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Sistema centinela para monitorear la emergencia en Venezuela (I)

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La investigación realizada por la Fundación Centro Gumilla (FCG) en alianza con la Red Agroalimentaria de Venezuela (RAV), fue realizada en comunidades pobres de áreas urbanas, con el fin de conocer la realidad y la percepción que tiene la población objeto de estudio en diversos aspectos en materia social, agroalimentaria y de salud tras la llegada de la COVID–19

Juan Luis Hernández M.* y Alejandro Gutiérrez S.**

Con los auspicios de la Embajada de Francia y mediante la alianza estratégica entre la Red Agroalimentaria de Venezuela y la Fundación Centro Gumilla se realizó, durante el primer semestre del 2021, el Proyecto “Sistema centinela para el seguimiento de la situación social, agroalimentaria y de salud ante la emergencia existente”.

El proyecto se realizó en cincuenta sectores populares seleccionados donde residen personas de bajos ingresos, con cincuenta informantes calificados, a los cuales se les aplicó un cuestionario en tres oportunidades (enero-febrero, marzo y abril 2021). Las localidades se ubicaron en las siguientes regiones y estados de Venezuela: región capital (Distrito Capital, Miranda y La Guaira); región Andes-Barinas (estados: Mérida, Táchira, Trujillo y Barinas); región central (Aragua, Carabobo y Yaracuy); región Guayana-suroriente (Bolívar, Delta Amacuro y Monagas); región nororiente (Anzoátegui, Sucre y Nueva Esparta) y región occidente (Zulia, Lara y Falcón).

El objetivo general de la investigación fue crear un sistema de monitoreo y seguimiento de la situación social, agroalimentaria y de salud, a partir de Sistemas de Información georreferenciadas.

Percepción de la situación económica y social de las localidades

En este aspecto dos elementos son fundamentales: en primer lugar, la situación del trabajo y el empleo, y en segundo término la percepción sobre la situación del año que se inicia. La evolución del empleo con salario fijo entre enero y abril está lejos de ser satisfactoria. La situación sigue agravándose pues este tipo de empleo continúa disminuyendo en muchas regiones y el porcentaje donde no ha cambiado se mantiene muy alto y tiende a subir. (Ver gráfico 1)

Gráfico 1
Gráfico 1

Por supuesto que hay regiones del país donde la situación del empleo fijo empeoró más aún, específicamente las regiones central y suroriente, donde aproximadamente la mitad de los informantes percibieron que disminuyó el empleo con salario fijo.

Pero obviamente algo tiene que hacer la gente para vivir, y eso se refleja en el aumento del empleo informal y de las actividades ilegales. En los tres cuestionarios aplicados la opinión de los informantes sobre el aumento del empleo informal y de las actividades ilegales se ubicó en alrededor del 70 % de las localidades. Sin duda, el empleo informal y en actividades ilegales no son el mejor tipo de ocupación para el país y la consolidación y seguridad de las familias.

Sobre el problema más sentido, y que más preocupa a los pobladores, la falta de ingresos para comprar lo que se necesita es el más destacado en el 37 % de las localidades. En segundo lugar, con porcentajes de respuestas similares (20 % a 25 %) se encuentra la deficiencia de los servicios públicos (electricidad, agua y gas doméstico) y la situación de la salud y asistencia médica. La escasez de productos desapareció como problema central, ahora el asunto es la falta de recursos para comprarlos.

Con relación a las expectativas sobre el año 2021 el pesimismo es un sentimiento generalizado. En el 75 % de los casos la población percibe este año como peor o mucho peor que el anterior. En este sentido es de destacar que este pesimismo fue creciendo desde enero. En el cuestionario de abril, el porcentaje de respuestas que percibieron el 2021 como peor y mucho peor que el anterior fue 84 % mientras que en enero fue 66 %.

Esta percepción negativa del 2021 es mucho más acentuada en las regiones nororiente y Guayana sur oriente donde alcanza en el mes de abril al 85 % de las localidades.

Actividad económica y banca

Durante el primer semestre 2021 continuó el cierre de negocios en un porcentaje significativo de los poblados. Después de una disminución de la proporción en el mes marzo vuelve a subir en abril afectando al 46 % de las localidades. De nuevo la situación es más grave en las regiones de nororiente y Guayana suroriente donde alcanza al 55 % de las áreas.

En total, entre enero y abril han dejado de funcionar en las cincuenta áreas de la encuesta 287 establecimientos de los cuales 114 en el mes de abril con un aumento del 50 % respecto del mes de marzo. (Ver gráfico 2)

Gráfico 2
Gráfico 2

Con relación a la banca, entre enero y abril cerraron 34 agencias bancarias en las cincuenta localidades estudiadas. De las cuales el 56 % se ubica en las regiones nororiente y Guayana sur oriente.

El cierre de agencias bancarias es un proceso que se ha venido dando progresiva y continuamente ante la disminución de la actividad económica y por la fuerte reducción de la función de intermediación de la banca.

Apoyo al ingreso público y privado

Los bonos que el Gobierno otorga a través del sistema “Patria” se entregan en treinta días o menos en el 80 % de las localidades. Su promedio mensual entre enero (Bs. 4 millones 806 mil 600) y abril 2021 (Bs. 6 millones 854 mil 200) se incrementó en 43% y este aumento es muy probablemente inferior a la tasa de inflación sufrida en este período.

El problema con los bonos gubernamentales no es el retardo en su entrega, es su insuficiencia ante el aumento sustancial del costo de la vida, sin embargo, no hay duda de que esta es la política social de más alto alcance que el régimen aplica en la actualidad.

