El Papa Francisco ha compartido una reflexión sobre la importancia del humor y la autoironía en un ensayo publicado por el New York Times, basado en su próximo libro “Esperanza: La autobiografía”, que saldrá a la luz en enero. En sus palabras, el Pontífice destaca cómo el humor puede ser una herramienta poderosa para combatir el narcisismo y evitar caer en la melancolía.
Francisco subraya que el Evangelio invita a los fieles a recuperar la capacidad de sonreír, recordando la espontaneidad y humanidad de los niños y ancianos que encuentra en su camino. Según el Papa, renunciar a la humanidad puede llevar a una peligrosa anestesia emocional, que afecta tanto al individuo como a la sociedad y la Iglesia.
En el ensayo, el Papa defiende la ironía como una “medicina” tanto para iluminar a los demás como para uno mismo, sugiriendo que reírse de uno mismo es un antídoto contra el narcisismo. “El mejor consejo frente al espejo es reírnos de nosotros mismos”, afirma Francisco, quien también cita un proverbio que dice que solo los muertos y los no nacidos son perfectos.
El humor ha sido un tema recurrente en el papado de Francisco. En junio, organizó una reunión sin precedentes con más de 100 comediantes en el Vaticano. También ha mencionado en diversas ocasiones su aprecio por la oración de Santo Tomás Moro sobre el sentido del humor, que recita diariamente. En su ensayo, recuerda anécdotas humorísticas de sus predecesores San Juan XXIII y San Juan Pablo II, quienes utilizaban el ingenio para suavizar las rígidas expectativas clericales.
El Papa también compartió un chiste sobre sí mismo, narrando una imaginaria experiencia al volante de una limusina en Nueva York, que culmina con un desconcertado policía informando a su jefe que el conductor del vehículo es nada menos que el propio Pontífice.
Francisco concluye su reflexión destacando que, aunque algunos sacerdotes pueden parecer amargados o autoritarios, muchos disfrutan del humor y son hábiles contadores de historias cómicas. Su mensaje refuerza la idea de que el humor no solo es compatible con la fe, sino que es esencial para una vida plena y alegre.
Versión del artículo de : Jonah McKeown
Para : Aciprensa