Salud y paz en el Señor Jesucristo.
Lo que está pasando en la frontera es un crimen de lesa humanidad. El ataque y asesinato de civiles desarmados por bandas armadas y la destrucción de medicinas y alimentos implica una grave responsabilidad según las leyes internacionales, que contemplan fuertes sanciones. Soldados de la patria, no se hagan cómplices de semejantes crímenes. En la gente que sufre pueden estar sus hijos, sus cónyuges, sus padres.
Señor Dios, detén las mentes y manos homicidas.
Debemos suscribir lo afirmado por la presidencia de la Conferencia Episcopal en su reciente mensaje del pasado 21 de febrero:
“El país necesita la ayuda humanitaria. El régimen tiene la obligación de atender las necesidades de la población, y por ello facilitar la entrada y distribución de la misma, evitando cualquier tipo de violencia represiva. Pedir y recibir ayuda no es ninguna traición a la patria; antes bien, es un deber moral que nos incumbe a todos, ante las carencias y urgencias dramáticas que padece el pueblo venezolano ” (n. 2 ).
Y más adelante: “Estamos en contra de todo tipo de violencia. Invitamos a la Fuerza Armada Nacional para que se ponga del lado del pueblo al que pertenece. El juramento de hacer cumplir la Constitución (…) tiene como principal destinatario al pueblo venezolano: es el compromiso de defenderlo, de proteger de proteger sus derechos inalienables y de hacer brillar su dignidad humana. En conciencia no deben cumplir órdenes que atenten contra la vida y seguridad de la población. En estas circunstancias deben permitir el ingreso y la distribución de la ayuda internacional ” (n. 6).
Oremos al Señor por Venezuela en estos momentos difíciles, para que cese la violencia y el derramamiento de sangre y se restablezca la paz, para que nuestra patria se encamine por sendas de progreso y libertad.
Virgen de Coromoto, renueva la fe, la esperanza y el amor en toda la extensión de nuestra patria.
Con mi afecto y bendición,
+ Freddy J. Fuenmayor S.
Obispo de Los Teques