún más unidos como Iglesia y como Nación. Imploramos del Dios de la vida y de la paz, su fortaleza y su sabiduría por intercesión de María Santísima de Coromoto.
Con nuestro afecto
Todos los rectores de los Seminarios de Venezuela