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Vivir la política desde la violencia delincuencial

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wpid-nominado-a-cara-e-tabla-del-ano-jose-pinto-tupamaro-los-colectivos-no-son-violentos-800x533Mirla Pérez

Las líneas que a continuación escribo es producto de un trabajo de investigación desarrollado en aula bajo mi tutoría. Se trató de una investigación basada en una historia de vida, la de Emilio, quien resultó ser un dirigente político de la izquierda chavista y, también, delincuente. Una vía: la violencia, dos caminos: la política y la delincuencia.

Emilio es un hombre popular en cuya vida coinciden dos prácticas: la delincuencia (roba, mata, somete a las personas, está permanentemente fuera de la ley y la convivencia, etc.) y la política (presenta un discurso ideológico, se adhiere a un proyecto y desde allí conduce su vida en un tiempo determinado).

Epistemológicamente[1] nos encontramos con que en una historia-de-vida se encuentran las prácticas de toda una comunidad o grupo social. No se reduce a la experiencia individual, sino que se trata de todo un proceso de interacción y relación en la que el sujeto está sumergido. El conocimiento es la historia de vida, apostamos (Ferrarotti, 1981, p.8) por el conocimiento contenido en ella.

Sin más preámbulo metodológico, me dedicaré al trabajo hermenéutico de la historia-de-vida porque en ella podemos encontrar la convergencia de dos prácticas distintas pero vividas desde un mismo sentido: la violencia, que hoy se extiende abarcando gran parte de la estructura del estado y de la convivencia cotidiana.

Desde el inició de la narración Emilio de lo que nos habla es de la vida dual y de una relación de conflicto y desamor con su madre. No parte de sí, de su individualidad, sino que se sitúa en la relación y desde allí comienza a narrar. El centro es la relación[2], aunque ésta sea conflictiva. El sentido popular le sale, y no tiene control de ese gran significado.

Emilio inicia la narración hablando de la madre y el significado de la crianza que vivió:

Bueno, entonces, este… este peo con la vida dual, se llevaba en principio de dos maneras: una que yo tenía que llegar así a la casa de niño bueno, al niño que… de… que se portaba bien, el niño que era respetuoso… Yo con mi mamá nunca… nunca he tenido una relación… de amor, sino una relación de amor-odio, una vaina bastante dura ¿no? Yo con mi mamá nunca… nunca he tenido una relación… de amor, sino una relación de amor-odio, una vaina bastante dura ¿no? ¿Por qué digo esto? Porque yo a mi mamá a veces no la tolero, a veces me provoca mandarle pal coño (le pone énfasis) de una sola patá en la cara (pausa corta), de una, a veces me provoca eso. Mi mamá es atorrante; o sea… es una de las mujeres que yo quiero pero… Yo creo que eso ha marcado mis relaciones a nivel personal ¿no? (Historia-de-vida de Emilio).

Emilio vive a la madre desde la dualidad como vivirá los distintos significados, no logra amarla pero no es un inexistente, su pertenencia a la cultura matricentrada lo conduce a evocarla pero, al mismo tiempo, a presentar el desamor concreto.

En esta vía la madre es la gran ausente en el afecto del hijo aunque esté físicamente presente. Esta carencia parece fundamental en la construcción de la vía delincuencial. Tenemos una primera experiencia: carencia de madre y sobre esa vivencia se elabora el acceso a la comprensión: vida dual, bueno-malo, amor-odio; ausencia materna, racionamiento dialéctico.

En permanente tensión se construye las múltiples vivencias: la familiar, la política, la delincuencial, personal, etc. Emilio desdibuja a la madre y su centralidad al pensarla como mujer. En la vía la madre es mujer no madre afectuosa y centro relacional afectivo. “Es una de la mujeres…” que puede quererse o no, que está pero que al mismo tiempo no está, constituida por la tensión propia de la dualidad: presente y a la vez ausente, querida y a la vez odiada, etc. 

Una vez que la madre puede ser pensada como mujer se la puede golpear: “… una sola patá en la cara…” y seguidamente definirla: “mi mamá es atorrante…”  Esta definición nos ubica en una madre itinerante, vaga, sin presencia familiar, sin personalidad, trashumante, no concreta los límites entre la casa y la calle. Se trata de una madre insoportable.

La ausencia materna deja en la experiencia del hijo una gran incapacidad para la relación. Imposibilidad de fiarse de alguien.

Visto desde la relación madre-hijo la dualidad es una práctica constitutiva en la vida de Emilio. La dualidad de la que viene hablando se concreta en dos vías de la violencia: la vivencia política revolucionaria y la vía delincuencial. Ambas vividas desde la violencia.

