Dialogar con la realidad venezolana ha sido la misión histórica de SIC. En más de ocho décadas diversos han sido los retos y aportes que, desde el horizonte de la Compañía de Jesús universal y el Plan Apóstolico de la provincia de Venezuela, nos han permitido escuchar, visibilizar y acompañar el sentir de los sectores vulnerables de la sociedad venezolana. ¿Cómo visualizamos la misión de la revista SIC en los próximos años? ¿Hacia dónde apunta nuestro compromiso con el país?
Yovanny Bermúdez, s.j.*
La revista SIC, del Centro Gumilla, con 85 años de historia en el país, ha construido un modo de leer los acontecimientos sociopolíticos, económicos, culturales, eclesiales, tanto en Venezuela como en otras latitudes. Este modo de contemplar y entender la realidad ha sido encarnatoriamente, es decir, leyendo al país desde abajo y con los de abajo, lo cual ha significado que los pobres y descartados en Venezuela sean quienes expongan su lugar en la historia a fin de encontrar propuestas democráticas más inclusivas y justas. Lo anterior ha significado escuchar el sentir de los sectores populares, del mundo universitario, de los sindicatos, de las comunidades eclesiales de base, con gestores culturales, con políticos y con teólogos y filósofos.
Un factor diciente y decisivo, en esta larga historia de SIC, es que los pobres nos han “evangelizado”, es decir, los pobres no solo en un sentido sociológico, sino también todos aquellos necesitados de la palabra de Dios han promovido revisar la manera de mirar al país y sus oportunidades, para no dejar atrás a quienes necesitan el impulso de la esperanza que SIC ha transmitido en sus años de servicio de anunciar la fe y la justicia.
Otro aporte brindado por la revista SIC ha sido el constituirse como un lugar de encuentro y diálogo, sin que no haya habido tensiones y divisiones, para señalar caminos de posibilidad para la vida democrática en el país. En ese sentido SIC se ha convertido en una ventana de libertad para expresar variados puntos de vista sobre cómo entendernos en el país para que la democracia se convierta en el sistema preferente que busque la inclusión y la justicia.
El reto que nos ayuda a seguir dando vida a SIC tiene que ver con un doble horizonte de discernimiento que muestran el Plan Apostólico de los jesuitas en Venezuela y las Preferencias Apostólicas Universales (PAU) de la Compañía de Jesús a nivel mundial. El primero tiene como uno de sus objetivos “… contribuir al fortalecimiento de una sociedad civil justa, democrática, solidaria y sustentable, desde nuestra experiencia de fe”. Este objetivo se desarrolla con cuatro acciones que SIC ha promovido en su larga trayectoria vital: fortalecimiento de planes de sensibilización y formación sociopolítica, incidencia para el fortalecimiento de la sociedad civil, fortalecimiento de la producción de conocimiento científico y técnico para la construcción del país y la promoción de la defensa de los derechos humanos. Y de cara a las PAU, la segunda, “… caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerables en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia” orienta el modo de anunciar la vida de quienes se encuentran en las fronteras de la exclusión y la inequidad.
Mencionado lo anterior llegamos a concluir que la misión de la revista SIC ha sido y seguirá siendo la de evangelizar, lo cual significa:
… comunicar la buena noticia de la presencia en la historia de la humanidad de la justicia, la paz y el amor de una manera tan eficiente que produzca la conversión personal y la transformación de las estructuras de manera que se realicen realmente1
Entonces, la tarea de la revista SIC de cara al país y al mundo, para los próximos años, la visualizamos de la siguiente manera:
Ayudar a leer colaborativamente el futuro del país
En el país necesitamos del encuentro con otros y así colaborar en la reconstrucción sociopolítica; esto tenemos que transmitirlo al mayor número de personas para aglutinar los mejores esfuerzos que conduzcan a la innovación en las formas de vivir democráticamente. Sin el esfuerzo colaborativo no superaremos la situación desfigurada producto de injusticias, autoritarismos, pobrezas, en el país y en nuestra sociedad. Esta mirada al futuro nos lleva a sembrar los valores republicanos en las actuales generaciones y que estos se conviertan en una cultura vigorosa para transmitirla a las próximas generaciones. Por tanto, SIC tiene como reto que los jóvenes se re-hagan a la vida republicana y la sueñen continua y conjuntamente con otros, y que sea posible un país creativamente re-hecho con el esfuerzo de todos.
Una ventana que promueva la justicia y la democracia
En el contexto nacional SIC puede ayudar a recuperar el valor de la democracia y de la justicia como vectores para la unidad nacional, aceptando las diferencias y las divergencias políticas tan necesarias en los Estados democráticos. Esta ventana conlleva acompañar a comunidades locales para darles voz y que sean ellas mismas quienes expongan modos de organización comunitaria y democrática. Este ejercicio también supone denunciar la violación de los DD.HH. como de todas aquellas acciones del Estado que no garanticen la dignidad humana. SIC es un medio que pretende generar consensos y diálogo que permitan trabajar conjuntamente con otros sobre los modos de asumir la cultura democrática como un modo de vida que garantiza la vida justa y abundante para todos, sin distinciones partidistas o sociales.
