“Apreciados Señores candidatos Nicolás Maduro y Henrique Capriles Radonski. Quisiera, en primer lugar, agradecer el valor que tienen ambos al ofrecer sus personas como candidatos a la presidencia de la República en esta hora tan crucial y crítica para nuestro país.
Soy ciudadano venezolano, cura católico, convencido de la importancia del evento electoral pautado para el próximo 14 de Abril. Sin embargo, les comunico mi preocupación por el tono cuasi apocalíptico que ambos vienen dando al evento electoral que se avecina como si en la misma nos jugáramos la salvación o la catástrofe de la nación. No es el fin de la historia, ni la nueva creación, simplemente, un evento electoral importante y crucial.
Les pido como elector que bajen el volumen y suban el argumento para que nos faciliten el discernimiento político. Bajen, sí, el volumen a los insultos y señalamientos personales, y sobre todo, el volumen a un discurso que tiene más de predicación fanático religiosa que de palabra razonada y reflexiva sobre las alternativas de solución a los problemas reales del país ¡Dejen a Dios y al diablo tranquilos y focalícense en el país! Nunca antes ha habido tanta simbología religiosa en una campaña política. ¿Es que acaso sus asesores de mercadeo político le han sugerido que exploten la veta religiosa de nuestro pueblo? Es empobrecedor y manipulador este modo de hacer política que profundiza los resentimientos y la polarización colocando a la población en una cruzada del bien contra el mal.
Bajen el volumen a las promesas que señalan soluciones fáciles e inmediatas y que pueden generar en el elector espejismos que al desvanecerse podrían dar paso a frustraciones que profundizarán aún más las heridas de nuestro pueblo. Bajen el volumen a las grandes consignas, que pretenden decir todo y nada dicen. He revisado sus propuestas de gobierno, ambas están sustentadas en un modelo extractivo y rentista, raíz histórica de nuestros males. Suban el argumento. Cómo me gustaría verles en un debate, cara a cara, releyendo hoy, por ejemplo, la célebre frase de Uslar Pietri “sembrar el petróleo”. ¿Cómo pasar de un país rentista que importa casi el 80 por ciento de lo que consume a un país productor y autosustentable? ¿Cómo desarrollar auténticas políticas sociales desmarcadas de la lógica clientelar y rentista que prevaleció en la cuarta república y se ha agudizado en la quinta?
Son tantas las preguntas que me revolotean en la mente que he querido sólo centrarme en uno de los puntos que creo más neurálgico para el destino de nuestro país y sobre el cual, con el perdón, no veo grandes diferencias en sus propuestas. Qué lamentable que ustedes no tengan la oportunidad de darse la mano ante el país y debatir con razones sus propuestas, sin consignas. Cómo elector, estoy convencido, que ninguno de los dos es la solución para el país, y gracias a Dios, porque la solución es de todos. Sin embargo, en un país de tradición presidencialista como el nuestro, me gustaría verles reflexionar sobre las posibilidades que como gobernante cada uno ofrecería para la participación autónoma de los distintos actores del conjunto social de cara a superar la pobreza, la improductividad y la polarización que nos corroe como hermanos destinados a compartir un mismo destino. Por el bien del país, bajen el volumen y suban el argumento”.
Fraternalmente
Alfredo Infante Silvera sj