…la parte… una parte comprometía con el proceso verdaderamente revolucionario, entonces para mí la política y la niñez tienen que ver, porque para mí la política y la niñez… la niñez fue mi formación política, mi escuela de cuadro fue mi casa, eso, este… coño, aquí pasamos hambre, muy ham, mucho. (Historia-de-vida de Emilio)

Emilio se inicia en la política desde muy pequeño en la casa, notemos que no habla de familia sino de lugar físico.  La niñez sirve para ubicarse temporalmente y en el sentido del compromiso revolucionario. Une en una misma experiencia la política y la niñez sin lograr definir en qué consisten. En la niñez está la madre, ¿será que el proyecto revolucionario y la cultura no pueden converger?

Desde la narración de nuestro historiador nos encontramos con un niño que pasa hambre y que además es sometido a la formación revolucionaria. La niñez es significada desde la pobreza-hambre y no desde la familia y la afectividad, tiene una madre atorrante que no se ocupa de su bienestar.

Continúa:

Mi niñez giró en torno a eso, pues, en esa dualidad en la cual yo te hablaba de… de esa experiencia política, de hecho yo siempre he sido un líder, toda mi vida he sido un líder; pero yo hago o en aquel entonces si organizaba, yo me acuerdo, que yo me hice aquí… que el partido nazi, el partido nazi de La Ceiba es rudo ¿no? (Historia-de-vida de Emilio)

¿De qué dualidad nos habla Emilio? ¿Desde dónde podemos comprender esa práctica de liderazgo? ¿En qué consiste la autopercepción como líder? Lo primero que asoma en su liderazgo es la capacidad de organizar. Notemos que antes de cualquier opción política nuestro historiador se define revolucionario[1], desde aquí proyecta su liderazgo y sus múltiples prácticas: religiosa (islamista[2]), política de izquierda, delincuencial, etc.

La revolución contiene la dualidad, ¿podemos pensar en la revolución como el acontecer concreto de la violencia?

Para Emilio, en la violencia tiene sentido todo proyecto. La violencia: “partera de la historia”, concentra en sus entrañas los dos procederes. “La vía de la vida dual” es una expresión llena de sentido. La vía nos ubica en la indeterminación. Se trata de un camino en permanente construcción y en muchos casos no depende de la voluntad del sujeto. La vía, como el cauce de un río, te lleva.

Emilio va a utilizar esta expresión como un recurso de interpretación de su historia, es inevitable hacer la relación entre Emilio y los delincuentes de nuestro estudio publicado bajo el título: “Y salimos a matar gente[1]”, en la historia-de-vida de Alfredo, una de las que integra el texto, utilizará el vocablo y el sentido que tiene es el siguiente:

La “vía” es el mundo humano de la calle, del acontecer dejado a sí mismo, a lo que venga, a lo que dicten las circunstancias que se van presentando. La “vía” impone lo que hay que hacer porque si no lo haces, puedes desaparecer. 

En este sentido, la vía es fatal. En los delincuentes de este grupo hay un fatalismo asociado con su conducta en la vía. Una vez metidos en la vía, su conducta delictiva ya no dependió de ellos, dependió de la vía: de las circunstancias y del destino. (Moreno et al, 2009)

En la vía acontece la vida que se desliga del acontecer afectivo familiar y se ubica en lo delincuencial como hecho fundamental. La dualidad según el DRAE es la “Condición de reunir dos caracteres distintos en una misma persona o cosa”. Emilio reúne en sí los dos caracteres, las dos cosas contrarias amor-odio, bueno-malo; no sucesivo (doble) sino simultáneo, vive los dos valores a la vez.

Emilio vive desde la violencia revolucionaria.

A continuación, nos encontraremos con un relato sumamente violento. La tan mencionada justicia popular, de la que viene hablando la izquierda revolucionaria, se concreta en la más cruel venganza signada por la arbitrariedad.

Bueno, a ese tipo yo lo maté, y lo maté con toda la saña del mundo, yo me acuerdo que le corté la cara y lo metí en un hormiguero, amarrao, claro no fui yo solo, pero a mí me dieron el honor porque yo era el novio de la carajita (pausa corta), ese tipo se desapareció, ese tipo sufrió y duré 3 días para matarlo y lo gocé, te puedo decir que lo gocé (habla entre risas) enormemente… (Historia-de-vida de Emilio)

Este relato es cruelmente esclarecedor de la práctica delincuencial, o dicho desde su propio lenguaje: constituye la vía de la vida dual en cuanto acontecen dos prácticas de modo simultáneo, la política y la delincuencia.