El discernimiento sociopolítico
Las pautas para el discernimiento sociopolítico ayudan a vivir la vocación ciudadana con criterios para el compromiso por la vida en común. De allí que SIC se convierta en una ventana de difusión y sensibilización sobre la importancia de involucrarnos como ciudadanos en la vida y futuro del país. Además, la revista también es una ayuda para dar a conocer el parecer de la Iglesia sobre ciertos tópicos que comprometen al creyente en su dinamismo público y privado.
La llamada a la reconciliación y el trabajo por la paz territorial
Tantos años de creciente y sostenida polarización, con familias rotas por la violencia sociopolítica y por la migración, por la brecha social acrecentada en los últimos años, por la falta de reconocimiento social, entre otros factores, han traído como resultado un país desfigurado, enemistado y fracturado, lo que conlleva un arduo, sostenido y largo trabajo por la reconciliación sociopolítica y cultural. A este proceso le sigue contribuir en la construcción de una sociedad pacificada, respetuosa de los DD.HH. y de las instituciones públicas, pasando a relaciones ciudadanas de reconocimiento entre unos y otros gestadas en los territorios –en lo local– para irse transformando en un entramado nacional por la paz. Entonces a SIC le corresponde generar diálogos para la reconciliación, sensibilizar sobre las consecuencias de la violencia y proponer rutas de acción para la reconciliación y la paz territorial. Visto lo anterior, la revista se posiciona como un puente donde los venezolanos nos encontremos como hermanos que buscan la salvaguarda de la vida digna de los más pobres y de todos quienes se empeñan en hallar alternativas de vida buena para las mayorías.
Una propuesta cultural frente a lo irrespetuoso de la imagen sociopolítica
En Venezuela es urgente propiciar una propuesta cultural que ayude en la construcción de una imagen pública por el respeto y la tolerancia, las cuales han sido alteradas por la violencia sociopolítica enquistada en las calles de la nación desde hace varias décadas. Se trata de abrir una ventana cultural que ayude a leer al país como un cuerpo colectivo relacional partiendo de una imagen democrática inclusiva desde la confianza. La cultura ha sido una dimensión poco abordada a la hora de presentar modos innovadores de convivencialidad; se ha creído que la cultura es solo para intelectuales y las élites sociales, sin embargo, como proceso de transformación social tiene que ver con la preocupación por el país, con la formación de una conciencia crítica colectiva e individual que haga contrapeso a la construcción cultural de un proceso político y de cambio sectario y excluyente de las diferencias políticas. De allí que el trabajo de la revista gire alrededor de canalizar propuestas culturales por la vida en común tomando como base la confianza, ayudando a generar una agenda inclusiva para la repolitización en el país.
Conclusiones
SIC como una revista de expresión y de diálogo con la sociedad no puede desfallecer en continuar presentando al país una propuesta de significación democrática de la vida social y política que permita el mayor grado de justicia y de superación de las desigualdades económicas y sociales en Venezuela.
Aunado a lo anterior, la recomposición democrática tiene el nombre de reconciliación y de justicia y, en ese horizonte, SIC sigue comprometida con el pueblo venezolano para ser su ventana de libertad y de expresión. Este proceso de reconciliación es una vía de encuentro y diálogo para darle viabilidad humana a la vida en el país. Implica propuestas y consensos que SIC se empeñará en gestionar y llevarlos adelante, especialmente para que los más empobrecidos encuentren canales de acceso a una vida donde haya respeto por la dignidad humana.
Entonces, en SIC sigue vigente el compromiso de contribuir efectivamente en la transformación de Venezuela. Mantener a SIC como espacio de encuentro y diálogo implica compartir nuestro modo de contemplar al país interpretando los acontecimientos nacionales y mundiales para ofrecer un mensaje de esperanza en un contexto que desprecia al ser humano y arrincona el bien común por la satisfacción personal, inclusive en desmedro de las mayorías cada vez más empobrecidas. La esperanza que transmitimos no es en abstracto, sino viendo y apoyando el nacimiento silencioso y discreto de múltiples experiencias de trabajo colaborativo por la reconstrucción del tejido social, por la defensa de los DD.HH., en la constitución de redes de organizaciones sociales. En fin, en SIC transmitir una propuesta desde la fe y la justicia es dar razón de la esperanza que implica ayudar a conectar esfuerzos y a fomentar movimientos comunitarios, intelectuales, sociopolíticos, por la vida plena y buena en el país.
Notas:
- Plan Apostólico 2000-2020 de la Compañía de Jesús en Venezuela, p.17.