La situación de violencia vivida desde hace una semana en las cárceles Rodeo I y II no es nueva. Venezuela lleva años recibiendo observaciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos debido a la gran cantidad de decesos y el descontrol sobre los centros penitenciarios. Seguimos en deuda con los más desposeídos en la construcción de un modelo carcelario que pueda reinsertar a quienes hayan cometido una falta. Ahora el Estado ha reconocido la falta de control interno con la intervención de la Guardia Nacional desde tempranas horas de la mañana. El balance de heridos y víctimas fatales es aún desconocido, toda vez que se ha restringido el acceso a los medios de comunicación no oficiales y los voceros gubernamentales sólo han hablado de los oficiales de la Guardia que han sido heridos.
Al respecto los obispos de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Venezuela se ha pronunciado con una carta pública en la que instan al Estado ” a actuar apegado a los estándares de protección de los derechos humanos establecidos en la Constitución de la República, tanto de los privados de libertad como a sus familiares”. Que la paz llegue a nuestras cárceles.