Por otra parte, con relación a los apoyos al ingreso desde el exterior es necesario señalar que alrededor del 94 % de los informantes indica que las familias de su área reciben este tipo de recurso. Esto no debe interpretarse como el alcance de las remesas desde el exterior, pues la cantidad de familias que las reciben es muy diversa.

En la encuesta de abril, en el 26 % de los poblados son “pocas” las familias que reciben este apoyo y solo 23 % de las localidades donde se estima que son “muchas”. Adicionalmente, las diferencias regionales son muy importantes. En las regiones capital y occidente han recibido apoyos muchas familias en cerca del 40 % de las localidades y en el resto del país solo el 14 %.

Otro hecho digno de destacar es que entre enero y abril la proporción de poblaciones donde se estima que son muchas las familias que reciben apoyo del exterior disminuye claramente pasando de 37 % a 23 %.

Situación alimentaria

Una conclusión que surge con claridad en la percepción de los informantes es que no hay mayores quejas sobre escasez de alimentos. La “liberación de facto” de los precios de los alimentos hace que en el mercado se equilibre la oferta con la demanda, con cantidades de alimentos muy inferiores a la de otros tiempos de consumo de la población venezolana.

Ciertamente no hay escasez de alimentos, pero los consumidores no tienen suficiente dinero para comprar lo que necesitan y este es el problema que más les preocupa. Así, la dificultad más importante para la compra de alimentos en las localidades (casi el 100 %) son los precios y el dinero requerido para comprarlos.

Con relación a las formas de pago de los alimentos destacan el efectivo en otras monedas y, en segundo lugar, la tarjeta de débito. Estas dos formas la reportaron las dos terceras partes de los informantes a nivel nacional.

También debe señalarse que en los últimos meses las dos formas de pago de los alimentos que más han aumentado son el pago en efectivo en otras monedas y el denominado “pago móvil” que ya se acerca en importancia –como medio de pago– a la tarjeta de débito.

El pago en efectivo de las compras de alimentos, en otras monedas diferentes al bolívar, es más frecuente en las regiones capital, central y occidente y en las ciudades grandes.

La mayoría de los informantes también coincidieron –en casi el 80 % de las respuestas– que la mayor frecuencia en la compra de alimentos es la compra diaria. Este es un patrón de compras típico de las personas pobres. (Ver gráfico 3)

Gráfico 3
Gráfico 3

Con relación a la evolución de los precios de los productos básicos, se midió el cambio en precios y en el costo de una canasta alimentaria conformada por nueve productos (harina de maíz, pasta de trigo, arroz, aceite vegetal, azúcar, granos, pollo entero, leche en polvo y cartón de huevos). Entre enero y abril su costo promedio aumentó, medido en bolívares, en 42,8 %. Hubo alzas superiores en las regiones nororiente (49,4 %), Andes-Barinas (44,9 %) y capital (44,6 %).

Los integrantes de la canasta donde hubo más aumento entre enero y abril 2021 fueron: cartón de huevos, arroz de mesa, leche en polvo, granos y pollo entero. Los mayores aumentos se concentran en los productos de proteína animal y rubros vegetales con cadenas agroalimentarias poco organizadas.

Si el costo de esta canasta se mide en dólares, a nivel nacional hay una leve disminución de su precio pues entre las fechas de las encuestas la tasa de cambio subió alrededor de 50 %.

En el caso del aumento del costo en bolívares, la significación de aumento encontrado es menos claro pues de acuerdo con el Banco Central de Venezuela (BCV) el aumento de los precios de los alimentos en ese período fue de 35 %, mientras que para la Asamblea Nacional opositora de 44,5 %. En cualquier caso, es claro que los alimentos básicos más elementales aumentan a un ritmo muy semejante a la inflación general.

Otro componente importante de la situación alimentaria de la población es la referida a las cajas o bolsas distribuidas por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que constituyeron desde hace unos años el apoyo más importante del régimen en materia alimentaria. Pues bien, en relación con las bolsas CLAP, apenas el 25 % de los informantes reporta que se entrega en menos de treinta días, 36 % que se entrega entre 30 y 45 días y 39 % que se entrega en más de 45 días. La región central es donde se percibe mayor retardo en la entrega. Sin lugar a dudas, este mecanismo de apoyo ha perdido regularidad y cada vez hay más quejas sobre su contenido: arroz, harina de maíz pre-cocida, azúcar y granos son los alimentos que con mayor frecuencia se reportan como contenido del CLAP. Igualmente, los informantes indican los alimentos que debería contener la bolsa CLAP, y que los reclama más la gente, tales como leche y huevos, carne y pescado. De este modo, la falta de productos proteicos es sin duda una de las deficiencias más importantes de este programa. (Ver gráfico 4)

Gráfico 4
Gráfico 4

En definitiva, resulta evidente que el deterioro de la situación socioeconómica y alimentaria continúa. Por tanto, es vital continuar evaluándola regularmente, poniendo énfasis en las regiones que muestran mayor deterioro, entre las cuales destacan las del oriente del país y Guayana.

La ilusión del mejoramiento de la situación socio económica y alimentaria en el futuro cercano y la posibilidad de un cambio significativo en el marco del actual régimen político económico pareciera no tener fundamentos objetivos.


*Economista. Profesor e investigador del Centro de Investigaciones Agroalimentarias de la Universidad de los Andes. Directivo de la Red Agroalimentaria (RAV).

**Sociólogo. Consultor en el sector agroalimentario. Coordinador de la Red Agroalimentaria de Venezuela (RAV).

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