Mercedes Pulido
Hay que tener cuidado con lo que se pide o pregunta, porque acaba cumpliéndose lo que se pide. En este caso, el recurso solicitado ha sido la oportunidad para imponer progresivamente los controles universitarios a través de “la cacareada paridad” desvinculada de la búsqueda de excelencia en el conocimiento y de los valores que lo sustentan.
El 23 de marzo de 2011, el Tribunal Supremo de Justicia bajo el No. 14 publica la sentencia sobre el recurso de interpretación solicitado por miembros de la Universidad Lisandro Alvarado, a raíz de los problemas presentes en los procesos electorales universitarios. La pregunta central se refería a ¿cómo garantizar plena y en igualdad de condiciones de la comunidad universitaria cuando existen diferencias sustanciales en el número de los mismos en los diferentes sectores que integran la comunidad?
La Sala Electoral sustentada en la ponencia del Magistrado Juan Núñez Calderón “considera que la obligación del Consejo Universitario y las autoridades electorales es garantizar el derecho al sufragio y a la participación antes mencionados en igualdad de condiciones y sin discriminaciones en el valor que el voto de cada uno de ellos tiene. Así se decide .”Por lo tanto, la garantía de participación plena y en igualdad de condiciones se traduce en la posibilidad de reconocer el voto bajo las mismas condiciones a profesores, estudiantes, personal administrativo, obreros y egresados, y el voto de cada uno tenga igual valor nominal al momento del escrutinio.
Es así que la ley referida a la “Universidad” que no fuera refrendada por el Presidente y que fuera rechazada en el referéndum, va siendo introducida como cuenta gotas, pero con el mismo objetivo: Desaparecer el debate y controlar la masa.
Los estudiantes desenmascaran estas argucias solicitando los recursos y respeto a la dignidad de la vida universitaria. Con valentía acuerdan compromisos pero, pareciera que hay “algo podrido en Dinamarca”, pues de inmediato afloran las contradicciones engañosas junto al deterioro de la convivencia.
Mientras se discuten candidaturas y estamos ocupados del espectáculo, somos indiferentes a lo esencial: la educación ruta insustituible para alimentar las oportunidades de transformación y esfuerzo sostenido en la diversidad del conocimiento y la innovación. Y todo ello, cuando en Brasil se adelanta una agresiva acción gubernamental y societal de enfilar en esta década, las energías innovadoras y de plena confianza en “Todos unidos en la Educación” ¿Qué será necesario para darnos cuenta del abismo que estamos construyendo?