El artículo aborda la crisis del magisterio en Venezuela, destacando la escasez de docentes cualificados, la falta de relevo generacional y la limitada integración de tecnología en la educación. El autor enfatiza la necesidad de una política de Estado integral para revalorizar la profesión docente y garantizar una educación de calidad en el país.
Introducción
El sistema educativo venezolano ha enfrentado un deterioro progresivo durante las últimas tres décadas, un fenómeno multifactorial que se ha agudizado en los últimos años. A la ya conocida paradoja mundial (a pesar de reconocerse la importancia de los docentes, pocas personas eligen el magisterio como carrera), en Venezuela se suman los profundos efectos de una crisis económica, social y política sin precedentes. Esta crisis ha desencadenado una migración masiva de talento, salarios docentes precarios y un sistema aún tambaleante tras los estragos de la pandemia del COVID-19, un evento que, si bien impulsó la innovación, también expuso las profundas fragilidades estructurales de nuestra educación.
Desde mi experiencia en primera línea, al frente de un centro de educación popular como el Instituto Jesús Obrero de la Compañía de Jesús, en Catia, he sido testigo de la resiliencia silenciosa de educadores, estudiantes y familias, quienes a diario sortean obstáculos con ingenio y dedicación. A pesar de esta admirable capacidad de reinvención, los desafíos persisten y son críticos. A continuación, se abordarán tres de los déficits más urgentes que, a mi juicio, deben ser atendidos para frenar la caída del sistema educativo.
El déficit crítico de docentes cualificados en las aulas

El problema de la falta de profesores capacitados no es reciente en Venezuela; es una crisis que se ha gestado a lo largo de los años. Ya en 1996, la investigadora Maritza Barrios1 nos alertaba sobre la brecha entre la demanda del sistema y la oferta de nuevos profesionales docentes.
Tabla 1
| Áreas de Enseñanza | Demanda promedio interanual del sistema | Oferta promedio interanual de Docentes graduados |
|---|---|---|
| Educación para el trabajo | 1.213 | 375 |
| Biología y Química | 1.028 | 479 |
| Matemáticas y Física | 798 | 324 |
| Inglés | 431 | 267 |
Como se observa en la tabla 1, la disparidad ya era significativa en áreas clave como Educación para el Trabajo, Biología y Química, Matemáticas y Física e Inglés. Esta tendencia se confirmó en 2011, cuando un reportaje del diario El Nacional2, titulado “La ciencia está huérfana de Maestros”, destacó que solo el 5 % de los egresados de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) se especializaba en materias científicas, y menos del 3 % en áreas técnicas, poniendo en jaque el relevo generacional en estas disciplinas cruciales.
La situación actual es aún más alarmante. Según cifras oficiales presentadas por el ministro de Educación, Héctor Rodríguez3, el 31 de octubre de 2024, el déficit total de docentes en los niveles primario y secundario para el año escolar 2024-2025 alcanzaba las 57.228 plazas. Solo en educación primaria (23.097), esta carencia podría significar que casi 700.000 niños (considerando una media de treinta estudiantes por maestro) carecen de un docente titular.
En cuanto a las áreas científicas del nivel secundario, el déficit es especialmente preocupante, según las cifras dadas por el ministro4. (Ver tabla 2)
Tabla 2
| Áreas Científicas | Déficit Docente octubre 2024 |
|---|---|
| Matemáticas | 2.560 |
| Física | 1.135 |
| Química | 2.083 |
| Biología | 1.395 |
El panorama en la educación técnica es aún más incierto. La obsolescencia de equipos y la falta de profesores calificados han llevado a muchas escuelas técnicas a reorientarse hacia menciones menos especializadas, lo que dificulta cuantificar con precisión el vacío y, lo que es peor, compromete la formación de futuras generaciones en oficios vitales para el desarrollo del país.
