Por Francisco J. Contreras M.
La dolarización impuesta como respuesta del mercado ante la desaparición del dinero como recurso de ejercicio soberano de política económica de un país, solo deja como opción más viable la institucionalización de una dolarización formal y plena de la economía.
El aspecto crucial de una estabilización requiere de una liberación de los controles de variables resultados (precios de bienes y servicios, tasas de interés, salarios, tarifas, empleo, etc.) y su sustitución por prácticas de regulación sujetas a evaluación previa de impacto que eviten el aprovechamiento de información privilegiada, el poder discrecional y de incentivos económicos o morales por parte del gobierno y de sus aliados de ocasión.
En los países de la subregión andina (Colombia, Chile, Ecuador, Perú y Venezuela) la canasta básica al mes de enero de 2020 se estima en 248 $USD, a la tasa de canje implícita de intercambio del país con respecto a esos países de 45.756 Bs S. por $USD la canasta básica de Venezuela se sitúa en 180 $USD.
Un proceso de estabilización de esa naturaleza tendrá como efectos que el valor de la canasta básica (CB) de Venezuela deslice hacia la media de sus vecinos (de 180 $USD a 248$USD) pues la amplia brecha de la distorsión de los precios de bienes no transables (incluidos los bienes y servicios públicos) se cerrará aumentando el valor de la CB.
Mientras la economía liberada de la asfixia regulatoria y la restitución de la confianza se transforman en un crecimiento económico sostenido a lo largo de cinco años, se necesita un apoyo financiero externo para llevar de manera continua y pausada el ingreso familiar a un nivel de cobertura de la CB de un 81% con dos salarios mínimos por grupo familiar durante 12 meses. Este escenario necesita un apoyo financiero escalado de 7.500 millones de $USD.
Los números de este ejercicio prospectivo pueden cambiar cada día, pero bajo cualquier método ese aporte complementario siempre va a estar en alrededor del monto señalado.