Por Bernardo Guinand Ayala*
Para celebrar su octogésimo tercer cumpleaños el pasado mes de diciembre, Bernardo Guinand nos ofreció una mirada retrospectiva de la vida de un hombre que ha dedicado su vida, entre otras cosas, al fomento de la educación como base fundamental del desarrollo de una nación: nuestro insigne padre Luis Ugalde, s.j.; quien recientemente fue galardonado con el “Premio Sabino Arana 2021”, por su destacada e inspiradora trayectoria, la cual ha dejado una profunda huella en la sociedad venezolana.
Escribí inicialmente estas líneas para la postulación del padre Luis Ugalde a un premio internacional patrocinado por la Fundación Mapfre en España, que busca reconocer a personas por su legado de “toda una vida profesional”, independientemente del área a la cual hayan dedicado sus esfuerzos. Bajo la autorización del propio P. Ugalde, quien me expresó su aprobación si con ello contribuía en algún modo a la sostenibilidad de las obras con las cuales colabora, me dediqué a escribir el texto –que ahora sintetizo a efectos prácticos– esperando ir vadeando los diversos niveles del concurso.
Luego de aceptada la postulación y la espera del tiempo perentorio, al no tener noticias del concurso, escribí a su e-mail de contacto recibiendo la siguiente respuesta: “Son muchos cientos de candidatos los que se presentan cada año a estos premios. Les animo a que continúen intentándolo en la siguiente edición”. Meses después, veía publicado en su portal web que el premio había sido otorgado al cantante español Raphael, con el cual crecimos allá por los ochenta viéndolo sopotocientas veces en Sábado Sensacional. Sin desmerecer para nada la carrera de Raphael, para mis adentros pensé cómo la farándula está siempre por encima de la educación, aunque todo el mundo hable de la importancia de esta última.
Por ello, hoy, en la celebración del cumpleaños número 83 del Padre Luis Ugalde, como breve y personal homenaje, quiero dejar asentadas estás líneas, para agradecer –en vida– su trayectoria dedicada a la educación y a un país que hizo suyo, mucho más que millones de compatriotas que nacieron en estas tierras.
Adiós a Bergara, para toda la vida
Hablar de Luis Ugalde, tal como sucede con muchas figuras multifacéticas que dejan hondas huellas a su paso, dependerá del área de su trayectoria que destaque quien le reseñe, así como de la propia vinculación y legado que deje en quienes han tenido el privilegio de acompañarle en alguna de sus tantas facetas. Sacerdote, educador, jesuita, académico, visionario, gerente, escritor, líder, filántropo, innovador, son algunas de las diversas connotaciones sobre las cuales podríamos dirigir esta presentación. Sin temor a equivocarme, en este momento de su vida y luego de una larga trayectoria al servicio del país a través de diversas responsabilidades, se ha convertido en un referente en temas sociales, políticos, empresariales, académicos y religiosos, destacando como uno de los hombres más respetados de Venezuela, patria que hizo suya al punto de ser uno de los académicos más estudiosos de su historia pasada y presente.
Luis María Ugalde Olalde, el jesuita, nació en Bergara, País Vasco, el 22 de diciembre de 1938 y llega a Venezuela postulándose como voluntario –para toda la vida– con tan solo 18 años, como tantos otros jesuitas que hicieron de Venezuela su nuevo hogar. Estudió Filosofía y Letras, luego Teología y Sociología, así como un Doctorado en Historia, estudios realizados en universidades de Colombia, Alemania y Venezuela tal como reseña su amplio curriculum vitae que tuve que resumir al máximo para su postulación.
Aun cuando ha ejercido diversos cargos en obras dirigidas por la Compañía de Jesús en Venezuela –siendo incluso Provincial entre 1979 y 1985– su paso por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) destaca como el momento más representativo de su carrera, siendo primero Vicerrector Académico y luego Rector durante 5 períodos rectorales seguidos entre 1990 y 2010. Durante su gestión, la UCAB creció en todos los aspectos del quehacer universitario, desde infraestructura y número de sedes (Caracas, Los Teques, Coro y Guayana con un campus amplio y novedoso que apostaba al desarrollo del país en el extremo sur), así como en docencia, investigación y extensión, convirtiéndose en la universidad privada de mayor referencia a nivel nacional, con especial atención y dedicación por los problemas sociales, políticos, económicos y culturales del país. Todo ello en medio de períodos de grandísima conflictividad política y social, que lejos de apagar su ímpetu, repercutió como voz contundente para denunciar y proponer una visión de país.
