…acabo de leer con detenimiento, los interesantes conceptos expresados por León XIV, en su reciente Discurso pronunciado el viernes 12 de diciembre de 2025, con motivo del tradicional Concierto de Navidad en su honor, realizado este año en el Aula Paolo VI bajo la batuta del destacado maestro italiano Riccardo Muti a quien, en ese acto, le fue otorgado el Premio Ratzinger 2025; luego, he revisado también, el Discurso de su predecesor, el papa Francisco citado por León XIV y pronunciado por aquel en el IV Incontro Internazionale delle Corali, el 8 de junio de 2024; y las opiniones del antecesor de ambos papas, el Cardenal Joseph Razinger, mejor conocido como Benedicto XVI, quien además fuera músico y un excelente ejecutante del piano… En mi estudio, quedo pensativo y reflexionando sobre todo lo leído… me traslado mentalmente al atril ubicado en el pódium que fue mi altar durante más de sesenta años de vida como músico y Director de coros, orquestas y bandas; e imagino la Sala vacía con los atriles también vacíos, de los músicos que van llegando al ensayo con sus diferentes instrumentos y sus diferentes particellas -partes individuales-, pero también y además, con sus diferentes costumbres, hábitos y maneras personales de ser, pensar y actuar; y es allí y entonces, cuando vuelven a resonar fuertemente, en mi cabeza y a tomar cada vez más importancia, las opiniones de Francisco –citadas por León XIV-, cuando nos recuerda: “La música da a quien la cultiva una mirada sabia y serena, con la cual se superan más fácilmente las divisiones y los antagonismos para estar como los instrumentos de una orquesta o las voces de un coro –en armonía, vigilando las discordias y corrigiendo las disonancias, las cuales son útiles también para la dinámica de las composiciones, siempre y cuando se integren en un sabio tejido armónico”… Y de inmediato, vuelve a mi mente el llamado claro y directo de León XIV, cuando nos recuerda la responsabilidad ética de la música: armonizar las diferencias…
Por unos instantes, abro mi score –partitura del director que contiene todas y cada una de las diferentes voces de todos los instrumentos que integran la obra total, y entonces, desde mi imaginario pódium de Director o líder del grupo, veo definida y reforzada clara y taxativamente, la responsabilidad que tenemos quienes encabezamos, damos órdenes, gobernamos o dirigimos grupos o sociedades humanas y para ello, León XIV nos recuerda con clara precisión que: “armonizar significa mantener unidas las diferencias que de otro modo podrían chocar, permitiéndoles generar una unidad superior. El silencio también contribuye a este objetivo: no es ausencia, sino preparación, pues en él se forja la posibilidad del habla; en la pausa, emerge la verdad”…
Jesús Ignacio Pérez Perazzo
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