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bernie-sanders-xlsemanal-1-768x773Son dos figuras de peso en Estados Unidos. El senador Bernie Sanders, rival de Hillary Clinton en las primarias demócratas, y el cineasta y activista Spike Lee analizan las causas de la victoria de Donald Trump y el futuro de su país

Emma Brockes

Bernard Sanders entra en tromba en el hotel de Manhattan donde tiene lugar el encuentro. Ya no es el Sanders con cara bonachona que durante la campaña electoral usaba el ingenioso lema de «Feel the Bern» [‘Siente el Bern’, juego de palabras entre su apellido y la palabra burn: ‘quemar’]. El aire divertido previo a las elecciones ha sido sustituido por un semblante serio, por la sensación de que ahora, una vez que Hillary Clinton ha sido derrotada, le toca a él ser el hombre del momento. No en vano el senador Sanders -un independiente, aunque disputara a Clinton la nominación demócrata- se ha convertido en una de las figuras más relevantes de un desconcertado Partido Demócrata, que lo acaba de nombrar coordinador de participación ciudadana para intentar recuperar a los votantes desengañados. Por de pronto al simpático Bernie de la campaña le toca ejercer ahora de «senador Sanders», un político con 40 años de experiencia que quiere combatir a la política con política y que no admite lamentos.

Spike Lee, frente a él, es todo emoción. Apoyó a Sanders en las primarias para ayudarlo a mejorar su popularidad entre los negros y ahora es un representante de la oposición total contra Trump. El pensamiento de Sanders, por su parte, es estratégico. Ante la victoria de Donald Trump, el intercambio de ideas entre ambos resulta fascinante.

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Bernie Sanders. Hola, Spike, ¿cómo estás?

Spike Lee. Fatal, senador.

Sanders. Sí, lo entiendo. Nos enfrentamos a tiempos muy difíciles. Pero tenemos que seguir adelante y me gustaría contar contigo.

Lee. Claro, haré todo lo que pueda para ayudar. Pero ¡mire la gente que Trump está nombrando para su equipo! ¿Cómo se llama ese tipo, Bannon, Brannon?

Sanders. Bannon.

Lee. ¡Vaya tipo!

Sanders. Va a ser su asesor político o algo así.

Lee. ¡Ja, ja, ja!

Sanders. Pues sí…

Lee. A mí me parece que, en el fondo, todo es una reacción a aquel día en que Obama puso su mano derecha sobre la Biblia de Lincoln. Todo empezó cuando un negro se convirtió en presidente.

Sanders. Bueno, en parte es así, pero esa no es toda la verdad. Personas que votaron a Obama en dos elecciones ahora han optado por Trump. No voy a negar que hay mucho racismo, xenofobia y sexismo, pero también hay un montón de gente a la que le van muy mal las cosas. Tienen dos o tres trabajos a la vez, están preocupados por sus hijos, no pueden llevarlos a la guardería o a la universidad; y entonces llega Trump y les dice: «Soy el defensor de la clase trabajadora». Además, es un buen actor, domina el espectáculo… y la gente lo creyó.

Lee. Sí…

Sanders. Ahora hemos de trabajar en tres áreas. La primera: enfrentarnos a Trump con uñas y dientes si vemos que da algún paso hacia el racismo, la xenofobia y el sexismo e intenta dividir nuestro país. La segunda: si va en serio con lo de crear más empleos y subir salarios, debemos colaborar con él. Pero otra cosa te digo: lo que más me preocupa es que cree que el cambio climático es un engaño.

Lee. A mí lo que me quita el sueño es que tenga los códigos nucleares.

Sanders. Sí.

Lee. ¡Este hombre tiene los códigos!

Sanders. Así es.

Lee. Si me lo permite, señor. ya sabe que a mí me encanta el deporte. Y esto que ha pasado ya lo he visto muchas veces. un equipo cree que ha ganado y los jugadores en la banda empiezan a celebrar la victoria antes de tiempo y al final pierden. Pues bien, los Clinton pensaban que habían ganado.

Sanders. Hum…

Lee. Hillary Clinton no tiene asegurada por nacimiento la Presidencia. Trump, en cambio, luchó hasta el pitido final.

Sanders. Eso es cierto. Trump celebraba tres y hasta cuatro actos diarios por todo el país; trabajó 20 horas al día. Pero todo esto va más allá de los Clinton, Spike. Tiene que ver con el Partido Demócrata.

Lee. ¿Alguna vez le ofrecieron el puesto de vicepresidente, señor?

Sanders. No, en absoluto.

Lee. ¿Habría dicho que sí?

Sanders. Hum, probablemente. Pero eso es mirar otra vez al retrovisor.

Lee. Cuando me desperté la mañana siguiente a las elecciones, el mundo había cambiado.

Sanders. Un mundo muy diferente. Y muy aterrador. Pero tenemos que ir más allá de eso.

Lee. Pero ¿cómo puedes decirle a otro país que tiene que pagar un muro?

Sanders. Bueno, creo que mucha de la retórica de Trump en campaña tiene poca trascendencia en la vida real.