La ausencia de relevo formado y calificado
Más allá de la crisis cuantitativa, el sistema enfrenta un serio problema de relevo generacional. La vocación docenteestá en declive, y las cifras de estudiantes que eligen esta carrera son cada vez más bajas. Un estudio del Dr. Tulio Ramírez5 sobre tres universidades de referencia (UPEL, UCV y UCAB) muestra una caída catastrófica en las matrículas de sus escuelas de educación. (Ver tabla 3)
Tabla 3
| Universidades | Matrícula 2008 | 2023 | Graduados 2008 | 2023 |
|---|---|---|---|---|
| UPEL | 105.239 | 28.389 | 30.022 | 1.675 |
| UCAB | 2.344 | 120 | 720 | 33 |
| UCV | 3.029 | 551 | 521 | 104 |
Esto sugiere que el sistema educativo no solo está desangrándose en el presente, sino que está hipotecando su futuro.
Muchos docentes retirados continúan en las aulas movidos por la pura vocación, pero esta noble resistencia no es sostenible a largo plazo. El problema no es solo la cantidad, sino también la calidad y pertinencia de la formación que reciben los futuros educadores.
La tecnología y la inteligencia artificial como aliadas, no como competencia
La pandemia demostró que la tecnología es un recurso esencial para la continuidad educativa. Sin embargo, en Venezuela, el acceso y la capacitación en herramientas digitales aún son una asignatura pendiente. Es crucial que el sistema educativo integre la tecnología no como un sustituto del docente, sino como un recurso pedagógico que enriquezca el proceso de enseñanza y aprendizaje.
En este contexto, la inteligencia artificial (IA)emerge no solo como una herramienta futurista, sino como un presente inminente. La IA puede ayudar a los docentes a personalizar el aprendizaje para cada estudiante, identificando sus fortalezas y debilidades de manera más eficiente y ofreciendo materiales didácticos adaptados a sus necesidades. Además, puede automatizar tareas administrativas, liberando tiempo valioso para que los educadores se enfoquen en lo más importante: la interacción humana, el acompañamiento emocional y el pensamiento crítico.
Los docentes deben ser capacitados para utilizar estas herramientas de manera efectiva, no solo para superar la obsolescencia metodológica, sino también para preparar a los estudiantes para los desafíos de un mundo cada vez más digitalizado. La tecnología, bien implementada, puede ser un poderoso catalizador para la innovación y una vía para mitigar, en parte, los efectos del déficit de personal.
Conclusión
La crisis del magisterio en Venezuela es un problema estructural y multifacético que demanda una acción urgente y coordinada. La escasez de docentes cualificados, la ausencia de un relevo generacional y la limitada integración de la tecnología no solo amenazan la calidad de la educación, sino que comprometen el futuro mismo del país. La resiliencia de los educadores venezolanos es digna de admiración, pero no puede ser la única variable sobre la que se sostenga un sistema educativo.
Para superar esta crisis, se requiere una política de Estado integral que aborde desde los bajos salarios y las condiciones laborales hasta la revalorización social y académica de la carrera docente. Solo invirtiendo en nuestros maestros y en la formación de nuevas generaciones de educadores podremos aspirar a un futuro con una educación de calidad que sirva como pilar fundamental para la reconstrucción de la nación.
¿Qué otras medidas crees que serían clave para revalorizar la profesión docente en Venezuela y atraer a nuevos talentos al magisterio?
NOTAS:
1. BARRIOS, Maritza (1996): Análisis del crecimiento de la matrícula y de las necesidades de nuevos docentes en los tres primeros niveles del sistema educativo. Caracas: UPEL. Pp. 52- 57.
2. CARDONA, Lissette (21.10.2011) “La ciencia esta huérfana de Maestros”. En: El Nacional (Ciudadanos). Caracas.
3. Transcripción de Leonardo Carvajal de las cifras ofrecidas por el ministro Rodríguez en reunión de rectores universitarios, el 31.10.2024.
4. Idem.
5. RAMÍREZ, Tulio (octubre, 2024): La falta de generación de relevo docente. Papel de trabajo. Caracas.