Emilio primero dice que mata con crueldad y luego da la razón. La razón es la venganza por la tortura a la que fue sometida su novia. La crueldad lo coloca por encima del sometimiento. El goce por la muerte y el sufrimiento del otro nos va mostrando a un delincuente sumamente violento.

Si el relato anterior es cruel, violento y desgarrador más adelante profundizará en estas características:

En Los Cerros yo maté a uno (pausa corta y ruidos de fondo) pero eso sí fue lento, le empecé a meter un tiro en la rodilla, después en la otra rodilla, después en el tobillo, después le amarré el alambre e´ púa, lo amarré en una silla con alambre púa, le eché vinagre, después le metí unas inyectadoras, le partí la ve… ¡clic! y lo dejé (pausa corta) lentamente (pausa corta) (Historia-de-vida de Emilio)

En el relato anterior busca justificar el hecho de la violencia, aquí la violencia acontece como vía concreta, como proyecto buscado y auto realización individual. Emilio se vive y tiene sentido en la violencia. Este relato precedente está lleno de satisfacción por la muerte y la tortura. Es interesante cómo construye el párrafo: algunas pausas y frases inconclusas que le permite hacer alarde de una crueldad sin límites.

Situado en la vía delincuencial, Emilio da significado a la política, a la educación, a la familia. Aquí nos encontramos con un modo de pensar propio de la izquierda: la dualidad, la dialéctica, la lucha entre contrarios, lucha de clase, entre polos, polarización. El piso existencial es la vía delincuencial, el modo como puede pensarlo es la racionalidad dialéctica-revolucionaria.

El padre: una vivencia desde la revolución.

Toda esta vivencia va constituyendo la vía de la vida dual y ubicamos así el segundo lugar de la dualidad, la vivencia contraria: un padre presente con cualidades específicas que lo sitúa al otro extremo respecto a la madre. Veamos:

Mi papá me contaba, recuerdo (risas) que una vez yo fui para el… me arrullaba o nos contaba cuentos a mi hermano y a mí…      

Bueno, entonces mi papá nos sentaba ahí y nos echaba el cuento del perrito cobero y el cuento del perrito cobero, se iba lanzando, que todos los días, o sea, que eso era diario pana, o sea, todas las noches nosotros contábamos el perrito, nos contaban el perrito cobero (risas), y ese perrito cobero y… mi papá le ponía una dosis de algo diferente o contaba un chiste que le pasó en el día.

También nos contaba las historias de la guerrilla, de cómo se, se, se armaba un campamento, de cómo se armaba un refugio, de cómo se, se armaban las trampas de seguridad, una trampa de seguridad que tú tienes un perímetro, una vaina muy sencilla… generalmente son círculos o anillos de seguridad… (Historia-de-vida de Emilio)

Emilio nos habla de un padre presente, afectivo, arrullador. No dice que sea cariñoso pero sí que le agradaba. Se trata de un padre revolucionario de izquierda. Su relación con el hijo no se queda en el arrullo meramente afectivo, sino que lo carga de contenido ideológico.

La ideología se trasmite desde la práctica concreta sintetizada en dos mensajes: un cuento y la experiencia. Del cuento pasa a la historia. El perrito cobero lo lleva a la historia de la guerrilla. ¿Qué recuerda Emilio de esta historia? Recuerda cosas concretas como armar un campamento y establecer los perímetros de seguridad. No hay una trasmisión de conceptos elementales sino la puesta en marcha de una determinada práctica.

El padre en esta primera parte está ligado al contenido de la experiencia guerrillera, más adelante hará una definición más sustancial, Emilio precisará al padre de la siguiente manera:

Mira pana, yo solamente leía dos cuartas de la vaina y ya sabía de lo que me estaban hablando, leía… yo no estudiaba pana, yo sacaba muy buenas notas, pero yo nunca estudié, o sea, eso es una… una  vaina que me dio mi papá, pues, el poder de retentiva, por eso yo amo tanto a mi papá.

Aunque a veces es más fácil amar en abstracto que amar en lo concreto ¿no?, es más fácil amar a… a Bolívar que amar a mi mamá. Es más fácil amarla… o por lo menos, con la carajita ésta con quien estoy… es más fácil amarla de lejos y que no me joda la paciencia y saber de ella lo necesario. (Historia-de-vida de Emilio)

¿Qué cualidades paternas destaca Emilio? Destaca el facilismo inherente al poder de retentiva: una buena memoria que sin estudiar producía buenas notas. El esfuerzo no constituye parte del aprendizaje.

