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Carta a mis comadres

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75036_338x198_0617483001398649551Queridísimas comadres: tengo muchas comadres, las mamás de todos los que estudian en Fe y Alegría, y en los últimos años tengo otras comadres más cercana: ustedes, Las Madres Promotoras de Paz(MPP)  que se han dado la oportunidad de reencontrarse consigo mismas, perdonar, pedir perdón y perdonarse  y han decidido volverse madres de otros en sus comunidades.

¡He visto muchas cosas bonitas en ustedes, me han enseñado tanto!. Han sido capaces con humildad de reconocer que no siempre han hecho las cosas bien con sus hijos e hijas, y se han dispuesto a escribir otros guiones en esa novela de sus vidas. ¿Te acuerdas Elsy cuando nos contaste lo que conversaste con tu hija? También las  he escuchado  cómo cansaban a sus esposos con reclamos y quejas al final del día y se dieron cuenta que era mejor esperar la mañana para conversar. Nos reímos cuando una tocaya, del grupo de Buen Retiro – San Félix- contó lo que su pareja le había dicho: “Inscríbete en todos los cursos de esa escuela,  desde que estás en eso de las MPP no hemos peleado”, y todas te dijimos que te podías graduar. He visto con admiración su fe  infinita, ¿ Será de ahí de dónde sacan tanta energía las madres de La Victoria, con Del Valle a la cabeza?.  Ante cada problema que aparece en la comunidad Del Valle no se desanima, “¡Hay que hacer algo!” dice. Ahora hasta una coral tienen. Yo me apropio de esos logros y me inflo también.  Es admirable la perseverancia de Maritza, de Nueva Chirica. No hay obstáculo insalvable.

Les cuento que estamos creciendo: varios grupos en Valencia y Maracay, ¡unas mujeres hermosas de la mano de maestras super pilas! Y este mes de mayo el regalo de los grupos de Caracas y el Estado Miranda. No han terminado su curso básico, pero ya están animadísimas. Y yo también. Seguimos soñando con que no seamos solo madres y comadres, sino también los padres. Yo  he conocido padres tan buenos que parecen madres. Jajaja. Es un chiste “maternal”, pero es cierto.

Hay que soñar con convertirnos en un gran coro, porque hay mucho qué hacer. ¿No se animan a contribuir con las madres de los 5.000 niños que esperan por ser operados en el JM de Los Ríos? Yo lo estoy pensando, esas mujeres deben sufrir mucho y  viendo el dolor de sus pequeños en una eterna lista de espera. ¿No se animan a replicar los planes vacacionales como esos que hacen las Madres de Brisas del Orinoco o los de La Victoria? Yo si, por mi cabeza pasan montones de niños y niñas de la mano de sus “madrinas” y los recreadores voluntarios pintando, actuando, conociendo los parques de la ciudad. ¿No se animan a formar grupos de parrandas y aguinaldos con sus hijos, nietos, vecinos? Les juro, es como mágico, hasta se nos olvidan las colas.

Hay mucho qué hacer comadres, es verdad que nos reímos y nos alegramos compartiendo las cosas buenas que se van haciendo, pero las armas y las balas siguen buscando víctimas, ustedes y y sabemos que hay mucha droga suelta. Los que toman decisiones tienen que escucharnos. ¡Tenemos que ampliar el coro! El mar salado necesita más gotas dulces. ¡Aquellas que si crean digan si! Las quiero mucho,

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