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China, Rusia y Cuba: ¿un contrapeso clave?

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Foto: Archivo Web

Por Piero Trepiccione

Hemos visto la dura discusión que recién se ha dado en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas en relación al tema venezolano. La posición de Rusia y Chinaha sido firme y clara. Han usado el poder de veto que tienen para rechazar la resolución propuesta por Estados Unidos y en contrapartida, han promovido un diálogo entre Nicolás Maduro y los factores opositores venezolanos sin siquiera asomar la posibilidad de unas nuevas elecciones en el corto o mediano plazo. De manera tal, que estos gobiernos con su posición, se inscriben en un apoyo total y absoluto a Nicolás Maduro e intentan ralentizar la crisis para otorgarle un tiempo precioso que le permita superar con creces la situación actual.

Pero, y aquí tenemos que diferenciar claramente las posiciones geopolíticas de ambas naciones y considerar la de Cuba en el continente. Los rusos le han venido haciendo contrapeso a los Estados Unidos en la medida de sus posibilidades. Ya sin el calificativo de “superpotencia” de la antigua URSS, y con severas limitaciones económicas, han tratado de usar su poderío nuclear y su herencia soviética para mantener su influencia en el mundo. No les ha sido fácil hasta ahora, pero Putin teme que le ocurra algo similar a la primavera árabe promovido por la influencia estadounidense y europea y por eso juega posición adelantada siempre.

Por eso su relación con Maduro es clave. Ésta le permite mantener entretenido a su adversario histórico en su propio eje de influencia y pivotear en política internacional usando al gobierno incondicional de Venezuela a su causa global. La defensa acérrima que ha ejercido en la ONU y demás organismos multilaterales es tan abierta e indubitable que no dejar lugar a resquicios diplomáticos. Más allá del interés ruso en Venezuela por razones económicas en la venta de armas y otras menudencias, su objetivo está asociado a generar contrapesos globales a Washington para que éste no caiga en tentación de ir a por Putin.

China enigmática

Pero la posición de China si deja lugar a dudas. Hasta ahora el gigante asiático había sido enteramente pragmático en las relaciones internacionales. A pesar de sus diferencias geopolíticas y económicas con los Estados Unidos, la diplomacia china se ha centrado en sus intereses económicas jugando un bajo perfil global en materia de choques o enfrentamientos con el resto de las potencias. La diplomacia de la “sonrisa” ha sido su característica fundamental hasta ahora. Pero con el caso Venezuela parece inaugurarse una nueva era, la de los dientes.

La firmeza con la que China ha defendido a Nicolás Maduro es impresionante. Ha llegado a niveles nunca vistos en su oposición a los EEUU. Aun cuando los intereses económicos de China en Venezuela son elevados y pareciera que una posición pragmática y equilibrada le hubiese resultado mejor a sus intereses, no ha sido así y no sabemos hasta qué punto pueda llegar a alterar esto las ya complejas relaciones geopolíticas y económicas de complementariedad que han tenido hasta ahora. Es todo un dilema el que se abre con esta crisis venezolana.

Aferrarse a Nicolás

Y en relación a Cuba, aunque su influencia global es mínima, sirve de pivot a la posición rusa y a sus propios intereses. La dependencia económica cubana de Venezuela es enorme. Es su fuente de financiamiento neosoviético vital para su subsistencia. Y más aún en la actualidad donde la popularidad de los Castro ya no existe y Diaz Canel es solo un burócrata poco apreciado por el pueblo cubano. Sin Nicolás Maduro no habrá subsidios a la economía cubana; eso lo tienen claro en La Habana desde hace rato y por ello su influencia permanente en todo lo concerniente a la seguridad de Maduro y sus cuadros claves para su sostenibilidad.

En virtud de ello, surge la interrogante: ¿podrá este triángulo global hacer contrapeso suficiente para que no haya cambio político en Venezuela? Viendo la caracterización del cuadro conflictivo venezolano con una población en más de un ochenta por ciento descontenta y desesperada, con más de tres millones de migrantes causando impactos socioeconómicos en diversos países de la región, con una hiperinflación brutal y con un alineamiento de más de cincuenta países incluyendo a los EEUU y la Unión Europea; será difícil, no hay ninguna duda.

Fuente: Efecto Cocuyo

 

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