Comunicado
A las autoridades federales, estatales y locales,
A los organismos autónomos de derechos humanos, A los organismos internacionales,
El éxodo migrante de personas centroamericanas, principalmente hondureñas, lleva dos semanas caminando por territorio mexicano. Se calcula que el primer grupo que entró lo integran casi 7 mil personas, en su mayoría familias, mujeres, niños, niñas y bebés en brazos. Las condiciones en las que continúan su camino son adversas y el hostigamiento por parte de diferentes actores del gobierno mexicano es constante, como se ha documentado en los monitoreos de distintos colectivos de organizaciones en Chiapas y Oaxaca. Además, en frontera sur, el gobierno mexicano ha estado deteniendo y deportando a las personas que intentan ingresar y la ayuda humanitaria se condiciona a las personas que deciden solicitar protección internacional y que con engaños son trasladadas a un albergue temporal conocido como “La Feria” y permanecen en detención.
El primer grupo del éxodo continúa caminando y a pesar de los esfuerzos de las parroquias, albergues, comunidades y organizaciones por brindarles atención humanitaria, las necesidades son múltiples y la salud de las personas empeora cada día. Se ha detectado que, en la medida en que las personas consiguen transporte de un poblado a otro, su salud mejora considerablemente; sin embargo, el gobierno mexicano está bloqueando cualquier forma de apoyo a través de transporte. Damos cuenta que este bloqueo busca impedir la movilización de las personas y que desistan del intento por llegar a la Ciudad de México.
La ruta pretendía llegar a Ciudad de Oaxaca a través del apoyo para transporte que se había solicitado a diferentes instituciones como las que conforman el Puente Humanitario, que están acompañando y brindando diferentes servicios a la población. Sin embargo, ante la imposibilidad de conseguir medios de transporte y frente a la delicada situación de salud que se puede agravar, se identificó que la única opción era continuar caminando por la ruta de Veracruz. El día de hoy, miles de personas están llegando a Sayula de Alemán, municipio previo a Acayucan, Veracruz.
Desde que el éxodo comenzó a caminar por México, se hizo todo lo posible por evitar que pasaran por Veracruz, ya que se sabe del alto riesgo al que se enfrentan las personas migrantes debido a la presencia del crimen organizado en la región. Por ambas rutas la seguridad de las personas se pone en riesgo de diferentes formas. Sin embargo, ya existía la posibilidad de conseguir más de 70 autobuses que trasladaran a las personas de manera segura a la Ciudad de Oaxaca. El bloqueo y la falta de protección hace al gobierno mexicano directamente responsable de la vida, seguridad e integridad física y personal de cada una de las personas que va caminando en el grupo, principalmente de las niñas y niños.
Derivado de lo anterior, es importante asegurar, por el momento, la llegada en óptimas condiciones a la Ciudad de México en donde las personas que integran el éxodo podrán contar con mejores condiciones de salud y con la información adecuada para iniciar trámites de regularización migratoria, información sobre los riesgos de la ruta por el norte y los requisitos para solicitar asilo en Estados Unidos y que, de esta manera, puedan tomar las decisiones que mejor consideren.
Instamos a las autoridades federales, estatales y municipales; CNDH y Comisión Estatal de Derechos Humanos de Veracruz; así como a los organismos internacionales, a lo siguiente:
A las autoridades:
A los gobiernos locales por donde vaya caminando el éxodo, garantizar en todo momento la atención, protección y ayuda humanitaria a las personas integrantes del éxodo, asegurando la protección a su vida e integridad, incluyendo los momentos de traslado que suponen un mayor riesgo. Así como a garantizar la seguridad y no criminalización de todas las personas defensoras de derechos humanos que acompañan al éxodo.
A las autoridades federales, garantizar el transporte digno para las personas integrantes del éxodo que permita su objetivo de llegar a la Ciudad de México en condiciones dignas para todas las personas.
Al Instituto Nacional de Migración, abstenerse de realizar detenciones arbitrarias o masivas, de utilizar la fuerza o de impedir el desplazamiento del éxodo, considerando en todo momento la situación de emergencia humanitaria que éste representa. Por ello, es importante garantizar el libre tránsito y no realizar operativos ni aseguramientos por parte de sus agentes en las zonas de Veracruz por las que vaya caminando el éxodo.
A la Policía Federal y Gendarmería. Es fundamental el acompañamiento de la Policía Federal y Gendarmería para asegurar a las personas, garantizando el respeto a su integridad personal en todo momento. En los trayectos debe asegurarse que la presencia de autoridades no entorpezca el paso, la interlocución no debe ser por parte de Policía u otras fuerzas de seguridad, sino que debe privilegiarse que sea a través del Grupo Beta del INM y en presencia de personal de la CNDH.
Además, se debe tener especial atención y brindar las medidas de seguridad necesarias para las personas que tengan necesidades específicas de protección, en particular mujeres, niños y niñas, personas adultas mayores, personas con discapacidad y personas LGBTI.
En todo momento, y sobre todo en la Ciudad de México, se debe garantizar información y procedimientos justos y eficaces, para el reconocimiento de la condición de refugiado, respetando en todo momento el principio de no devolución.
A la CNDH y Comisión Estatal de Derechos Humanos de Veracruz:
Como garantes de los derechos humanos de todas las personas en el país, vigilar que en el trayecto del éxodo se respeten sus derechos y vigilar el actuar de la autoridad en todo momento, para que éste sea acorde al respeto y protección de los derechos humanos de las personas.
Ayudar en la documentación de agresiones o riesgos que enfrentan quienes integran el éxodo y apoyar el los diferente diálogos e interlocuciones con las autoridades. Es indispensable que, considerando la situación de emergencia y urgencia, así como la desconfianza que naturalmente viven las personas que integran el éxodo frente a las autoridades, puedan funcionar como puente e interlocutores, apoyando en las demandas que surjan en el transcurso del éxodo que tengan que ver con la atención humanitaria y las condiciones de seguridad.
A los organismos internacionales:
Vigilar y monitorear el desarrollo del éxodo supervisando el actuar de la autoridad para que sea acorde con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos y derecho humanitario, con la finalidad de evitar violaciones a derechos humanos de las personas que integran el éxodo.
Firman: Red Jesuita con Migrantes México.
Albergue Decanal Guadalupano Tierra Blanca, Veracruz; Casa de Acogida, Formación y Empoderamiento de la Mujer Migrante y Refugiada CAFEMIN; Casa del Migrante Monseñor Guillermo Ranzahuer; Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova; Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez; Centro de Día para Migrantes Jesús Torres/ Centro de Derechos Humanos Juan Gerardi; FM4, Paso Libre; Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría S.J., Universidad Iberoamericana Puebla; Misión Santísima Trinidad Arena Chiapas; Parroquia Plátano y Cacao, Tabasco; Pastoral del Migrante de Hidalgo; Parroquia de la Sagrada Familia; Programa de Asuntos Migratorios, ITESO; Programa de Asuntos Migratorios y Programa de Derechos Humanos, Universidad Iberoamericana Ciudad de México; Programa de Asuntos Migratorios, Universidad Iberoamericana León; Programa de Asuntos Migratorios, Universidad Iberoamericana Torreón; Proyecto Biprovincial Iniciativa Kino para la Frontera; Proyecto Huayacocotla; Servicio Jesuita a Migrantes y Servicio Jesuita a Refugiados México; Voluntariado Jesuita.