Durante ese tránsito, también fue Presidente de la Asociación de Universidades de la Compañía de Jesús de América Latina (AUSJAL), ampliando su radio de influencia a toda Latinoamérica en aspectos del acontecer universitario. Una profunda reflexión desde AUSJAL guiada por la interrogante: ¿Estaremos formando profesionales exitosos para sociedades fracasadas? moviliza indiscutiblemente a Ugalde para hacer de la UCAB una universidad orientada, no solo a investigar y proponer, sino también a desarrollar iniciativas novedosas que logren dar respuestas al principal drama del país: la pobreza.
Como académico, Luis Ugalde ha sido docente e investigador universitario, prolífico escritor, destacando sus artículos en revistas y periódicos que constituyen un referente en el acontecer nacional. Es Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Venezuela, así como de la Academia Nacional de la Historia y posee Doctorado Honoris Causa de la Universidad Centroamericana de Nicaragua, la Universidad de Los Andes ULA en Venezuela y el Sistema Mexicano de Universidades Jesuitas.
La Iglesia Católica a través de la Conferencia Episcopal Venezolana, así como los diversos líderes de otras religiones, el empresariado agrupado en todas sus federaciones y gremios, las asociaciones civiles de diversas índoles, las universidades y centros educativos, profesionales, políticos, líderes sociales y jóvenes universitarios tienen en Ugalde un vocero permanente en los más variados foros y conferencias tanto dentro como fuera de Venezuela. Sumado a todas estas atribuciones, en mi experiencia personal, el padre Luis Ugalde tiene una característica muy difícil de encontrar en una misma persona: combina una visión estratégica muy amplia con la habilidad gerencial capaz de involucrarse en los detalles y el trabajo minucioso. Me atrevería a decir que esa confluencia de atributos le otorga legitimidad a su liderazgo, pues no se trata de un visionario desde la academia, sino de un liderazgo que puede demostrar con propiedad el resultado de su visión. Y sus obras dan fe de ello.
Ugalde y su conexión con lo social
Si bien su carrera académica y sacerdotal, así como su compromiso con Venezuela y la Compañía de Jesús ya son dignas de reconocimiento, su vinculación con lo social representa, a mi manera de ver las cosas, uno de los atributos más resaltantes del legado del padre Luis Ugalde. Su filosofía no es una aproximación predominantemente académica, sino que ha sido un planteamiento recurrente de su visión de país como vía necesaria para la construcción de ciudadanía y convivencia. Ha sido un planteamiento permanente y amplio, en el cual no solo ha propuesto soluciones, sino que ha trabajado decididamente en ellas.
Un mensaje recurrente en su pensamiento transmite la necesidad del “rescate de lo público”, donde Ugalde hace énfasis en que “lo público” no es exclusiva responsabilidad de entes gubernamentales. Lo público nos corresponde a todos, y por ello, la implementación de programas sociales de diversa índole en temas como la educación, la salud, la atención a los más vulnerables, tienen una perspectiva de servicio público, aunque perfectamente puedan ser gestionados desde iniciativas privadas. La responsabilidad o área que se atiende es de carácter público, independientemente de quien lo gerencie. Esta visión plantea la necesidad de trabajo articulado entre organizaciones sociales, gobiernos y entes privados para atender la severa crisis de servicios y oportunidades que aqueja a los venezolanos.
Vivir y servir en comunidad
Durante un largo período de tiempo, Luis Ugalde vivió en Los Canjilones, una barriada de La Vega en el oeste de la ciudad de Caracas, población reconocida por la carencia de servicios públicos, inseguridad y pobreza en general. La cercanía de los jesuitas con esa parroquia ha sido muy fructífera, lo cual ha generado la posibilidad de vincular sus obras (movimientos juveniles, parroquias, centros de enseñanza, universidad) con dicha comunidad.
