Por Alfredo Infante s.j. | Boletín Signos de los Tiempos n° 48.
Los venezolanos estamos sometidos a una dieta de hambre estructural. Recientemente, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) de la Organización de Naciones Unidas publicó un informe sobre seguridad alimentaria donde señala que «7.9% de la población en Venezuela (2.3 millones) está en inseguridad alimentaria severa. Un 24.4% adicional (7 millones) está en inseguridad alimentaria moderada. Basándose en el enfoque CARI, WFP estima que una de cada tres personas en Venezuela (32.3%) está en inseguridad alimentaria y necesita asistencia».¹
Este ayuno estructural es el resultado de la implementación de facto de un modelo político económico inviable que está matando de hambre a millones de venezolanos. La situación ha sido agudizada por las sanciones internacionales que, si bien no son las causantes directas de este desastre humanitario, sí lo han profundizado, tal como lo señaló la ONG Provea en una investigación publicada en mayo de 2019.²
En Cuaresma, este tiempo especial que los cristianos católicos vivimos como preparación a la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor, se nos invita a «ayunar». ¿Qué significa el ayuno en un contexto de pecado estructural donde millones de venezolanos están desnutridos y mal nutridos, la mayoría se ha visto obligada a reducir su calidad de vida y una minoría que está en el poder vive en una burbuja a la altura de la élite del primer mundo?
En primer lugar, recordar al profeta Isaías:
«Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor» (58,1-9a).
En segundo lugar, tener clara conciencia de que nuestro ayuno no tiene que ver con la comida, sino con las actitudes que, tal como decía San Ignacio, «corrompen al subjecto personal, comunitario y social».
Es tiempo de identificar aquellos movimientos internos que nos hacen daño a nosotros mismos y a los demás, y buscar la ayuda necesaria para salir fortalecidos. Por la vida y la convivencia, un ayuno así agrada al Señor.
Fuente: https://mailchi.mp/06427f1ecb2c/signos-de-los-tiempos-n-48-21-al-27-de-febrero-de-2020
Notas:
- https://reliefweb.int/report/venezuela-bolivarian-republic/wfp-venezuela-evaluaci-n-de-seguridad-alimentaria-principales
- https://www.civilisac.org/informes/investigacion-especial-provea-impacto-y-naturaleza-real-de-las-sanciones-economicas-impuestas-a-venezuela