Hoy es la fiesta de San Ignacio de Loyola. En su texto de los Ejercicios Espirituales, popularizó el examen (o examen de conciencia), una oración para ayudar a ver dónde actuaba Dios en su día, normalmente se hace durante 15 o 20 minutos al final del día. ¿Pero cómo hacer una obra de arte sobre el examen?
Nuestra escultura es un intento bastante bueno. Hecha por dos artistas de Nueva York para la Universidad de Fairfield, representa dos figuras idénticas de San Ignacio. Ambas figuras están hechas del mismo molde. Mirándose la una a la otra, su mirada es intensa, mirándose la una a la otra… al mismo “yo”.
Los pies son inusualmente grandes, significando el viaje del santo y cómo él preparó el camino para nuestro propio crecimiento espiritual. Una escultura es blanca, la otra oscura; en el examen miramos lo positivo y lo negativo del día.
Me gusta la pose de bailarín que sugiere cómo durante el auto-examen bailamos alrededor de ciertos temas, eventos, defectos… El examen debería ser una práctica alegre. Los rostros de cada una de las esculturas fueron creados con un molde de la máscara mortuoria de San Ignacio, a la que los escultores tuvieron acceso en el Museo de la Iglesia del Gesù en Roma.
San Ignacio nos dio estos cinco pasos para que rezáramos el examen todos los días, a fin de notar más fácilmente la presencia de Dios:
- Presencia: Recordar que estamos en la presencia de Dios
- Gratitud: Recordando las cosas que pasaron durante el día por las que estamos especialmente agradecidos.
- Repaso: Repasando nuestro día de principio a fin, notando dónde experimentamos la presencia de Dios.
- Pena: Reflexionamos sobre las cosas que lamentamos haber hecho y pedimos perdón.
- Gracia: al final de nuestra oración pedimos la gracia de Dios para el día siguiente
San Ignacio de Loyola, reza por nosotros.