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Venezuela: ¿concertación o conflicto?

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concertacion-o-conflicto Piero Trepiccione

Venezuela ha estado sometida a un fuego cruzado verbal entre su liderazgo político con mucha más rigurosidad  en los últimos tiempos. En lugar de abrir caminos sobre la base de coincidencias se han exacerbado las diferencias. No pasa un día en que los insultos y las descalificaciones sean los grandes protagonistas de las jornadas noticiosas. Mientras tanto, el país se resiente de una de las crisis económicas más complejas de la historia contemporánea que ha impactado sobremanera el diario vivir de millones de venezolanos. En este escenario, la gran mayoría no entiende cómo se prioriza la diatriba política por encima de la necesidad  social y se hacen más marcadas las contradicciones cuando el requerimiento inmediato debería estar orientado hacia la concertación.

Pero, frente a este recrudecimiento de la polarización en el ámbito estrictamente político se está dando una despolarización creciente en la sociedad venezolana. Ya la nación no está dividida en dos bloques aferradamente polarizados sino que se ha venido gestando paulatinamente un solo bloque agrupado en el descontento y la insatisfacción por el manejo de las políticas públicas. Hoy en día, alrededor de un ochenta por ciento de la población se muestra plenamente insatisfecha con el gobierno nacional y específicamente con el presidente Nicolás Maduro, a quien le atribuyen la responsabilidad directa de lo que está ocurriendo en materia económica. Ese mismo porcentaje está muy de acuerdo con la convocatoria a un referéndum revocatorio que pondría fin al periodo del actual mandatario con el añadido que de esa cifra una altísima parte está muy dispuesta a firmar para seguir la ruta de la convocatoria constitucional. En esa misma dirección se concentra la asignación de responsabilidades a quien dirige los destinos del Estado actualmente y los problemas que más afectan la vida de los venezolanos: desabastecimiento e inseguridad. Es decir, tenemos un nuevo cuadro de composición político-social en Venezuela. Sobre esta base el enfoque del liderazgo está fuera de tónica.

En este nuevo marco político, la alta dirigencia del Psuv –incluyendo al presidente- está hablando y dirigiendo sus metamensajes estratégicos como si contara con el apoyo de al menos la mitad del país –tal como ocurría en el pasado reciente- con mucha fuerza y aferramiento al poder. El error de interpretación –inocente o deliberado, es cosa que no sabemos- pero la realidad es que el chavismo y sobretodo, el que respalda al presidente se ha reducido a poco más del veinte por ciento. En este contexto, un cuadro polarizante soportado sobre el conflicto, no tiene cabida en el ajedrez político. Al contrario, es un suicidio pretender seguir con la tesis del conflicto desde el Psuv. Ha  llegado la hora de la racionalidad para concebir estrategias de relanzamiento del gran polo patriótico sobre la base de una reingeniería de operaciones y matrización ideológica. China es un modelo a seguir en esta dirección. Deng Xiao Ping transformó el comunismo de esa nación en un esquema de promoción de inversiones extranjeras y un dinamismo económico que impulsaron una reingeniería del formato ideológico chino para hacerlo práctico y funcional. La población china lo agradeció enormemente por los beneficios en los cuales ha devenido el nuevo modelo. Venezuela ahora vive un escenario prácticamente “unipolar” donde las fuerzas del descontento se agrupan y crecen sostenidamente. En este nuevo contexto, el conflicto –en tanto y cuanto se plantee desde la polarización- no tiene posibilidad alguna de acogida popular. Quienes crean que desde la exacerbación del discurso puedan retomar réditos políticos están fuera de foco. Ahora viene una época donde la concertación en torno a un nuevo modelo económico que devuelva el bienestar a la sociedad en su conjunto, va a ser tema prioritario y con enganche popular.

Se plantea entonces la necesidad de viabilizar conversaciones entre estadistas que piensen en las próximas generaciones de venezolanos. El cálculo político cortoplacista y con aferramientos ideológicos puede conducir a la desaparición de algunas organizaciones y su cúmulo de respaldo popular. La concertación es algo que está pidiendo la sociedad venezolana a gritos, tal y como lo está haciendo con la solicitud del referéndum. Es claro el mensaje. Pretender detener una sociedad despolarizada y concentrada es una necedad que puede costar muy caro. Políticamente se debe analizar el contexto y actuar en consecuencia. Venezuela necesita concertación sobre la base del cambio. El cambio en paz y en democracia. La Venezuela unipolar sobre la base de la recuperación económica está consolidada según los diferentes estudios de opinión de los últimos tiempos. Los errores de lectura política se suelen pagar muy caros.

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