En Semana Santa recordamos el Viacrucis de Jesús, un camino doloroso y cruel que termina con la Resurrección.
No obstante, también la escuela venezolana vive su propio viacrucis hoy, con estaciones muy dolorosas, con mucha gente llevando cruces: educadores, directivos, alumnos, familias… Al igual que Jesús, hay gente que ayuda, y como Jesús, también hay signos de resurrección, aunque hoy nos parezcan casi invisibles, casi imposibles. En este artículo vamos a recorrer parte de ese viacrucis. Cada escuela puede completar, ejemplificar, ilustrar con casos concretos.
Primera estación
Hoy no se pudo dar clases, varios días sin agua… ¿Cómo limpiar los baños? Se necesita agua para tener la escuela aseada y para que los niños se laven…Esta es una de las primeras causas de suspensión de clases.
Segunda estación
Hoy tampoco hubo PAE (Programa de Alimentación Escolar). Ya sabemos que muchos niños no están teniendo las tres comidas en sus hogares, tampoco el personal, sabemos que letra con hambre no entra. Cuando hay desayuno o merienda, los salones se llenan…
Tercera estación
Renunció otro profesor de bachillerato, el de refrigeración, dice que con dos días haciendo servicio de mantenimiento particular a aires acondicionados gana más que en 15 días dando clases y la realidad es que él necesita mantener a su familia. Los bajos –bajísimos– salarios no permiten a los docentes mantenerse en un trabajo, aunque tengan mucha vocación. Según la Red de Observadores con la Escuela, el 50,2 % de los docentes encuestados tienen otro trabajo para poder subsistir en las aulas.
Cuarta estación
Renunció otra maestra en la escuela pública vecina y no le han puesto suplente, los niños de ese grado no están teniendo clases. Así hay muchos casos, y sobre todo los pequeños, necesitan a sus maestras, ellos olvidan con facilidad lo que van aprendiendo si no tienen refuerzos.
Quinta estación
¡Otra vez sin electricidad! No se puede prender la bomba para el agua, tampoco los ventiladores y ya está haciendo mucho calor. Los servicios públicos son necesarios, razón tiene la LOPNNA (Ley Orgánica de Protección a Niños, Niñas y Adolescentes) de contemplar como un derecho de todos los niños, niñas y adolescentes el tener un “nivel de vida adecuado”, como lo dice el art. 30, y ello supone servicios.
Sexta estación
Faltaron otra vez William y Valentina, dos pequeños cuyos padres se fueron a Colombia buscando cómo mantenerlos. Los niños se quedaron con la abuela, que está muy mayor. Como ellos, hay muchos “niños dejados atrás” en las escuelas. Necesitan atención especial, se entristecen con frecuencia, les cuesta más rendir en la escuela. La soledad les puede causar depresión. ¿Cuántos tenemos en cada centro? Hay que monitorear estos casos cada semana.
Séptima estación
Hubo una pelea violenta en el patio. Se cayeron a golpes dos estudiantes de primer año y otros chicos, en vez de separarlos, los aupaban. Afortunadamente, como a Jesús le ayudó el Cirineo a cargar la cruz, un profesor que estaba de guardia vio la situación e intervino… No siempre sucede eso, en el estado Apure hace poco murió un chico de 15 años, estudiante de un liceo. Nadie le ayudó.
Octava estación
“Vanessa no quiere ir a la escuela, es gordita y le hacen mucha burla en su salón”. El acoso escolar, ese que es silencioso, reiterado, intencional, es muy dañino. Hay que poner atención cuando un alumno no quiere ir a la escuela varias veces… La violencia escolar tiene muchas caras.
Novena estación
Volvieron a robar a la escuela, se llevaron hasta los techos de los pasillos y, por supuesto, las computadoras que estaban en el salón donde se enseña a los jóvenes informática. No hay vigilancia policial para los centros educativos, y aunque unos vecinos, cuando escucharon ruidos extraños llamaron a la policía, estos llegaron muy tarde. Costará reponer todo lo robado.
Décima estación
El profesor guía llegó tarde, como no le alcanza el sueldo para pagar pasaje, se viene caminando desde su casa y queda lejos. Como él otros también caminan. Se le está pidiendo mucho a los docentes que trabajan en las escuelas públicas y en las subsidiadas.
Undécima estación
Hay varios chicos del segundo año que decidieron no volver a clases, dicen que se aburren, que no ven la importancia de seguir estudiando… Hay docentes que no están actualizados, los alumnos se cansan; se necesitan clases participativas, animadas, que se parta de los intereses de los educandos.
Décima segunda
Los estudiantes están saliendo de 6° grado, y a veces del bachillerato, y no todos saben leer bien, ni comprender lo que leen, ni ubicar a Venezuela en un mapa, a veces ni sumar, restar y multiplicar, esto es, las competencias básicas. Calidad de aprendizaje muy por debajo de lo necesario.
Décima tercera
Asaltaron a varios alumnos en el bus cuando venían al liceo, la inseguridad también es una cruz para las escuelas con entornos violentos, no permite educar en paz. Y casi que se pone peor cuando hay operativos buscando delincuentes. Todo el mundo en peligro. Hay heridos y detenciones arbitrarias.
Décima cuarta
Una escuela en Ciudad Bolívar se cerró por falta de alumnos y de maestros. Estos últimos se fueron a las minas del sur del estado. ¿Cuántas escuelas no han reducido su número de secciones por causas similares?
Hay más cruces, unas más pesadas, otras más livianas. Agregue o quite las que no vea, pero ayude a cargar las cruces de la escuela donde trabaja o donde estudian sus familiares. Pidamos a Dios que nos enseñe a ser Cirineos.
La Semana Santa no termina el Viernes Santo con la crucifixión de Jesús, sino el Domingo de Resurrección, y entonces conviene que veamos algunos signos, en la escuela de hoy, que nos dan esperanza. Resucita una escuela cuando hay docentes que perseveran a pesar de los bajísimos salarios y de las múltiples dificultades; resucita una escuela cuando se crean grupos juveniles que dan oportunidad de formación y de participación a niños, adolescentes y jóvenes, como Huellas para diferentes edades; hay signos de resurrección cuando el personal da acompañamiento psico-afectivo a los alumnos, cuando se preocupan y se ocupan de su entorno familiar, de su ánimo; resucita una escuela cuando se fomenta la fraternidad y se enseña a los alumnos a resolver sus problemas por vía pacífica; resucita una escuela cuando madres, como las Madres Promotoras de Paz, se vuelven comadres de las maestras y convierten a los niños y niñas en sus ahijados y hasta suplen a maestros en emergencias… Resucita una escuela cuando se tienden lazos con las comunidad y se ayudan mutuamente frente a los problemas comunes.
Complete usted los signos de resurrección y vea esos anticipos de la escuela necesaria y posible.
Fuente:
- Boletín del Centro Arquidiocesano Monseñor Arias Blanco N° 180, 24 al 30 marzo de 2023.