Por nuestros Hermanos los Pueblos Indígenas y nuestra Hermana la Madre Tierra
“La tierra es nuestra casa común, es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos” (Laudato Sii N. 1, Papa Francisco)
El Consejo Misionero Nacional de la Conferencia Episcopal Venezolana, señala ante el país, que mira con preocupación y alarma la activación de la explotación minera en la cuenca del Rio Orinoco (Arco Minero), principal eje fluvial de Venezuela y asiento en todo su conjunto de decenas de Pueblos Indígenas.
Grupos académicos, sectores sociales de la más diversa índole y sobre todo la angustiada y solitaria voz de los pueblos ancestrales venezolanos se han hecho oír para pedir con urgencia un alto a ese despropósito de enormes dimensiones, el cual significa la autorización mediante la concesión a empresas mineras, básicamente extranjeras, para que exploten los enormes recursos minerales que se encuentran en estos territorios.
Los biólogos y geólogos que han estudiado el asunto señalan que se estarían tocando y dañando los llamados “Puntos Neurálgicos Hídricos” lo cual afectaría el curso de los ríos, la pureza de las aguas, y se impondría una enorme devastación de especies naturales, animales y sobre todo lo más importante de seres humanos indígenas y criollos, que directa e indirectamente se verán afectados.
No puede haber un desarrollo económico que justifique este sin sentido (Cfr Laudato Sii ). Se trata de una oferta de desarrollo engañosa, pues si como se dice, entrarán al país cuantiosos recursos financieros, los mismos no serán suficientes, para compensar el enorme pasivo ambiental que se creará. En su reciente comunicado señalan los pueblos indígenas: “El agua vale más que el oro” y es así, el oro sirve para la voracidad y la vanidad, el agua en cambio es la fuente de toda la vida. La vanidad y la voracidad a su vez podrían desatar un exterminio de los pueblos indígenas del sector y un daño a los recursos hídricos, con consecuencias eléctricas, para el país.
Solicitamos como medida urgente:
a.- Se suspenda la realización de todos los proyectos hasta tanto no se demuestren los impactos ambientales, humanos y culturales que dichas explotaciones conllevan.
b.-Se cumpla la ley de pueblos y comunidades indígenas que obliga a la consulta previa de todos los proyectos a realizarse en sus territorios ancestrales.
c.-Hacer un llamado a todos los venezolanos de buena voluntad, para impedir este hecho, ya que las cuencas de los ríos que nutren importante reservorios de vida se verán afectadas y con ellos no solo los pueblos indígenas sino también las poblaciones criollas asentados en nuestras grandes ciudades.
Cuidemos y protejamos la CASA COMÚN de Pueblos indígenas y criollos.
Consejo Misionero Nacional