Arturo Peraza s.j.*
Hay algunas interpretaciones que hemos escuchado estos primeros días por parte del ciudadano Presidente de la República que parecieran gestar la impresión de que no ha comprendido el mensaje de sus electores y la ciudadanía en general. Estas interpretaciones se resumen en:
- El pueblo no está maduro para la propuesta;
- Si se trató de un voto castigo, pues en realidad es una autoflagelación;
- En realidad hay gente arrepentida por lo que volveremos a presentar la propuesta.
El argumento de la falta de madurez del pueblo supone una grave incapacidad para imaginar que la población pueda mostrar desacuerdos con las ideas sostenidas por el ciudadano Presidente, por lo que, en vez de preguntarse por la idoneidad de la propuesta, se cuestiona la idoneidad de la población. Se usan imágenes como el haber caído inocentemente en un engaño de la oposición o la falta de comprensión política de la propuesta y su importancia. La cuestión es que en las asambleas a las que quien esto escribe asistió, mostraron que la población es mucho más capaz de lo que dicha interpretación supone, y que esa misma población sentía importantes desacuerdos con aspectos de la reforma que la llevaron a rechazarla. ¿Tendrá el Presidente y quienes lo acompañan la capacidad de escuchar dichas observaciones?
Peor aún es el argumento de la autoflagelación, pues ello supone que la población no puede llamarle la atención a la gestión pública que ha llevado adelante el actual gobierno. Muchas comunidades se encuentran desasistidas, olvidadas y existe una queja sostenida en las comunidades populares hacia la burocracia estatal, el desabastecimiento y la inseguridad. Esta queja se pudo manifestar como desinterés electoral de parte de la población, así como en el aumento de votos que en el Dtto Capital tuvo la oposición de manera expresa. No darse cuenta de este problema puede llevar al chavismo a ir perdiendo progresivamente su base electoral.
La última interpretación habla de una población compungida por no haber respaldado la líder, una suerte de culpa colectiva que sólo se redimiría si hay un nuevo referendo que muestre el verdadero apoyo que el Presidente tiene. Incurre esta interpretación en el mismo error plebiscitario que la campaña tuvo. No se trata de un plebiscito: se trata de un proyecto de socialismo autoritario que la gente rechazó.
El punto central está en si el chavismo está dispuesto a escuchar a su gente (y ojala también al otro sector que claramente se opone a su proyecto pero que igualmente convive en esta tierra y son igualmente ciudadanos de ella) o si por el contrario se empecina en hacerse un gobierno autista. Ya antes, los partidos que conformaron el Pacto de Punto Fijo, cayeron en esa trampa de la cual al final surgió el proceso chavista. Cuando un grupo político se pone de espaldas al país y su sociedad comienza su declive.
* Director de Sic