¿Podrá la oposición en Venezuela dejar a un lado la guerra interna y poner al país por delante de los intereses y ambiciones particulares?
Por Carlos Torrealba Rangel*
En 2023 fueron las elecciones primarias de la Plataforma Unitaria Democrática, hace apenas unos días atrás el proceso de postulación de candidatos a las elecciones presidenciales del 28 de julio, hoy el trauma ocasionado con la inscripción de candidatos presidenciales, mañana será otro tema que dividirá a la oposición en luchas inútiles y desoladoras, repitiendo sin cesar un patrón de comportamiento caracterizado por agresiones, descalificaciones y desprestigios mutuos, con resultados negadores de cualquier posibilidad de entendimiento y acuerdo. Así la oposición volverá a fracasar una vez más en su lucha por cambiar de gobierno, facilitando la estrategia del oficialismo de dividir para evitar la alternancia en el poder.
En el campo opositor todo se transforma en una batalla polarizadora entre facciones, donde las voces moderadas y equilibradas pierden poder e influencia. Pero en esa contienda el pensamiento crítico y el debate de ideas quedan ausentes. En realidad, desde hace muchos años atrás se ha dejado de discutir seriamente sobre el país, los problemas que afectan a la población, el plan para superarlo, y solo se plantean falsos dilemas para ganar peleas intrascendentes.
Como ya se ha dicho en muchas oportunidades y aun así se debe repetir en muchas más: en un país empobrecido, destruido, con una severa crisis económica nunca vista en país latinoamericano alguno en la historia moderna, y sin proyecto de futuro compartido que unifique a los venezolanos, la ausencia de una voluntad común en la oposición que exprese y capitalice el deseo de cambio de la sociedad es una tragedia y las diferencias sostenidas a ultranza son una condena.
Para superar esta incertidumbre asfixiante, particularmente la absurda guerra estéril entre los opositores, se requiere de un liderazgo sensato, responsable y comprometido con sentido y propósito común. Y, sobre todo, líderes más humildes, que admitan errores y derrotas, con espíritu de rectificación, y que concentren todo el esfuerzo que sea posible en los puntos que acercan y unen, porque se trata de sumar para hacer realidad el cambio que anhela el país, a fin de revertir la destrucción de la nación, recuperar la democracia y avanzar hacia una Venezuela mejor.
En este contexto, es necesario impulsar de manera urgente, desde diversos sectores de la sociedad (ONG, asociaciones de ciudadanos, colegios profesionales, gremios empresariales, personalidades generadoras de opinión pública, etc.), un Pacto Democrático por el Cambio, que sirva de plataforma para que el liderazgo opositor dialogue razonablemente y logre un acuerdo para llevar a cabo una campaña electoral dirigida a motivar el voto y a comunicar propuestas a la gente, de manera que la mayoría del país pueda inclinarse por aquella candidatura que mejor exprese el deseo de cambio y que pueda garantizar el triunfo de la democracia frente a la aspiración reeleccionista del presidente Nicolás Maduro.
Ese pacto igualmente ha de considerar que los que no tengan oportunidad por no contar con suficiente apoyo popular retiren oportunamente sus candidaturas para evitar la división y dispersión de la votación por el cambio. Escoger y respaldar la candidatura más viable para la victoria electoral es un gran servicio que los sectores democráticos prestarán a la nación.
Antes de concluir conviene que los partidos y líderes políticos tengan presente que la inmensa mayoría de los venezolanos (más del 80 %) considera necesario un cambio de gobierno en Venezuela, como condición indispensable para resolver y superar la crisis del país. Esa oportunidad se abre precisamente este año y la viabilidad de la misma dependerá de la unidad opositora y de la masificación del voto.
Un gobierno nuevo es el comienzo de un mañana mejor que prefigura una Venezuela nueva, moderna, inclusiva y de progreso económico y social para todos.
¡Votemos unidos por el futuro de Venezuela!
El 28 de julio: voto, sí. Abstención, no.
*Economista. Secretario Ejecutivo de la Fundación Plan Estratégico de Caracas | @carlostorrealbarangel.