Es poco conocida la historia de la Iglesia y de los papas en la Edad Media. El poder de los reyes y señores feudales chocó fuertemente con la autoridad y el poder de los papas, que trataron de someter el poder civil al eclesiástico. Querían coronar al emperador, como signo de predominio, y los reyes o señores feudales trataron de someter el nombramiento de los papas a su veredicto. La elección de los papas era muy restringida. El emperador Lotario promulgó una constitución en el año 824 que reservaba la elección papal al clero de Roma.
La guerra entre los dos poderes llegó a términos dramáticos. Los señores feudales italianos tramaron una conspiración contra el papa Juan VIII: uno de los familiares del papa le envenenó y, como se prolongase la agonía, lo remató a martillazos. Era el mes de diciembre del 882. No fue el único pontífice asesinado.
La historia de Juan XII
El 16 de diciembre del 955 Octaviano fe elegido papa y tomó el nombre de Juan XII. No tenía veinte años; había recibido la educación de un joven noble y se entregaba con más gusto a la caza y a los placeres que a sus deberes de estado. Escandalizó a todos, pero ya se vislumbraban los signos precursores de la reforma eclesiástica, en la que desempeñarán tan gran papel los monjes de Cluny. El emperador Otón depuso a este papa 8 años después.
La fuente histórica
Todos los datos anteriores están tomados del libro del investigador francés Gaston Castella “Historia de los Papas”, que escribió tres volúmenes llenos de toda clase de información sobre ellos y que fueron publicados en español en 1970. Uno queda asombrado de cómo pudo subsistir la Iglesia en esos siglos tan oscuros. La mayoría de los papas de esos siglos fueron hombres poco religiosos, en los que triunfó la codicia, el nepotismo y el afán de poder. Conformaron un poder político más, tuvieron ejército, conquistaron territorios hasta crear los Estados Pontificios, fueron a guerras de alianzas y se cambiaron de bando. Ante este muestrario tan alejado de lo que ahora son los Papas, uno se da cuenta de que las palabras de Jesucristo se han cumplido plenamente: los poderes del mundo y del infierno no han prevalecido y no han podido deshacer a la Iglesia.
El contraste
El contraste con los Papas recientes no puede ser mayor. León XIII destaca por la encíclica Rerum novarum, la primera encíclica social, que apoya un salario digno para los trabajadores y su asociación en sindicatos. San Pío X, que hizo codificar el Derecho Canónico y a quien se atribuyen milagros en vida. Benedicto XV, que tuvo que sufrir la primera guerra mundial durante su pontificado. Pío XI, que buscó por todos los medios la pacificación y la evangelización de unas sociedades que se iban descristianizando. Pío XII, que sufrió la segunda guerra mundial y que firmó varios concordatos con gobiernos antes enemigos, protegió a judíos perseguidos; aprobó los géneros literarios en la interpretación de las Sagradas Escrituras. San Juan XXIII, el Papa bueno, que convocó el Concilio Vaticano II, que sigue transformando la Iglesia. San Paulo VI, gran devoto mariano, que fomentó las relaciones ecuménicas con la Iglesia ortodoxa, anglicana y protestante. Juan Pablo I, el papa de la sonrisa, que sólo duró 33 días. San Juan Pablo II, el polaco que rompió la tradición secular de papas solo italianos, el papa viajero, líder mundial reconocido por su trabajo apostólico sin tregua, que hablaba 12 idiomas. Benedicto XVI, el papa teólogo, profesor de teología y secretario de Juan Pablo II, primer papa que renuncia en tiempos modernos. Francisco, primer papa latinoamericano y primer jesuita en ocupar ese puesto.
Tres de estos pontífices han sido canonizados (Pío X, Paulo VI y Juan Pablo II) y dos declarados venerables (Pío XII y Juan Pablo I), Como puede verse, el contraste con los papas de la Edad Media no puede ser mayor. Jesucristo está tranquilo en el cielo.