Alfredo Infante
En los procesos personales es vital cerrar los círculos. Cuando dejamos procesos abiertos e inconclusos viene la insatisfacción que tiende a producir un gran desgaste de energía que desenfoca y desordena a la persona. Los círculos inconclusos son también en muchos casos una bomba de tiempo interior que termina estallando violentamente, desestabilizando y desquiciando al sujeto que lo padece.
La sanación espiritual sucede cuando la persona logra identificar sus círculos abiertos, les da nombre y comienza progresivamente a cerrarlos. Un círculo cerrado es un indicador de avance en el proceso de paz interior. Esta es una parábola que nos indica también un derrotero para la sanación del cuerpo social.
Venezuela es una sociedad enferma, con muchos círculos abiertos a causa de la exclusión social y política. El camino electoral en Venezuela se ha convertido no solo en un hecho político es, sin duda alguna, un camino terapéutico espiritual.
El 06 de diciembre, por ejemplo, cuando todos los pronósticos políticos por la cantidad de variables que se entrecruzaban anunciaban unas elecciones manchadas por la violencia, nada de lo predicho se cumplió, tanto ganadores como perdedores fueron sorprendidos no sólo por los resultados de las urnas, sino, sobre todo, por los niveles de participación y por la atmósfera lúdica y pacífica. Hubo, pues, un ambiente sano y sanador.
Hoy, aunque los resultados del 6 de diciembre han sido en la práctica negados por el poder de facto, este mismo hecho, sumado a la incapacidad del ejecutivo para concertar políticas orientadas a superar la crisis, ha puesto al cuerpo social en un proceso protagónico y pacífico de sanación colectiva.
El Referendo Revocatorio no sólo es un derecho político constitucional, lo legal es su piso, pero es sobre todo un camino de sanación terapéutico y espiritual, porque a través de este mecanismo electoral el cuerpo social estaría protagonizando el cierre de un ciclo o círculo político, y, al canalizar nuestras energías de manera pacífica en el cierre de este círculo político, estaríamos, sin duda alguna, sanando nuestra historia política.
Por eso, insisto, el referendo revocatorio 2016, no es cualquier evento político, es por su carácter de consulta popular la canalización de las energías del cuerpo social para nuestra sanación como sociedad. Cualquier salida de espaldas a este clamor, será una salida política, sí, pero dejará hondas heridas que fungirán de hándicap para salir de la crisis.