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SIC ante la “Revolución del 18 de Octubre”

Betancourt.Pérez-Jiménez.

 

Por Juan Salvador Pérez.

En noviembre de 1945, a menos de un mes del golpe de octubre contra Isaías Medina, la Revista SIC publica en su número 79 el Editorial titulado “Ante la Revolución del 18 de Octubre”, en el cual manifiesta su opinión sobre este suceso.

“Un golpe estratégico, encabezado por la oficialidad joven de toda la República el 18 de octubre, ha transformado repentinamente el horizonte político y hasta el ambiente social de Venezuela”.

Así comienza el Editorial, de manera proféticamente atinada, reconociendo en aquel golpe el inicio de la transformación definitiva de nuestra historia republicana democrática contemporánea.

Para el ´45, sin duda alguna la Revista SIC se había convertido en referencia de, al menos, una buena parte de la sociedad venezolana y, por ello, asumiendo el papel de guía aconseja desde sus líneas:

“Numerosos lectores de SIC, Revista de orientación católica, reclaman de ella una palabra de consigna y un consejo claro y definido sobre la actitud de los católicos en el momento presente. Lo vamos a formular breve y categóricamente: Hacer. Colaborar. Construir.

Acaban de anunciarse las elecciones para un Congreso Constituyente, y se ha permitido la elección directa, por voto universal y secreto, del Presidente de la República. Los católicos – hombres y mujeres – están en la obligación de participar activamente en las elecciones, tratando de llevar a la solemne convención nacional, que ha de decidir la orientación política de la patria – tal vez por largos años – representantes activos, valientes, preparados para la discusión parlamentaria y para la orientación ideológica de los legisladores.

Idéntica actitud debe asumirse ante la elección presidencial y aún en las labores previas de organización política y purificación del cuerpo complejísimo de la administración pública.”

La posición de SIC es muy clara: es una llamada a la acción, a participar, no sólo a ejercer el voto en su novedosa fórmula de universal, directo y secreto, sino incluso yendo más allá y exigiendo participación activa en y desde el liderazgo político.

Así explica dos de las consignas: Hacer y Colaborar. Pero queda la tercera, ¿para Construir qué?

Continúa el Editorial:

“Venezuela vive la aurora rosada de una nueva era política. Nunca, tal vez, en un siglo de vida, ha participado más unánimemente el pueblo de la esperanza eufórica de un porvenir mejor. Esa euforia tiene, como base primaria, la satisfacción de lo que se ha derrumbado como un castillo de naipes (…) Lo que se ha derrumbado es un régimen presidencialista (…) casi omnipotente en sus medios de captación hasta llegar a la anulación práctica del poder legislativo y el fracaso de las columnas más graníticas de la oposición (…) El peculado, la adulación y el servilismo (…) fueron carcomiendo el régimen (…)”.

Desde SIC se habla con emoción de la esperanza de un porvenir mejor, que se levanta sobre la satisfacción de lo que se ha derrumbado, pero se exige, se demandan dos cosas: Sinceridad democrática y moralidad en la administración pública.

“Sinceridad democrática y moralidad en la pública administración. Sinceridad democrática, en reacción a la farsa política que hemos vivido y ha caído como un tinglado de cartón (…) Pero la nueva generación imperante habrá de hacer un esfuerzo gigantesco para inocular en sus miembros la persuasión de que robar al Estado es tan grave pecado como robar a un particular”.

Son estos los dos pilares claves sobre los cuales, advierte la Revista SIC, debe erguirse el proyecto de construcción del país que se presenta.

Sin embargo, ante toda esta emoción, toda esta manifestación de esperanza democrática, el Editorial suelta una advertencia expresa:

“Nadie duda de la pura y noble intención de la juventud militar que ha preparado y llevado a cabo la Revolución. Pero los militares jóvenes, impreparados para la organización civil y administrativa de la nación, han tenido que acogerse al único partido político de oposición con resonancia en la masa popular: Acción Democrática (…) una clara tendencia monopolizadora en sus primeros nombramientos, que puede obedecer a necesidades tácticas del momento, pero que suscita evidente recelo de un nuevo peligro de oligarquía partidista”.

El llamado que hace el Editorial a todos es a participar activamente, a Hacer, a Colaborar y a Construir una democracia sincera y moral. Da un voto de confianza.

Pero al mismo tiempo intuye, advierte y deja entrever con recelo que debe trabajarse con mucho cuidado, pues podría resultar fácil desviarse del camino y sucumbir al sectarismo, a la voluntad de unos pocos, es decir, al autoritarismo de donde se venía.

Los hechos posteriores dieron, lamentablemente, la razón a la advertencia final.


Referencia:  https://www.gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC194579_427-430.pdf

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