Por José Guerra | Diario 2001
Dijo que volvería y volvió. El martes 11, a las 5:00 pm entró a Venezuela por el aeropuerto de Maiquetía que sirve a la ciudad de Caracas, Juan Guaidó. Días antes Freddy Bernal había tomado la frontera de Táchira con Colombia, como jefe civil y militar de facto de ese Estado. De nada valió esa maniobra. Juan Guaidó retó al régimen, ingresando al país por la puerta grande, tras una exitosa gira por las principales capitales del mundo democrático.
El régimen se equivocó de nuevo, una vez que ya era evidente que Guaidó regresaría por Maiquetía. No quiso o no pudo bloquear la entrada y recurrió entonces a las pandillas armadas, que se dedicaron a agredir al propio Guaidó, quien soportó estoicamente como un caballero, las agresiones verbales y físicas de una señora enviada para incitar a que Guaidó cayera en sus provocaciones, pero no lo hizo. Todo ese show fue orquestado por un torturador de oficio con una pasantía de crueldad en la DGCIM, el coronel Rafael Franco Quintero, denunciado una y otra vez por los organismos defensores de los derechos humanos, como un sujeto que aplica tormentos a los presos en los calabozos de la DGCIM.
Para acentuar su error, por órdenes de sus jefes, los patoteros del PSUV golpearon a los diputados, entre ellos a Carlos Berrizbeitia, a quien le propinaron una paliza y a los periodistas, a quienes robaron sus teléfonos celulares como ya es usual, le rompieron las cámaras y además los apalearon a mansalva. Todo ello está documentado, grabado y filmado a la espera de la justicia terrenal. Pero eso también evidenció que ese personaje llamado Tareck William Saab, cuyo oficio es el de perseguidor, no ha abierto la boca para al menos disimular que investigaría los hechos de aquel día.
Y todavía hay más. Esa noche, respirando por la herida y vomitando el odio intrínseco en él, Diosdado Cabello, por su propia cuenta y actuando como juez y parte, condenó al tío de Juan Guaidó, el señor Juan José Márquez como portador de explosivo C4, bombas, entre otros artefactos militares, en el vuelo de la aerolínea TAP proveniente de Portugal. Cuatro horas después, el señor Márquez fue presentado ante un tribunal del estado Vargas, donde el fiscal acusador le formuló todos los cargos previamente enunciados por Cabello. Un día más tarde, el presidente de TAP dijo que era imposible que alguien ingresara a sus aviones con explosivos, desmontando la falsedad de Cabello.
Esta aberración de la justicia es una de las cosas que hay que cambiar de manera urgente. Sin embargo, el día 14 de febrero, la cabeza del régimen dijo que él no tenía opinión sobre la prisión del señor Márquez porque eso era un problema de la justicia, con lo cual en ese punto, pareciera distanciarse de Cabello. Contradicciones en el seno del régimen. Importante fue lo que dijo Guaidó la noche del 11 de febrero: “Vamos a luchar por elecciones libres, como vía para rescatar a Venezuela de la crisis y darle así al pueblo mejores condiciones de vida”. Y agrego yo, para que en el país cese el odio y civilicemos la política.