Vivir desde la comunidad genera por un lado apego, pero sobre todo la posibilidad de ponerse en los zapatos del otro. La dinámica del barrio hay que vivirla para entenderla. Esa cercanía significó para Ugalde un norte para el desarrollo de programas y proyectos desde la visión del barrio y desde la generación de capacidades que permitan desarrollar el talento de las personas y no solo la consecución de dádivas o auxilios esporádicos.
Durante más de 30 años, el padre Ugalde ha venido acompañando a la comunidad de La Pradera, sector ubicado en la parte más alta de La Vega, que como la gran mayoría de los barrios en Caracas nació producto de invasiones que luego fueron consolidándose como asentamiento y buscando resolver los enormes desafíos de vivienda, vialidad, servicios públicos y convivencia.
Además de su acercamiento inicial como sacerdote, la presencia de Ugalde garantizó un desarrollo digno de la comunidad en compañía de las Hermanas Misioneras de Acción Parroquial presentes en la zona. Una capilla, un hogar de cuidados diarios, un centro asistencial de salud, un centro comunitario con diversos programas, una escuela de Fe y Alegría y formación para jóvenes son algunos de los proyectos que la presencia de Ugalde y su vinculación con empresarios y aliados pudo canalizar para dar respuesta a las enormes demandas que tienen los más desfavorecidos. No hay empresario, estudiante, político, aliado, diplomático o visitante extranjero a quien Ugalde no le haya hecho un tour en tan alejado lugar, para tratar siempre de “sumar y multiplicar”, como suele enfatizar, para lograr el desarrollo de dicha comunidad.
Estudio para la superación de la pobreza
Tal como mencioné previamente, desde la asociación de universidades confiadas a los jesuitas en América Latina AUSJAL, había una reflexión muy latente a inicios de la década de los noventa: “¿Estaremos formando profesionales exitosos para sociedades fracasadas?” lo cual fue para Ugalde un disparador que lo impulsó a dedicar sus esfuerzos al más completo estudio de la pobreza, vinculando academia y diversos sectores de la vida nacional.
Así nace desde la universidad el denominado “Proyecto Pobreza”, impulsado desde el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, sumando luego a las más importantes universidades del país y creando para ello la Asociación Civil para la Promoción de Estudios Sociales formada por un grupo de empresarios preocupados por dar respuesta a los desafíos del país.
Luego de innumerables publicaciones, presentaciones, asesorías a lo largo de varias décadas, aún hoy, este proyecto y las generaciones de investigadores que allí se formaron siguen en constante producción de contenido e investigaciones. De hecho, en ausencia de datos estadísticos oficiales de hogares en Venezuela actualmente, la principal fuente de información referencial es la Encuesta de Condiciones de Vida del venezolano (ENCOVI) y que viene siendo una consecuencia significativa del otrora Proyecto Pobreza.
Muy lamentablemente, mientras se gestó toda esta vocación por lo público desde la academia y el empresariado, Venezuela entró en uno de los períodos más complejos de nuestra historia reciente que lejos de “sumar y multiplicar” con los más capaces, se encargó de “restar y dividir”. Luis Ugalde ha sido un permanente crítico de tal situación, pero siempre con una convicción y visión esperanzadora, lo cual lo catapulta como hombre necesario para la Venezuela actual.
El Parque Social Padre Manuel Aguirre SJ
Si el Proyecto Pobreza fue la respuesta académica a la pregunta cuestionadora, el Parque Social fue la respuesta práctica, el laboratorio experimental para seguir haciendo de la UCAB una universidad cónsona con la realidad venezolana.
Tengo un sesgo al postular al Parque Social UCAB como una de las expresiones más brillantes de la carrera del Padre Ugalde, pues tuve el privilegio de acompañarle en este desafío. Lo defiendo por lo osado del proyecto y contundente de sus resultados, superando incluso las expectativas del propio Ugalde: “Mientras muchas iniciativas se ven frustradas, pues su realidad poco pudo acercarse al sueño inicial, en el caso del Parque Social ocurrió lo contrario, pues la realidad, sencillamente, superó lo que soñamos” (Luis Ugalde sj, 2010, Homilía de despedida como Rector de la UCAB).
