Espero que a partir de ese día tengamos la grandeza de trabajar unidos desde la decisión que tomemos como ciudadanos, con los aportes constructivos de todos los lados
Francisco de Roux
Cada uno de nosotros tiene que decidir hoy entre alternativas distintas para superar la crisis espiritual que nos llevó a la violencia política.
Ante un asunto tan grave, siento la responsabilidad de expresar públicamente mi opción individual, que no compromete a ninguna institución, y de dar la explicación de esta. Lo hago no para excluir ni considerar menos buenos a quienes piensen distinto, sino para contribuir al discernimiento en el que cada uno tiene que hacerse su propio juicio moral. Yo voto por el Sí.
Lo hago con total respeto por quienes honestamente llegan a una conclusión opuesta a la mía y votan en consecuencia; y, por supuesto, con total independencia de las manipulaciones y mentiras que introduce la politiquería en la más seria de las causas. Acepto de antemano el resultado del plebiscito. Confiado en mi fe en el Dios de Jesucristo, que se abre paso entre las limitaciones, barbaries y aciertos de nuestra historia. Espero que a partir de ese día tengamos la grandeza de trabajar unidos desde la decisión que tomemos como ciudadanos, con los aportes constructivos de todos los lados.
Mi voto es el resultado del análisis del complejo texto de los acuerdos, que, como todo documento en análisis, puede ser despedazado por la crítica o absolutizado por la ideología. Porque considero que se trata del mejor texto que en las actuales circunstancias se podía producir, con muchos aciertos y algunos vacíos. Por eso lo valoro en su integridad, pues es todo su conjunto, y no las partes ni las frases sueltas, lo que nos puede asegurar, en una aplicación inteligente y democrática de él, según las condiciones variantes, la solidez que demos a la finalización de la guerra política que hemos empezado hace 11 días con el cese del fuego bilateral.
Mi interpretación del texto está hecha desde el conocimiento del contexto, por haber vivido durante más de treinta años bárbaros al lado de las víctimas. No obstante, soy consciente de que otros que también vivieron directamente la guerra puedan tener otra lectura. No tengo espacio en esta columna para presentar todas mis razones para el Sí. Están enriquecidas por centenares de amigas y amigos que rechazaban la violencia de todos los lados y murieron esperando la paz. He dado esas razones en muchos escenarios públicos y en muchas de estas columnas.
Soy perfectamente consciente de la magnitud de las tareas que tendremos que enfrentar con un triunfo del Sí, para que la verdad, la no impunidad, la reparación de todas las víctimas y la no repetición se conviertan en realidad. Y para empezar la construcción del país que soñamos. Veo con dolorosa preocupación, pero no con miedo, el escenario de un triunfo del No porque nos precipitaríamos en años de incertidumbre sobre el filo de la violencia política y se destruiría lo construido en estos cuatro años para finalizar el conflicto armado. En ese escenario, los frentes de las Farc, hoy unidos por el pacto, se disgregarían en la violencia del ‘sálvese quien pueda’, mientras que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la Unión Europea y todos los países del mundo que nos habían acompañado se retirarían ante la perplejidad de una nación que rechaza una opción serísima de consolidar su gobernanza.
Quiero advertir, con todo respeto por las personas, y particularmente por el Presidente, a quien agradezco la coherencia con que se jugó todo su capital político por la paz, que cuando tomo esta opción por el Sí no me importa para nada el futuro político de Juan Manuel Santos y su coalición, ni tampoco el futuro político de Álvaro Uribe y el Centro Democrático, ni el futuro político de las Farc, ni el del Eln si entra en negociación; me importa solamente el que podamos vivir como seres humanos.
Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/mi-voto-francisco-de-roux-columna-eltiempo/16694646