El primer largometraje de Jorge Thielen Armand formó parte de la Biennale College del Festival de Venecia. Para este año se prevé su estreno en el país
Humberto Sánchez Amaya
Cuando a la abuela le preguntan cómo se siente, responde siempre que tiene dolor. No hay momento en el que conteste que se encuentra bien. No es que esté grave, pero los malestares de la edad se acrecientan con el sufrimiento de quien vive en la incertidumbre.
Ella se llama Rosina y desde hace años cuida una casa desvencijada en la que transcurre La soledad, la película de Jorge Thielen Armand protagonizada por José, el nieto de la mujer.
En ese lugar transcurre su precaria cotidianidad. El dinero apenas alcanza para los quehaceres diarios de la abuela y José, quien vive en la casona con su pareja, la única con empleo estable, y la hija de ambos.
Él ocasionalmente trabaja con Jorge, uno de los miembros de la familia dueña de la vivienda. Con él hay una relación más estrecha, que se ve un poco afectada cuando los propietarios piden desocupación.
Es entonces cuando la vida se desestabiliza. La continuidad en lo único seguro que tienen no está garantizada. Después de tantos años de aprovecharse del lugar, la vida se viene abajo en una Venezuela cada vez más incierta.
La soledad, primer largometraje de Thielen Armand, participó el año pasado en la sección Biennale College del Festival de Cine de Venecia. Además, fue escogido recientemente para la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias y el Festival Internacional de Cine de Miami, que se celebrarán en marzo.
El cineasta de 26 años de edad se inspiró en uno de sus mejores amigos para desarrollar el personaje de José. En la historia, este joven es testigo también de una ciudad violenta. Sus conocidos son malandros y secuestradores que se lucran del crimen, una tentación que estará latente.
José es admirado por la hija, pero no tanto por la pareja, quien comienza a mostrarse hastiada de la situación en la que se encuentra. No es su casa, no tienen un espacio propio y las condiciones de la vivienda no son las más óptimas. Tampoco ve en el hombre la determinación para superar todos esos obstáculos.
Entonces José se obsesiona con una idea. Si la mansión es tan vieja y en su momento fue la vivienda principal de una acaudalada familia, debe haber morocotas escondidas en algún lugar. ¡La salvación!
Pareciera que el director, que escribió el guion con Rodrigo Michelangeli, presenta una metáfora sobre la riqueza. El nieto se desencaja ante el peligro de quedar sin casa, un lugar en el que habitó sin el mayor esfuerzo y del que tampoco se ocupó de mantener en buen estado. Entonces, ante el riesgo de perderla, espera que la aparición de un tesoro restablezca la aparente tranquilidad en la que antes vivía. De eso trata el filme, cuyo estreno nacional está previsto para este año.
“Es una lectura interesante comparar la búsqueda de morocotas con el rentismo petrolero. Sin duda, la intención de llevar la película por ese camino tiene que ver con el populismo, de resolver las cosas con lo fácil y la fantasía”, indica el director, quien recuerda que en su documental Flor de la mar está presente el tema.
Sobre la violencia el realizador afirma: “No quise tratarla en primer plano, pero en ese mundo era importante representarla por lo que significa para la sociedad venezolana. No obstante, siempre me concentré en la experiencia del protagonista y el tratamiento de la casa como metáfora de Venezuela”, asegura el director residenciado en Canadá.
La soledad es una producción de La Faena y Alfarería Cinematográfica, desarrollada con el apoyo del Biennale College Cinema de Venecia.
Fuente:
http://www.el-nacional.com/noticias/cine/soledad-una-pelicula-sobre-venezuela-rentista_80028