Por Alfredo Infante sj
Hoy Jesús nos dice: «Salí del Padre y vine al mundo, ahora dejo el mundo para volver al Padre». Salió del Padre y se hizo uno de nosotros para mostrarnos con su humanidad el camino de la auténtica humanización. Pasó por la vida haciendo el bien: Sanando, perdonando, reconciliando, liberando, despertando conciencias, fortaleciendo, consolando, orando. Viviendo como hijo de Dios y hermano de la humanidad. Por eso nos enseñó a rezar: «Padre Nuestro».
Ahora regresa al Padre, con nuestra historia, con su corazón lleno nombres y rostros, cargando con nosotros en su corazón de hermano; en él nuestros dolores y nuestro consuelo, nuestras heridas y cicatrices, nuestros llantos y nuestras risas, nuestras dudas y certezas, nuestros gritos y nuestros silencios, nuestras enfermedades y nuestras curas, nuestras tinieblas y nuestras esperanzas, nuestras fatigas y nuestros descansos. Sí, él vuelve al Padre, no igual, va herido de cruz y curtido de humanidad.
Ya no es el mismo, su amor se acrisoló entre nosotros; nuestra historia tampoco es la misma, está abierta por las heridas de su amor resucitado; y caminamos a su encuentro definitivo; él es nuestro omega, Señor de la historia.
Esta hora que vivimos, donde pareciera que el poder y la muerte tienen el dominio, no es absoluta ni definitiva, en él triunfaremos. Él nos ha dejado su herencia «ámense los unos a los otros como les he amado yo». En esto reconocerán que son mis discípulos.
Oremos: Gracias Señor por volver al Padre con tu corazón cargado de nombres, de historia, de rostros, curtido de tierra y humanidad. Enséñanos a creer, aumenta nuestra fe. Sagrado corazón de Jesús, en vos confío
Parroquia San Alberto Hurtado. Parte Alta de La Vega. Caracas-Venezuela.