Fijando la agenda
Una definición sui generis de campaña electoral es lo que se denomina “un torneo de temas”. Algo así como una competencia donde cada uno de los factores en disputa trata de colocar sobre la agenda pública, un conjunto de temas cuyas características esenciales son asociadas a quien los promueve. Ejemplos de ello tenemos por doquier en la historia política de Venezuela y el mundo. Bill Clinton en 1992 y la economía, Hugo Chávez en 1998 y la constituyente, Andrés Velazquez en 1989 y la corrupción, Wladimir Gessen en 1988 y el narcotráfico, Alejandro Toledo y la democracia, Alexis Tsipras y la deuda, entre muchísimos otros. Casi que pudiéramos afirmar que “cada campaña, un tema”. Y es que fijar la atención de la opinión pública sobre uno o algunos temas en específico es un desafío que cualquier candidato debe acometer si quiere realmente copar la agenda pública y por ende el retorno político que le garantice el favor popular el día de las elecciones. Estratégicamente, un candidato debe luchar por colocar en el primer orden de importancia su propuesta discursiva en aras de desarrollar todo el proceso comicial a la ofensiva y generando resonancias en todos los estratos de la sociedad.
La agenda parlamentaria de 2015
Venezuela ya tiene fecha de elección parlamentaria nacional: domingo 6 de diciembre. Y aun cuando oficialmente no estemos en campaña electoral, ya desde las distintas fuerzas políticas se hacen movimientos tácticos y estratégicos para colocar diferentes temas frente a la opinión pública en aras de enganchar el fervor popular tan necesario para lograr la victoria. Despuntan hasta ahora dos temas fundamentales, por una parte la situación económica actual promovida por los factores políticos alrededor de la Mesa de la Unidad Democrática y por otra, el estado de la relación bilateral con la República Cooperativa de Guyana en el caso de la disputa territorial del “Esequibo” promovido por el Partido Socialista Unido de Venezuela y el Gran Polo Patriótico. Son dos temas con amplias repercusiones en la agenda pública nacional. Existen sin duda otros temas adicionales, pero por ahora son éstos los que destacan existencialmente hablando y con impactos electorales. Probablemente sean los grandes protagonistas del debate político intenso de las próximas semanas y su asociación estratégica con quienes lo promueven tendrá relación directa con el voto popular que definirá la correlación de fuerzas de la nueva Asamblea Nacional a instalarse el próximo 5 de enero de 2016.
Guyana versus la economía
El nacionalismo es una herramienta que permite aglutinar tendencias de opinión pública. Respaldos, amalgamamientos, unificación de criterios, muchas veces inclusive, por encima de visiones partidistas o ideológicas. Muchos líderes políticos y estadistas en algunos momentos cruciales de la historia han logrado unificar sus pueblos en torno a un sentimiento nacionalista. La disputa con Guyana por el territorio Esequibo es de larga data. Hay canciones, discursos y arengas históricas que le han sembrado a la mayoría de venezolanos un sentimiento de pertenencia casi mágico-religioso capaz de mover la fibra en tan delicado tema. El presidente Maduro y el Gran Polo Patriótico en general, le están apostando duro a esta disputa diplomático-territorial en los actuales momentos.
El descontento es otra herramienta fundamental que aglutina fuerzas en la opinión pública. En este caso particular, el asociado a la situación económica actual de Venezuela y a las dificultades para accesar a los productos de la canasta básica por la escasez y el desabastecimiento. Pero también por la escalada inflacionaria que deteriora el poder adquisitivo de la gente complicando la posibilidad de obtención de algunos productos. El liderazgo político de la Mesa de la Unidad Democrática le apuesta con mucha firmeza al descontento reflejado en las encuestas de cara a la elección parlamentaria.
Pero cuál será el tema que realmente cope la escena política nacional en las próximas semanas. La situación se torna compleja. Los escenarios más probables indican una agudización de los impactos económicos sobre las familias; pero también, una escalada diplomática que seguramente involucrará a toda la región con el Caso Esequibo mantendrá el interés de la población. ¿Guyana o la economía? Un debate candente que más allá de las visiones ideológicas que dividen al país, tendrá un impacto directo y certero sobre las audiencias electorales y sobre el futuro cercano de Venezuela.