Luisa Pernalete
Un pescador, con su red, atrapa peces, una arañita, con su tela, atrapa insectos, la Red de Acción Social de la Iglesia, con sus Encuentros de Constructores de Paz, atrapa esperanzas, pero no para guardárselas, sino para ponerlas a disposición de los de la sociedad venezolana que quiere paz.
Desde hace cuatro años, organizaciones vinculadas a la Iglesia Católica como el Centro Gumilla, la Asociación Venezolana de Educación Católica –AVEC- de la cual Fe y Alegría forma parte, la UCAB, la UNICA y muchas otras mas, nos reunimos para compartir reflexiones y experiencias de constricción de paz. ¡Es una suma de alegría y ánimo!. Abundan las sonrisas y abrazos en los pasillos, pues, aunque no se conozcan todos los participantes, ya se sabe que nos une la preocupación y ocupación por la promoción de la convivencia pacífica.
Este año, las experiencias giraron alrededor de los jóvenes, población, que como ya sabemos, está muy afectada por la violencia en el país: muchos jóvenes están muriendo por balas y unos cuantos jóvenes están empuñando armas para matar, por eso la importancia de encuentros como este. “Un día de inspiración y realismo para sumarse a la paz”, decía el afiche de promoción. Y realmente eso fue: un día de inspiración y realismo, para sumar.
El programa, muy variado y atractivo, deba deseos de poder clonarse para estar en todas las mesas: trabajo, ecología, superación de la violencia, deporte, tecnología para la paz, cultura urbana, pastoral…en cada mesa tres experiencias concreta, con jóvenes, para jóvenes, que evidencian que la paz es posible a pequeña escala, ¿y si sumamos esas pequeñas iniciativas y nos volvemos grandes?
De fuera también llegaron “refuerzos”, César Torres, de Perú, compartió la experiencia de la Asociación Encuentro, que promueve un modelo de justicia para cambiar el confinamiento de jóvenes en cárceles para sustituirlo por el diálogo y e insertarlos en la sociedad. De Colombia, Carolina Restrepo, habló de iniciativas juveniles para la ciudadanía digital. Su organización, HiperBarrio, ha impulsado a jóvenes marginados a subir videos y fotografías de su realidad en Internet.
En la actividad de cierre, se recogió esa esperanza repartida porque “ ¿Quién dijo que todo está perdido? “ ¡Hay muchas flores de loto en este país: madres, maestros, jóvenes viviendo o trabajando entornos violentos que se convierten en promotores de paz! También se sugirió que en vez de gastar en armas, nuestro gobierno invierta más en prevención.
La Cruz de Mayo recibió lo suyo en este cierre:
“Santísima Cruz de Mayo / te pido por Venezuela/y también por mi maestra/ que hace muchas cosas bellas/.
Cruz de Mayo, Cruz de Mayo/te lo digo aquí bajito/ todos los adolecentes/ deben llegar a viejitos/
Santísima Cruz de Mayo/ traigo estrofas en mi mente/ como aquella que recuerda/ que hablando se entiende la gente/.
Cruz de Mayo, Cruz de Mayo/ que lo escuchen las paredes/ se los dejo de mensaje/ la paz esté con ustedes/.