Por Rafael Hernández
En algunas conversaciones, se me pregunta… “Ustedes, que es lo que piden para su país”. Yo asumiendo un resumen de tal cuestionamiento planteo:
Yo pido que pueda ir a comprar alimentos y conseguir los mismos en las condiciones y marcas que deseo.
Yo pido que, en el local de las farmacias, consiga las medicinas para mi mamá, mi tía o para mí en las condiciones normales de abastecimiento regular para garantizar mi vida.
Yo pido que en los momentos en que comienza a irse la luz del sol, pueda mantenerme en cualquier sitio del país sin riesgo de ser asaltado, hurtado, violado o golpeado por personas que quieren apropiarse de mis cosas y de mi vida.
Yo pido que, en la Universidad Central, o en cualquier otra universidad, volvamos a tener el número de profesores y estudiantes con entusiasmo y con un proyecto de país en el que queramos todos aportar para construir un mejor país.
Yo quiero que pueda tener zonas verdes cuidadas, que logre una vía adecuada sin huecos, iluminada, quiero poder ir de un lugar a otro en mi parroquia con algunas garantías.
Yo aspiro a no tener 27000 muertos por los hampones, los choros contra la población.
Yo pido poder tener varios diarios en los kioskos con suficiente variedad y libertad para escoger quiénes me informen y con cuál orientación.
Yo pido un país en el que pueda moverme de un lugar a otro con líneas de transporte que funcionan regularmente para las comunicaciones entre el territorio nacional.
Yo pido promover la reparación de miles de autobuses del gobierno parados por alguna avería y no son atendidos por las autoridades gubernamentales.
Yo pido tener médicos, enfermeras, alcohol, analgésicos y medicinas en todos los hospitales. Basta de tener miedo de ir a un lugar público de salud a morir por no lograr las condiciones mínimas para ser curado.
Yo pido lograr unas escuelas y liceos con maestros adecuados, profesores adecuados, con suficiente abastecimiento para laboratorios, bibliotecas, internet para todos los estudiantes.
Cosa más ordinaria en un país democrático, una manifestación por cualquier cosa y que cuente con el acompañamiento de la policía. No la represión, no la persecución de sus promotores.
Yo pido tener un país en el que tenga permanentemente luz.
Yo pido tener un país en el que tenga gas para cocer mis alimentos.
Yo pido comunicaciones claras por vía telefónica y una red de internet que nos permita estar a la altura de las conexiones en el país y con otros, ubicados en países cercanos o lejanos.
Yo pido estar abastecido del agua, más en un país con tantos ríos, me niego a no tener que poder estar bañado con agua corriente más de la mitad de los días de la semana.
Yo pido tener parques, plazas y otros sitios para pasear, pensar, lograr bajar las presiones. Con suficiente protección para sus visitantes y con atención a sus instalaciones.
Una serie de cosas. Normales. Todas urgentes. No es un programa de gobierno. Es una llamada de atención. Porque nuestra calidad de vida ha caído en estos años de “Revolución Bonita”.
Cuando me indican cuales son las urgencias para el Presidente Guaidó les indico, está fácil, no queremos sino una serie de cosas que muchos teníamos antes y ahora las esperamos desde barrios y urbanizaciones de un país bello y con muchas posibilidades, Venezuela.