Hay un quehacer revolucionario aprendido desde el padre. El padre está en el espacio formativo de cuadros políticos. Aquella casa inespecífica para la madre es concreta para el padre: “la escuela de cuadros fue mi casa”. 

Un padre presente que lo introduce en la vida política y una ideología capaz de dar soporte existencial ante la gran carencia afectiva. El padre y la madre constituyen polaridades simultáneas en tensión.

Cierra el párrafo con la expresión: “por eso yo amo tanto a mi papá”, para desdecirlo inmediatamente. La siguiente frase está llena de significado no sólo porque contrapone el amor concreto al abstracto sino porque el sujeto deja de ser el padre: “Aunque a veces es más fácil amar en abstracto… que amar a mi madre…” Desde aquí la experiencia de padre es sustituida por la evocación materna.

Padre y madre están en la vía de la vida dual. Lo dual en Emilio es dialéctica, es lucha, es contradicción. En el fondo está un profundo pensamiento centrado en la lucha de contrarios y el aniquilamiento del otro.

Definición de la delincuencia.

El aniquilamiento del otro está en la vivencia de la violencia que se bifurca en el hacer delincuencial y político.

Fíjate, primero al definir delincuencia, no todo lo que es ilegal es delincuencia; porque cuando yo financiaba el partido por unos ideales, para mí eso no es delincuencia, es un acto delictivo, aún cuando las leyes impidan robar, pero ya va pana, si yo me robo una arepa ¿qué es? Es un acto… es un robo pero ahí va el trasfondo ¿por qué?, si yo lo hago para satisfacer mi ego es delincuente, si yo lo hago para satisfacer las necesidades materiales, espirituales de un conjunto de seres humanos que necesitan y que no tienen ahí, no necesariamente, no es un acto delictivo, es un acto revolucionario, es un acto por el amor. El Che lo decía: “Yo echo balas, y yo sé que mato, pero yo lo hago por amor”. Porque hay veces,  hay gente que no tiene que, hay que ráspasela de una porque son demasiado viciosas dentro de esta sociedad. (Historia-de-vida de Emilio)

Este texto es la síntesis del pensamiento social revolucionario que practica y cree Emilio, sustentado, por supuesto, en justificaciones ideológicas. Principios como la humanidad, ideales, necesidades sostienen una práctica y discurso.

Para Emilio (delincuente) lo ilegal se relativiza dando licencia para matar. La persona en su singularidad se le suprime tanto en el ejercicio delincuencial como en el ejercicio político por una mejor “humanidad”. ¿Quién determina si a una persona hay que matarla o no? ¿El proyecto revolucionario o la arbitrariedad delincuencial? ¿Ambas?

Desde aquí pudiésemos pensar que en el momento revolucionario se puede decir que “no todo lo que es ilegal es delincuencia”, esto es, se constituye un orden legal diferente al establecido. ¿Sobre la base de qué se establece la nueva legalidad? ¿Sucede lo mismo en el ámbito delincuencial y político oficial? Esta sospecha asusta porque el escenario de la política actual pareciera estar construyéndose a partir de violencia como vía de la vida dual.

Emilio es la síntesis perfecta de dos prácticas que se complementan. Para lograr ser un buen revolucionario clandestino, encaja muy bien su vivir delincuencial. ¿De qué legalidad estamos hablando? ¿En qué consiste el nuevo orden legal?

Entonces, ahí entran en juego una serie de valores, los cuales tú tienes que sopesar, ¿es más importante el quitarte esta propiedad o el salvarte la vida a ti? Entonces hay valores ahí, derechos humanos que pesan sobre otros derechos, aunque suene coño e´ madre.

El derecho a la vida sobrepone al derecho de la libertad, pero la libertad sin vid… la vida sin libertad es una mierda, entonces hay que jugar con ese tipo de vainas ¿no? (Historia-de-vida de Emilio)

Detrás de un determinado orden legal hay un sistema de valores. El proyecto político revolucionario está asentado sobre una ética distinta a la practicada por la sociedad que pretende transformarse. No se trata únicamente de subvertir el orden, se trata de sobreponer los valores revolucionarios.

¿Qué hace posible que un hombre popular pueda pensar y vivir desde esta práctica? Ciertamente no se trata de un hombre popular común, se trata de un delincuente revolucionario cuya vivencia originaria está en el mundo-de-vida popular venezolano en el sentido que vive y conoce la práctica popular y la manipula.

Lo primero que podemos decir es que hay una relacionalidad que coloca a la persona por encima de las cosas, esto es popular y cristiano. Más que valores son prácticas, o en todo caso, valores sostenidos en una práctica relacional. Sin embargo, en la afirmación y práctica de Emilio no es la persona la que se coloca en relieve sino los valores revolucionarios: “¿es más importante el quitarte esta propiedad o el salvarte la vida a ti?”

