¿Conocen ustedes a alguien que no sienta malos deseos, que no se enfade con
otro, que no sienta atractivo sexual, que no transmita chismes con regocijo cuando
hace reír, que alguna vez no se quede con dinero ajeno? Son expresiones de la
tendencia al mal en cada uno y aun los santos canonizados cayeron alguna vez en
esas inclinaciones. Todos menos una mujer privilegiada, la Virgen María. Desde el
momento de su concepción y luego como niña y adolescente no veía el mal en los
demás, o si lo veía, lo perdonaba. Sus padres, Joaquín y Ana, estaban muy
contentos con ella. Los padres de María y de un joven llamado José habían
arreglado todo para que se convirtieran en marido y mujer. ¿Se enamoró María de
José? Seguramente lo vio como el esposo ideal y por eso le pareció bien casarse
con él. Pero Dios envió al arcángel Gabriel y allí comenzó otra historia, aún más
impresionante: concebir sin ayuda de varón por obra del Espíritu Santo y la Virgen
mantuvo su virginidad toda la vida.
Hay quienes no creen en esta historia y dicen que es imposible. Pero para Dios
nada es imposible, como se lo dice Gabriel a la Virgen al hablarle de su prima
Isabel, que ha concebido en su vejez, hoy diríamos pasada su menopausia. Y
María se pone en camino para atender a su prima en los últimos tres meses de su
embarazo. Las autoridades religiosas no se enteraron ni entonces ni nunca de
estos acontecimientos ocurridos a una familia insignificante en un lugar casi
desconocido. Dios actúa de forma muy distinta, contrapuesta, a los valores y
desvalores sociales de entonces y de siempre. No quiere figurar en las redes
sociales ni llenarse los bolsillos con el dinero de todos. Escoge lo pequeño, lo
pobre, lo marginado para manifestarse y ayudar a que la historia humana sea
mejor. Y la historia humana más importante no es la de los que obran el mal,
aunque salgan todos los días en los medios de comunicación. Es de Jesús, es de
María, es de José… ¿será también de mí y de ti? De cada uno depende la
respuesta y por eso le queremos pedir a esta Virgen sin pecado que lo disminuya
en esta sociedad venezolana que nos ha tocado vivir, y para eso que lo rebaje en
cada uno de nosotros. Como dijo el poeta:
En tu cara ovalada, tez morena,
brilla la perfección de la hermosura,
como la nieve de las cumbres, pura,
y como el cielo, todo azul, serena.
De tu cuerpo gentil, Madre querida,
Templo santo de DIOS y de su hechizo
algo puede decir la lengua mía.
Porque de tu alma, que le daba vida,
solo EL que hombre en tus entrañas se
hizo
la belleza ideal pintar podría.
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