Por Víctor Álvarez
Hace más de 80 años fue publicado en el diario Ahora un artículo con el título Sembrar el petróleo, firmado por Arturo Uslar Pietri, para entonces un joven intelectual que se desempeñaba como Director de la Oficina de Estudios Económicos del Ministerio de Hacienda, cuyo titular era el venezolanísimo Alberto Adriani.
Cuando todavía el país no estaba plenamente consciente de la colosal riqueza depositada en su subsuelo, Uslar Pietri levantó su mirada hacia el futuro y fue capaz de advertir sobre las graves distorsiones que generaría en la economía y sociedad venezolanas el mal uso que pudiera dársele a los caudales de la renta petrolera.
Desde 1936, el joven visionario anticipó que Venezuela terminaría convertida en “un país improductivo y ocioso, un inmenso parásito del petróleo, nadando en una abundancia corruptora” si no lograba construir un gran acuerdo nacional para Sembrar el petróleo y conjurar la tentación de convertir aquella incipiente riqueza en el manantial de los festines y derroches por venir.
Medio siglo después de aquellas reflexiones, al hacer un balance sobra la forma como los venezolanos administramos la riqueza petrolera, el propio Uslar Pietri señaló: “La actual situación de crisis generalizada y de colapso de la Administración Pública, que tanto peligros y dificultades le presenta al país, debería ser la ocasión para replantear nuevamente, en términos eficaces y realistas, el desafío de lo que los venezolanos deben hacer y no supieron hacer con tan inmensa riqueza, que vino a convertirse en una causa de desastre.”
Venezuela es el país que cuenta con las reservas de petróleo más grandes del mundo, con 300.878 millones de barriles certificados bajo su subsuelo. Sin embargo, a pesar de su enorme riqueza en recursos naturales que, además del petróleo, incluye colosales reservas de gas, oro, diamantes, coltán, hierro, bauxita, caolín, níquel y otros minerales estratégicos para la actividad industrial, la población venezolana sufre una crónica y aguda escasez de alimentos y medicinas que obligan a la población más vulnerable a buscar comida en la basura de restaurantes y a saquear supermercados para aliviar el hambre, cuestión que llevó al Secretario General de la ONU a declarar a Venezuela en crisis humanitaria.
¿Cómo llegamos aquí? ¿Por qué el país con las reservas de petróleo más grandes del mundo sufre una crisis humanitaria? Esta es la pregunta a la que buscaremos respuesta en este ensayo, a través del logro de los siguientes objetivos:
Analizar los mecanismos que en Venezuela se han utilizado para distribuir la renta petrolera entre los factores económicos y sociales internos;
Explicar las patologías que genera en la sociedad venezolana la inyección de un plusvalor internacional que no es fruto del esfuerzo productivo interno; y,
Proponer estrategias que permitan: i) aislar el efecto negativo de las fluctuaciones de los precios del petróleo; ii) evitar el uso discrecional y arbitrario de la renta por el gobierno de turno; y, iii) facilitar el tránsito de una sociedad rentista que pretende vivir del provento petrolero hacia una nueva sociedad cimentada en el valor del trabajo