Se trata de una pregunta fundamental. Quitar la propiedad y salvar la vida no son prácticas equiparables, no están en la misma línea de significado (si el horizonte es la persona) pero sirve para manipular la fibra popular en función de la ideología.

En el horizonte político revolucionario el problema fundamental es de tenencia de la propiedad. Desde aquí puede equiparar la vida y la pertenencia. El discurso está en el plano de la legalidad, hay que instituir un nuevo orden en que se establezca otro tipo de propiedad, tal como lo plantea Emilio.

Ciertamente el sistema de valores de Emilio está fuera de la convivencia familiar y comunitaria del mundo popular, pero desde su vivencia tiene la posibilidad de manipular y elaborar un discurso que pareciera salir de esa fibra. En su mundo original (popular) la madre, la familia, la relación son prácticas fundamentales, él se da cuenta que las posee, pero las convierte en mero mecanismo de manipulación.

Emilio es un delincuente al modo popular con una fuerte carga ideológica. Esto no quiere decir que lo popular genere violencia, sino que el delincuente se vive a partir de unas prácticas establecidas. Una cosa es el delincuente popular venezolano y otra el delincuente moderno.

La ideología desde la cual piensa y actúa Emilio es moderna, mas no sus referencias afectivas y culturales. En todos los sentidos logra encajar y desarrollar la dualidad. En el fondo podemos ver que su práctica revolucionaria se sobrepone a toda otra práctica y su sentido último está anclado en la violencia. La violencia lo constituye por dentro.

Para cerrar podemos decir que esta práctica política no es popular. Lo revolucionario de izquierda (por lo menos desde esta vivencia) está fuera del sentido popular venezolano. Lo que sí logra encajar Emilio en un mismo camino es la política y la delincuencia, un camino cuyo horizonte es la violencia.

Notas:

[1] No me voy a dedicar a la fundamentación epistemológica, el trabajo está basado en las aproximaciones teóricas de Ferrarotti (1981, 1991, 1993), Bertaux (1980, 1986, 1993) y el enfoque biográfico.

[1] En nuestras investigaciones una de las constantes es que el venezolano popular se vive relación. Una relación que se va construyendo partir de la vivencia concreta madre-hijo. Lo primero que sale es la relación y el yo se construye desde esa vivencia. (Remito al lector a los textos de Centro de Investigaciones populares especialmente al Aro y La Trama del Dr. Alejandro Moreno)

[1] En la historia de vida de Emilio coincide la política de izquierda y la revolución, por eso el desarrollo del artículo se centra en esto. Ahora bien, no puede reducirse la revolución solo a la izquierda, también es una práctica de la derecha, pero no es de lo que nos habla nuestro historiador.

[1] Esta es su opción religiosa entre las múltiples tomadas: “Yo sé que esa vaina no es muy cristiana, yo creo que yo escogí más el, el islam como religión…”

[1] Este es un estudio sistemático de la violencia delincuencial a partir de la interpretación de varias historias de vida. Y salimos a matar gente, Investigación sobre el delincuente venezolano de origen popular. CIP, Caracas, 2009, Tomo I y II

Referencia bibliográfica

Bertaux, D. (1986) La imaginación metodológica. Revista internacional de sociología, 44, 265-275. (Traducción de A. Moreno) Venezuela, Mimeo.

Bertaux, D. (1993) La perspectiva biográfica: validez metodológica y potencialidades. La historia oral: Método y experiencia. 149-172. España: Debate.

Bertaux, D. (1980) El acercamiento biográfico: su validez metodológica, sus potencialidades. Revista Internacional de Sociología XLIV, 3.

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Ferrarotti, F. (1991) La historia y lo Cotidiano. Ed. Península. Barcelona.

Ferrarotti, F. (1993) Las biografías como instrumento analítico e interpretativo. La historia oral: Método y experiencia. 129-148. España: Debate.

Ferrarotti, F. (1993) Sobre la autonomía del método biográfico. La historia oral: Método y experiencia. 121-128. España: Debate.

Moreno (2005) El Aro y La Trama: Episteme, Modernidad y Pueblo. Ediciones Delforn C.A. Valencia-Venezuela.

Moreno, et all (2009). Y salimos a matar gente. Centro de investigaciones populares, Caracas, Venezuela.

Pedrazzini, (1990) “Nuevas legitimidades sociales y violencia urbana en Caracas”. En: Nueva Sociedad. Caracas. Nro. 109, Septiembre-Octubre, pp. 23-34.

 

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