Por: Oláguer Chacón y Claudia Sisco
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– Está pegando pacheco ¿no? – burda, chamo. Un lenguaje más que familiar, en un tono más que familiar; franelas vinotinto, gorras y banderas con el amarillo, azul y rojo; el “Gloria al Bravo Pueblo” tan familiar, todo en un entorno algo extraño: el Speakers Corner de la ciudad de Toronto, donde un nutrido grupo de venezolanos residentes en Canadá se congregaron bajo la consigna de exigir respeto a la democracia y transparencia en los resultados del pasado 14 de abril.
El ánimo de la concentración era el de un reencuentro entre amigos. La idea de encontrar el calor del compañerismo de los compatriotas permitió pasar sin mayor molestia los 10 grados de temperatura (nada para los canadienses, Siberia para un venezolano cualquiera) imperantes. El propósito común era el de defender el derecho de todos los venezolanos a tener seguridad, a tener oportunidad de un trabajo digno, a no sufrir apagones y desabastecimiento.
Aunque muchos no se conocían entre sí, no había problemas en expresar lo que sentían: “Quisimos reunirnos para poder ser la voz de nuestros familiares, amigos y en general de los venezolanos que no han podido manifestar su rechazo a las irregularidades que han empañado las elecciones presidenciales, ya que han sido víctimas de la violencia de grupos irregulares que han arremetido contra las manifestaciones pacíficas”.
Con algo más de 100 mil electores, más peso electoral que el Estado Amazonas y casi tanto como Delta Amacuro, los venezolanos en el extranjero comienzan a notar su importancia política. En una elección que hasta el momento se define por un 1% de diferencia, se saben decisivos, por ello una de sus exigencias es que sus votos sean contados. En caso específico de Canadá, donde la comunidad está conformada por estudiantes de inglés o de carreras universitarias, así como familias que emigraron en busca de un futuro mejor pero con el corazón en Venezuela, la cantidad de personas registrada para votar es de 4300 aproximadamente, de las cuales, según los testigos electorales, votaron un 85%. La ciudad de Toronto concentra el mayor número de venezolanos aptos para votar, unos 2250, de los cuales votaron 1822.
Aunque el CNE no ha querido contabilizar y publicar los resultados, los testigos que participaron en las elecciones informaron que Henrique Capriles obtuvo 3500 (96%) en tanto que Maduro logró 140 (4%). El chavismo no ha logrado sintonizarse con los venezolanos en la diáspora, por lo que ha optado por medidas como exigir los documentos de residencia legal en el país (requisito que no aparece en la Ley electoral) o medidas muy drásticas como el cierre del Consulado de Miami, en Estados Unidos, donde se encuentra la comunidad venezolana más grande y de mayor oposición al gobierno.
Pero este grupo de manifestantes en Canadá no estaba concentrados en la cifras, salvo por el hecho de querer cultas claras en la elección y su deseo de ser sumados, sino en lo importante para todos estar rodeados de venezolanos, hasta el punto de que uno de los manifestantes presente señalaba: “La exclusión de los venezolanos que piensas distinto deben terminarse, solo queremos reconciliación, por eso le decimos al señor Nicolás Maduro que debe tener en cuenta a la otra mitad del país”.
Todo el acto transcurrió de una forma pacífica, sin motorizados que amedrentaran a los presentes, sin saboteos de ningún grupo radical y sin que nadie temiera que se estaba tramando un golpe de Estado contra el Primer Ministro Stephen Harper o contra su Majestad la reina Isabel II. “Te puedes dar cuenta de cómo es un país con una democracia sólida, acá estamos reunidos y ni siquiera hay un policía cuidando la manifestación, por eso nos preocupa que exigir lo que dice la ley electoral venezolana sobre hacer auditoría del proceso electoral sea catalogado como un capricho”.
Numerosas personas se acercaron a dialogar con los manifestantes, gente de diversas nacionalidades que se mostraron interesados en conocer la visión de este grupo de venezolanos sobre la realidad del país. Para mucho de los participantes ese era un logro crucial ya que permitía mostrar internacionalmente la exigencia de una elección libre, sin cuestionamientos ni irregularidades. “La gente sabe que las elecciones libres es un derecho recogido por diferentes instrumentos internacionales, estamos hablando de que es un derecho humano”. También miembros de otras comunidades hispanas mostraron su solidaridad sobre la preocupación de los participantes por el destino de la democracia venezolana, y de la democracia en el resto de América Latina.