La construcción conceptual y física del Parque Social UCAB a finales de la década de los noventa del siglo XX fue realmente un ejemplo de audacia y de visión de futuro cónsona con el país. En medio de tantas necesidades de crecimiento de toda la planta física de la universidad, se opta por la creación de un proyecto social de gran envergadura que sirva como plataforma para generar un impacto tanto a lo externo como a lo interno de la universidad.
Como todo proyecto, el Parque Social contó con personas visionarias que impulsaron su gestación y desarrollo. Los jesuitas Luis Ugalde y Luis Azagra fueron los gestores conceptuales y reales de la obra, cuyas directrices, orientaciones y acompañamiento fueron claves para crear un modelo totalmente novedoso de universidad basada en el servicio y orientada a formar profesionales comprometidos con el desarrollo de la sociedad venezolana. Ya Ugalde, varios años antes, siendo vicerrector académico había creado la Dirección de Proyección a la Comunidad como espacio necesario para la vinculación de la tarea académica con la realidad que nos interpelaba.
Luego desarrolló conceptualmente la propuesta y acuñó el término “Parque Social” poniendo especial énfasis en la concepción de un “proyecto para el rescate de lo público”. El objeto del proyecto exponía: “Se trata de que esta sociedad deje de considerarse llevada en brazos y sin costos por el Estado petrolero y pase a ser ella la que asume el Estado y la gestión eficaz de los servicios públicos” (Ugalde, Parque Social Manuel Aguirre Elorriaga, 1996). Vale destacar que estas líneas son previas a la llegada del “Socialismo del Siglo XXI”, cuyo enfoque, lamentablemente para el país, fue diametralmente opuesto a lo planteado por Ugalde a mediados de los noventa.
Hoy día, el Parque Social de la UCAB supera las dos décadas de atención ininterrumpida a las comunidades más vulnerables con un proyecto de salud (Centro de Salud Santa Inés UCAB) que supera las 100.000 atenciones médicas por año a muy bajo costo y bajo un modelo de autosostenibilidad financiera; lidera una red de centros de salud de organizaciones religiosas a lo largo del país (AVESSOC) y vincula a estudiantes de toda la universidad y sus carreras para conectarse a través de cada una de sus disciplinas con el servicio a los más vulnerables dentro del Centro de Educación Comunitaria. Este modelo de universidad-servicio cuenta con sede permanente para las clínicas jurídicas dando asesoría legal gratuita; también una unidad de psicología que combina docencia, servicio e investigación con un equipo de profesionales y estudiantes de pre y posgrado, asesoría económica, apoyo educacional a las escuelas de la zona y sede para todo el voluntariado de las diversas escuelas de la UCAB.
El Parque Social es un caso de estudio a nivel mundial y no han sido pocas las veces que visitantes nacionales e internacionales, de muy diferentes áreas de conocimiento, hayan quedado boquiabiertos ante la osadía de un proyecto de tal envergadura desde una universidad.
Reflexión final
Luis Ugalde llega a sus 83 años con la cabeza lúcida y en plena actividad. Como muchos otros quienes han dedicado su vida entera al país, llega con la impotencia de no terminar de ver un cambio para la inmensa mayoría de los venezolanos que anhela calidad de vida, pero siempre con una palabra esperanzadora en cada línea que sale de su laptop o cada palabra dada en una conferencia, homilía o entrevista. Si algo conoce el Ugalde historiador, es que las cosas no son eternas y que más temprano que tarde, su visión de país podrá ser un modelo puesto en práctica, no solo en los espacios en los cuales tienen la dicha de contar con su liderazgo, sino en toda una Venezuela que clama por ello.
Sus lecciones han tenido resonancia en muchos de los que hemos tenido la fortuna de aprender a su lado y mi propia fundación lleva su impronta a otros sectores donde procuramos construir junto a su gente. Dios lo bendiga padre Ugalde y le permita ver el comienzo de la Venezuela que soñó.
Nota:
Video del discurso de Luis Ugalde, Premio Sabino Arana 2021, durante la celebración de la Gala de entrega de premios el 30 de enero de 2022 en el Teatro Arriaga (Bilbao): www.youtube.com