Lee. ¿Cree que sus votantes no van a obligarlo a que cumpla todas esas cosas atroces que dijo?

Sanders. Creo que lo que tenemos que hacer es obligarlo a que se atenga a lo que dijo sobre lograr salarios más altos y crear nuevos puestos de trabajo y plantarle cara en lo demás.

Lee. Pero ¿cómo lo vamos a hacer si los republicanos tienen la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado?

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Sanders. Lo vamos a hacer porque el pueblo estadounidense apoya nuestras posiciones y no las de Trump. Lucharemos duramente por la subida del salario mínimo, por la creación de millones de puestos de trabajo, por universidades libres de tasas académicas, por una solución al problema de los créditos a estudiantes, por la atención a los niños… Tenemos que hacer que Trump pase a la defensiva. Y aquí tú puedes hacer una contribución importante, tú y otros como tú, que conocéis los medios de comunicación: tenemos que hacer que la gente se agrupe detrás de una agenda progresista.

Lee. Vale, pero ¿no es el presidente de Estados Unidos el que nombra a los jueces del Tribunal Supremo?

Sanders. Claro que lo hace. Sí, Trump va a ser el presidente. Esa es la realidad, Spike. Nuestra tarea es averiguar qué podemos hacer contra él desde la oposición. Y tenemos que actuar con mucha inteligencia.

Lee. Vamos a necesitar de su liderazgo, senador.

Sanders. Si mi liderazgo significa algo, que sea para unir a la gente. La política es así. alguien puede tener un punto de vista concreto, pero, si organizo una oposición masiva contra ese punto de vista, quizá esa persona acabe reconsiderándolo. No creo que el pueblo norteamericano quiera deportar a millones de personas. No creo que no quiera permitir la entrada en el país de más musulmanes. Pero sí creo que quiere una economía que ayude a la gente trabajadora, no a los multimillonarios. Puedes frenar o derrotar a tu adversario uniendo a la gente y demostrándole que se encuentra en el lado equivocado de la historia.

Lee. ¿No es cierto que se han hecho muchos estudios que probarían que usted se habría impuesto a Trump?

Sanders. Sí. Muchas encuestas lo han sugerido.

Lee. Es una pregunta retórica, pero me gustaría que los lectores lo entendieran con toda claridad: ¿qué hacemos ahora? ¿Sigue habiendo alguna esperanza?

Sanders. La esperanza está en entender que el Partido Demócrata ha dado muchos tumbos en las últimas décadas. No es solo cuestión de estas elecciones, Spike, por muy desastrosas que hayan sido. La clave es que los republicanos controlan el Senado, la Cámara de Representantes y en torno a dos tercios de los puestos de gobernador del país; y que en los últimos ocho años los demócratas han perdido más de 900 escaños en los parlamentos estatales. Para mí, eso significa que el Partido Demócrata tiene que reflexionar muy en profundidad sobre lo que es y hacia dónde va. No puede seguir siendo un partido de la élite liberal, un partido de gente rica. Tiene que volver a ser el partido de la gente trabajadora, tanto negra como blanca como latina. Nuestro partido no va de galas para recaudar donaciones, sino de actos con los sindicatos, con los veteranos de guerra, en el campo, en las ciudades del interior…

Lee. ¿El equipo de campaña de Clinton pensaba que heredaría automáticamente a los votantes de Obama? No ha habido el mismo entusiasmo por Clinton que en su día hubo por Obama.

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Sanders. Eso no te lo discutirá nadie. Clinton ganó entre la comunidad negra con mucha ventaja, pero el nivel de participación fue bajo.

Lee. Hay una cosa que sigo sin terminar de entender…

Sanders. ¿Por qué Clinton perdió entre las mujeres blancas?

Lee. Justamente.

Sanders. Muchas personas no votaron a Trump por sus declaraciones racistas ni por sus declaraciones sobre la emigración o sobre la mujer. Se benefició de la angustia económica y la rabia y la frustración.

Lee. ¿Cree que la gente es capaz de separar sus declaraciones racistas y sexistas de sus políticas?

Sanders. Sí. Creo que la gente lo ve como: «Necesito un trabajo, mis hijos tienen que ir a la universidad, y Trump nos lo ha prometido». En mi opinión, eso es lo que ha ocurrido.

Congresista mediático

Bernie Sanders lleva en política desde los años sesenta. Se opuso a la guerra de Irak, luchó contra los recortes de impuestos de Bush, defiende la asistencia sanitaria uni9versal de salud o los derechos civiles y se opone a las políticas de vigilancia másiva. Tras la victoria de Trump, es el político del ala demócrata más popular en Estados uNidos, sobre todo entre los móvnes de las grandes ciudades.

Cineasta y activista

Fundador del movimiento cinematográfico New Black Cinema, Spike Lee es el cineasta negro más influyente de Estados Unidos. Muchas de sus películas, como ‘Haz lo que debas’, ‘Malcolm X’ o ‘La marcha del millón de hombres’, son activismo en estado puro.

Fuente:

http://www.xlsemanal.com/personajes/20161228/bernie-sanders-spike-lee-sobre-trump.html

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