Luisa Pernalete
“Somos una mirada/ que se encuentra a sí misma en otros ojos,/ manos en el aire/ que se afirman y descansan en otras manos//. El amor y el juego/ el adorno y las palabras/ no son el fruto de seres solitarios//” Así comienza “Todos” esa oración /poema de B. González Buelta SJ (2009) que sugiere que aunque seamos diferentes, cada quien debe ser único y especial, no podemos seguir en círculos cerrados, siempre con la misma gente, “el nosotros necesario”.
Creo que eso lo estamos entiendo los venezolanos, si bien hay extremos no me gusta decir “irreductibles”, digamos que “resistentes”, la mayoría estamos de acuerdo con unas cuantas cosas, por ejemplo: la situación está muy, muy difícil para la mayoría – ya ni siquiera hablamos de sectores populares y de la clase media está muy pareja la cosa; de acuerdo también en que llegar con vida es una lotería, sin descuidar que hay zonas más peligrosas que otras, pero las balas andan sueltas sin límites visibles; estamos de acuerdo en este cansancio que supone buscar el pan nuestro de cada día… En Ciudad Guayana, por ejemplo el arroz proveniente de Brasil, es el mismo en Puerto Ordaz que en comunidades populares de San Félix, al mismo elevadísimo precio. Usted va en el metro de Caracas o en un autobús en Barquisimeto, y la gente habla de lo mismo: lo que no consiguió o el último atraco que sufrió o presenció.
Otra cosa es si nos detenemos en las causas, puede haber diferencias, pero está claro que lo que estamos viviendo no es “la suprema felicidad “para la mayoría de los venezolanos. Que seamos diferentes no es el problema. Giovani Sartori nos dice que “la democracia hoy es “multicolor”, la autocracia, los despotismos, las dictaduras, son mundos de un único color”, dice también “ es en la diferencia y no en la uniformidad donde reside el fermento y el alimento más vital para la convivencia” ( Sartori, 2009 ), pero hay bases comunes de descontento y de anhelos.
Queremos que los jóvenes no se sigan yendo del país; queremos que las balas se recojan, queremos acceso a los alimentos y medicamentos, queremos empleos dignos. Guerra la querrán los que se lucran vendiendo armas, pero ese no es el caso de las mayorías. Personalmente me gustaría que voceros gubernamentales, de cualquier color, que sepan pensar antes de hablar y pensar, porque insulto es insulto venga de donde venga.
Sueño con Políticas Públicas que protejan integralmente a los niños, niñas y adolescentes, no quiero ver a más madres llorar por sus hijos muertos antes de tiempo, ni tampoco por saberlos en situación de riesgo ante tentaciones de violentos.
Entonces, hay que pensar en todos, en los problemas de todos, y si nos parece que el gobierno no está resolviendo los problemas, tenemos derecho a dirigir peticiones a los funcionarios (ART 51), tenemos derecho a expresar nuestros pensamientos, ideas y opiniones ( Art. 57); tenemos derecho a manifestar pacíficamente y sin armas, y además a que no se use contra nosotros los ciudadanos armas de fuego y sustancias tóxicas para controlar esas manifestaciones ( Art. 68); además, dice la CRBV que “todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocable” (ART. 71). Participar en acciones que tengan que ver con nuestros derechos, derechos de todos, no debería tener ningún obstáculo por parte del gobierno- el cual tiene poder porque nosotros se lo hemos dado -.
Si usted es de los que ha decidido quedarse en el país, si usted es de los que no se resigna a seguir en un vía crucis permanente, si usted es de los que cree que la Constitución es de todos y no es delito luchar por lo que ahí se contempla como derecho, entonces salga de su círculo cerrado, únase a muchos que quieren vías pacíficas para los grandes problemas. ¿Qué le da miedo? El miedo compartido es más liviano. No se quede en su casa, es hora de coros multitudinarios.