Ante un régimen que pretende penalizar a un canal por informar sobre la situación de la cárceles y los reclamos de los familiares y además hace gala de secretismo en el manejo de la salud presidencial, como si el acceso a la información estuviera restringido solamente a los organismos oficiales, no podemos menos que sumarnos a la protesta del Colegio Nacional de Periodistas y a su comunicado del 30 de junio, ya que también, como ellos:
“Pensamos que la apertura de este procedimiento administrativo, más que una medida para controlar los “supuestos” excesos mediáticos de Globovisión, tiene como intención ulterior acallar las voces críticas y generar un adormecimiento ante hechos graves de la sociedad, a fuerza de silencio, complicidad y medias verdades impuestas desde las alturas del poder”.
Hacemos un llamado a todos los periodistas venezolanos a estar alerta ante el avance de la censura y la autocensura y a nuestras seccionales para que activen todas las señales de alarma ante lo que se perfila como un nuevo cierre a un importante medio de comunicación social del país”. (Junta Directiva Nacional del CNP, Caracas, 30 de junio de 2011).
Ha sido política editorial de nuestra revista y no una posición de conveniencia política coyuntural la que nos ha hecho denunciar más de una vez la insostenible política penitenciaria de las cárceles en sucesivos gobiernos, y vaya como muestra esta serie de artículos en la que se han ido realizando fuertes críticas y recomendaciones:
1990: José Virtuoso “El Retén de Catia: para muestra un botón”, SIC Nº 525, pp.211-213
1993: Elisa Oroz “Habla una monja: Una experiencia en el Retén de Catia”, SIC Nº 554. p.167.
1995: Jesús Rodríguez Villarroel “El Retén de Catia” (Experiencia), SIC Nº 579, pp. 406-407
1996: Arturo Peraza “Encuentros y desencuentros en el Retén de Catia”, SIC Nº 582, pp. 54-55
1997: Felipe Crudele “El Retén de Catia”, SIC Nº 592, pp. 74-75.
Nos parece, a juzgar por la suma de indicios, que la situación de Rodeo I y Rodeo II ha superado la descomposición, que anteriormente hubo en el Retén de Catia y otros centros penitenciarios. Por eso nos sentimos identificados con la última Exhortación de la Conferencia Episcopal y nos sumamos a la advertencia de que:
“estamos viviendo en estos últimos días: el drama inhumano de las cárceles. La descomposición de estas instituciones es global y profunda. La ambigüedad en la defensa de los derechos humanos y la ineficiencia del Estado para dar una respuesta adecuada a tan vasta problemática, hacen presumir que la situación se le ha escapado de las manos a las autoridades y ha pasado a las de los mismos reclusos. Es tiempo ya de dar una solución definitiva y humanizadora al sistema penitenciario. Lamentamos la inestimable pérdida de vidas humanas en los hechos más recientes de violencia carcelaria” (29 de junio de 2011).
Glosando a Jesús en el Evangelio, nos atrevemos a decir que si el Ministerio Público, la Fiscalía y el Defensor de los Derechos Humanos callan ante los reclamos de los familiares, las protestas surgirán hasta de debajo de las piedras.
Foto: archivo