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Edificio Centro Valores, local 2, Esquina de la Luneta, Caracas, Venezuela.

Gonzalo Oliveros Navarro

Ayer, en tuiter, una joven venezolana escribió, palabras mas, palabras menos, que solo es desde hace 20 años que los hogares en las familias venezolanas, tenían teléfono fijo.

Cuando leí el mismo, busqué inmediatamente la información sobre la emitente del mensaje y observé que es una seguidora de cuentas vinculadas al señor Maduro. Ello me llevó a la duda de pensar si lo escrito se correspondía con su buena fe o con una línea política. En cualquiera de los dos casos vale la pena dedicarle unas líneas.

Hace mas de 15 años una de las sedes del Rotary Club en el estado Anzoátegui venezolano, donde viví desde 1981 hasta el 2017 me invitó a dictar una conferencia.

Ya existía en mí una preocupación. La ideologización que estimaba en curso.

Afirmé en ella que los padres y educadores estábamos obligados a hablarle a nuestros hijos y alumnos de historia. De esa parte de nuestra vida que nosotros, nuestros ancestros y libertadores ayudaron a construir.

Puse como referencia de la misma el Complejo Criogénico de Oriente, inaugurado en la costa de ese estado en los años 80 del siglo pasado. Les sostuve que, si lo permitíamos, a los niños y jóvenes podía afirmársele que el mismo lo había construido el proceso que se iniciaba y que ellos lo creerían, total, porque ya lo vieron hecho. Que era nuestra obligación informarles las cosas que habíamos construido, lo que habíamos realizado y también en lo que habíamos fallado.

Por haber omitido nuestra obligación, afirmaré – pensando en la buena fe de la joven- que ella cree eso porque es lo que ha visto y lo que, por su filiación política cree o le han hecho creer. Pero deben saber sus contemporáneos y quienes fuera de Venezuela la han podido leer a ella y a mí, que eso es falso. Que Venezuela mucho antes de llegar al poder el señor Chávez y quienes le acompañaron aun hasta hoy, era un país pujante y civilizado, no la montonera en que ellos la han convertido.

Por cierto, el 61-37-06, era el número de teléfono que en 1965 –hace 54 años- mi abuela tenía en su casa clase media de la urbanización Los Chaguaramos en Caracas, donde vivíamos.

@barraplural

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