Andrés Cañizález
Infocracia – Tal Cual
El título de esta nota lo he tomado prestado de un artículo que escribiera el colega y amigo Alonso Moleiro para la revista Comunicación, que edita el Centro Gumilla, por allá por 2004. El periodismo venezolano, a mi entender, atravesaba entonces una de sus etapas más cuestionables al ser una suerte de correlato de la intensa polarización que entonces caracterizaba al país. Algunas prácticas de aquel momento persisten en el tiempo y parecen hacerse cotidianas en el ejercicio periodístico.
Las recientes elecciones presidenciales, realizadas en Venezuela el 7 de octubre, tuvieron una cobertura periodística que dista mucho del deber ser del trabajo que deben hacer periodistas y medios, en el contexto de una campaña electoral. Como sostenía Alonso Moleiro en 2004, hace falta que traigan de vuelta al periodismo en Venezuela. Repasemos algunos elementos que quedaron en evidencia durante los meses electorales de 2012.
Los medios deben estar para informar.
Esto es parte de las reglas básicas que deben seguir medios, editores y periodistas.
Algo que suena sencillo o básico pero que en contextos como el venezolano tiene rasgos de quimera. La prensa escrita, en líneas generales, es tal vez la que más esté cerca de tal deber ser. Eso lo puedo afirmar después de hacer seguimiento a una docena de periódicos de Venezuela durante la campaña electoral, el día de la votación y los días posteriores. Hubo excepciones, desde mi punto de vista con carga negativa, con medios impresos que asumieron el papel de barricada ideológica, en el caso de impresos gubernamentales, o propietarios de medios privados que abiertamente formaron parte del comando de campaña opositor. El papel informativo de los medios y del periodismo en general cobra una mayor relevancia en el marco de una campaña electoral.
Los medios deben optar por el equilibrio y la honestidad a la hora de contar lo que ocurre. El amigo Germán Rey, ampliamente conocido por su rol como pensador e investigador del periodismo colombiano, sostenía al referirse al papel del defensor del lector dentro de un diario que se trataba de un oficio de equilibristas. En mi opinión, la imagen del equilibrista cobra significación para el periodista en una sociedad partida por sus preferencias políticoelectorales en dos partes relativamente iguales, como es el caso de Venezuela.
Vale acotar de inmediato: el equilibrio no es una fórmula matemática para lograr porcentajes de representación política dentro de las noticias. Se trata, desde mi punto de vista, de una apuesta editorial y periodística que intenta mostrar de forma equilibrada y honesta los acontecimientos a la sociedad. Es un deber ser que tiene carácter de urgencia en Venezuela.
Durante la reciente campaña algunos medios radioeléctricos, especialmente canales de televisión con notable peso en la opinión pública, tuvieron papeles reñidos con las buenas prácticas.
En el contexto de estas elecciones presidenciales, alguna pantalla privada literalmente fue sinónimo del comando de campaña de la oposición, mientras que la principal oficial se prestó incluso para jugar al laboratorio de guerra sucia electoral. En algún caso se entendió la fórmula matemática del equilibrio y en otro medio nacional de televisión la cobertura electoral prácticamente fue secundaria. Esto último, por cierto, también es preocupante.
Una visión sesgada e incompleta de lo que ocurre daña la práctica periodística.
Esta es tal vez la tarea más urgente que debe afrontar el periodismo venezolano, si nos guiamos por lo que ocurrió durante el proceso electoral. La falencia se observa con mayor predominio en los medios radiales, que hoy en el país además ha cambiado su orientación. La radio en Venezuela, paulatinamente, se ha convertido en territorio afecto al gobierno, incluso en los grandes circuitos. Por alguna razón, tal vez asociada a la fugacidad del mensaje radial, en los informativos radiales de estaciones oficiales y algunas privadas para-estatales se usa sostenidamente la emisión de medias verdades, imprecisiones o descalificaciones.
Estas tendencias, descritas aquí de forma sintética, no hablan precisamente bien de la práctica periodística en el contexto electoral reciente de Venezuela. El periodismo venezolano tiene desafíos de envergadura y por añadidura con carácter de urgencia. Se trata de recuperar un rol de intermediación: comprender que un flaco favor le hace al ciudadano, a fin de cuentas el destinatario de los mensajes periodísticos, tener medios que sean réplicas de un comando de campaña. Sin duda alguna que en el contexto electoral o de polarización tienen mayor relevancia las nociones de equilibrio y honestidad a la hora de informar, y para informar genuinamente se deben presentar todos los puntos de vista, respetando a cada uno. Conclusión: como decía Moleiro en el 2004, hace falta que traigan de vuelta al periodismo.