En un emotivo mensaje, Urbi et orbi, con motivo de la Navidad, se han renovado palabras de esperanza, reconciliación y paz que resuenan con fuerza en un mundo marcado por conflictos, divisiones y sufrimientos. En un discurso cargado de simbolismo y espiritualidad, se recordó el significado del nacimiento de Jesús como una invitación a abrir los corazones al perdón y al amor, así como a cruzar la “Puerta Santa” que representa a Cristo como camino de salvación.
El mensaje comenzó evocando la escena del pesebre en Belén, donde, hace más de dos mil años, la Virgen María dio a luz a Jesús. Este acontecimiento, descrito como un misterio que sigue asombrando y conmoviendo, fue presentado como un recordatorio eterno del amor incondicional de Dios hacia la humanidad. “La puerta del corazón de Dios está siempre abierta”, se subrayó, invitando a hombres y mujeres de todas las naciones a regresar al abrazo divino.
Un Llamado al Perdón y a la Reconciliación
En esta bendición Urbi et Orbi, el Papa hizo hincapié en la importancia del perdón como camino hacia la paz interior y colectiva. “Dios perdona siempre, Dios perdona todo”, se reiteró, instando a las personas a reconciliarse primero con Dios, luego consigo mismas y finalmente con los demás, incluso con aquellos considerados enemigos. En este contexto, se destacó el poder transformador de la misericordia divina, capaz de desatar “todo nudo” y derribar “todo muro que divide”.
La figura de Jesús fue presentada como la “Puerta” abierta de par en par para todos. Sin necesidad de tocar o pedir permiso, se invitó a todos a cruzar ese umbral, dejando atrás divisiones y contiendas. La Navidad, descrita como el inicio de un Año Jubilar especial, fue propuesta como una oportunidad para silenciar las armas y superar las barreras que separan a las naciones y comunidades.
Clamor por la Paz en Regiones Azotadas por el Conflicto
El mensaje Urbi et Orbi no esquivó las realidades dolorosas que enfrenta el mundo. En un llamado directo, se pidió el cese de las hostilidades en Ucrania, Oriente Medio y otras regiones afectadas por la guerra. Se hizo un especial énfasis en situaciones críticas como las de Palestina e Israel, con un pensamiento particular hacia la comunidad cristiana de Gaza, donde la crisis humanitaria alcanza niveles alarmantes.
Asimismo, se mencionaron los conflictos en Siria y Líbano, así como la necesidad urgente de reconciliación nacional en Libia. En África, se expresó preocupación por las crisis humanitarias en países como la República Democrática del Congo, Burkina Faso, Malí, Níger y Mozambique, agravadas no solo por conflictos armados y terrorismo, sino también por los efectos devastadores del cambio climático.
En Asia, se recordó el sufrimiento del pueblo de Myanmar, obligado a huir de sus hogares debido a los enfrentamientos armados continuos. Por su parte, en América Latina, se hizo un llamado a las autoridades políticas para encontrar soluciones justas que promuevan la armonía social en países como Haití, Venezuela, Colombia y Nicaragua.
Una Invitación a Derribar Muros
El mensaje también abordó divisiones más allá de los conflictos armados. Se pidió superar las barreras ideológicas que fracturan la política y trabajar por soluciones que respeten los derechos y la dignidad humana. Un ejemplo destacado fue la división que afecta a Chipre desde hace medio siglo, para la cual se instó a buscar una solución compartida.
Además, se subrayó la importancia de redescubrir valores fundamentales como la sacralidad de cada vida y el sentido de comunidad. En este contexto, se recordó especialmente a los más vulnerables: niños que sufren hambre y guerra, ancianos abandonados, personas desplazadas por conflictos o desastres naturales, desempleados y encarcelados.
Gratitud hacia los Constructores Silenciosos del Bien
El mensaje Urbi et Orbi concluyó con una nota de gratitud hacia quienes trabajan incansablemente por el bien común. Se reconoció el esfuerzo de padres, educadores, personal sanitario, fuerzas del orden y misioneros que llevan esperanza a los rincones más necesitados del mundo. También se hizo un llamado especial para perdonar las deudas que pesan sobre los países más pobres.
En este día festivo, se invitó a todos a convertirse en “peregrinos de esperanza”, abriendo las puertas del corazón al Niño Jesús que espera con brazos abiertos. “Que el Jubileo sea una ocasión para derribar todos los muros”, se afirmó, con la esperanza de que esta Navidad marque el inicio de un tiempo nuevo para toda la humanidad.
“A todos les deseo una serena y santa Navidad”, fializó.