Por Josué H. Araque M.
Uno de los principales retos actuales de la democracia en Latinoamérica es la crisis de representatividad. Los ciudadanos se sienten cada vez más alejados de sus líderes políticos y desconfían de las instituciones democráticas. Esta crisis puede deberse a varios factores, como la corrupción generalizada, la falta de transparencia en la gestión pública y la polarización política. Para superar este reto, es necesario que los líderes políticos trabajen en recuperar la confianza de los ciudadanos y fortalecer las instituciones democráticas.
Otro de los grandes retos de la democracia en Latinoamérica es la influencia del dinero en la política. Muchas veces, los intereses económicos de grupos poderosos tienen un impacto negativo en la toma de decisiones y en la calidad de la democracia. Para enfrentar este problema, es necesario fortalecer las regulaciones y los mecanismos de control sobre el financiamiento de campañas políticas y garantizar una mayor transparencia en la gestión de los recursos públicos.
La participación ciudadana es un elemento clave para el fortalecimiento de la democracia en Latinoamérica. Sin embargo, muchos ciudadanos no se sienten motivados a participar en la vida política y prefieren mantenerse al margen. Para superar este reto, es necesario promover una cultura de participación ciudadana y crear espacios de diálogo y debate entre los ciudadanos y sus líderes políticos. Además, es importante garantizar el acceso a la información y fomentar la educación cívica desde temprana edad.
De manera singular, Venezuela enfrenta actualmente una grave crisis de fragmentación social, con profundas divisiones entre diferentes grupos políticos, económicos y culturales. Como resultado de la crisis económica, hemos evidenciado niveles crecientes de delincuencia y violencia. Esto ha llevado a una ruptura de la confianza dentro de la sociedad y ha creado más divisiones entre los diferentes grupos. Reconstruir el tejido social en Venezuela es una tarea increíblemente compleja que requerirá esfuerzos de todas las partes involucradas para unirse y tomar medidas para abordar las causas profundas de esta crisis.
La reconstrucción del tejido social se refiere a la acción de fortalecer los vínculos y relaciones entre los miembros de una comunidad con el objetivo de restaurar su cohesión y funcionamiento. Esto implica la creación de espacios para el diálogo, la participación ciudadana y la colaboración en proyectos comunitarios.
La reconstrucción del tejido social es especialmente importante en contextos de violencia, exclusión y desigualdad, donde las relaciones sociales se han deteriorado y la confianza entre las personas se ha perdido. En estos casos, la reconstrucción del tejido social puede contribuir a la prevención de la violencia, la promoción de la convivencia pacífica y el desarrollo sostenible de las comunidades.
La reconstrucción del tejido social es un elemento fundamental en la construcción de paz, ya que permite la generación de confianza y la creación de espacios para el diálogo y la resolución pacífica de conflictos. Además, la reconstrucción del tejido social contribuye a la prevención de la violencia y la consolidación de la democracia.
En contextos de posconflicto, la reconstrucción del tejido social adquiere una importancia aún mayor, ya que permite la reintegración de las personas y comunidades afectadas por la violencia y la generación de nuevas dinámicas de convivencia pacífica y desarrollo sostenible.
Existen diversas herramientas y estrategias para la reconstrucción del tejido social, entre las que se encuentran la creación de espacios de diálogo y participación ciudadana, la promoción de la cultura de paz, la implementación de proyectos comunitarios y la formación en habilidades sociales y emocionales.
Es así como la Fundación Centro Gumilla viene interviniendo en distintas comunidades de las nueve regiones donde tiene presencia. En la región Los Andes, específicamente en la comunidad de Santo Domingo del Municipio Cardenal Quintero del estado Mérida, se ha adelantado este trabajo a través de alguno de sus programas formativos: fortalecimiento de la organización comunitaria, reconstrucción del tejido social, programa de formación político ciudadano y el proyecto voces ciudadanas, con los cuales los miembros de la comunidad y de diferentes organizaciones, se han dado cita para pensar el municipio, el estado y el país que quieren, teniendo presente que somos diferentes, con pensamientos y planteamientos diversos, pero con la bandera de que todos somos necesarios para la consecución de la reconstrucción del tejido social.
Para ello se precisa que la reconstrucción del tejido social pasa por ser un proceso participativo e inclusivo, donde todas las voces y perspectivas son tomadas en cuenta. Además, es necesario contar con el apoyo de actores clave como gobiernos, organizaciones civiles y líderes comunitarios para garantizar la sostenibilidad y efectividad de las iniciativas de reconstrucción del tejido social.
Para superar este reto, es necesario implementar políticas públicas que garanticen el acceso a la educación, la salud, el empleo y otros derechos fundamentales. También es importante promover la participación activa de los grupos más vulnerables en la vida política y fortalecer su capacidad de incidencia en las decisiones públicas.
Un aliado clave en la comunidad de Santo Domingo ha sido la Fundación Cultivar organización local con la cual se inició la participación en la comunidad con los programas formativos mencionados que ayudaron en el desencadenamiento de procesos sociales. Ejemplo de ello fueron las discusiones y los espacios de diálogo, la suscripción de acciones para resolver situaciones acuciantes que en algunos casos requirieron recurso humano para gestionar la articulación con otros miembros de la comunidad u organismos mientras que en otros casos se han tenido que promover acciones constantes y continuas pero que no representan gastos económicos.
La población de Santo Domingo, concretó un laboratorio social y un banco de propuestas/ proyectos en el cual alrededor veinte miembros y líderes de comunidad, se dieron cita en espacios de trabajo entre el año 2021 y 2022 para buscar solución a algunos problemas.
Entre los problemas abordados, precisamos: 1) el rescate de la escuela estadal el Baho (ver foto 2); 2) la reactivación del grupo Scout y 3) espacios formativos destinados a mujeres con el fin de romper con barreras culturales como el machismo.
Las acciones realizadas en torno a los problemas identificados, las identificamos como semillas sembradas en pro de la reconstrucción del tejido social, reconociendo que nos enfrentamos a diversos desafíos y obstáculos, entre los que se encuentran la falta de recursos financieros y humanos, la resistencia al cambio y la falta de confianza entre los miembros de la comunidad.
Además, en algunos momentos, surgieron barreras de tipo: cultural, por algunos planteamientos y posturas; político, por ideas y posturas contrapuestas; y social, que dificultan la implementación de iniciativas de reconstrucción del tejido social.
Finalmente, la reconstrucción del tejido social se evidencia como proceso fundamental en la construcción de sociedades más justas, pacíficas y sostenibles. A través de la generación de confianza, la creación de espacios para el diálogo y la participación ciudadana, y la implementación de proyectos comunitarios, se pueden fortalecer los vínculos y relaciones entre los miembros de una comunidad y promover su bienestar.
Es necesario abordar los desafíos y obstáculos que enfrenta la reconstrucción del tejido social de manera integral y buscar soluciones creativas y adaptadas a cada contexto particular. Además, es importante contar con el apoyo de actores clave como gobiernos, organizaciones civiles y líderes comunitarios para garantizar la sostenibilidad y efectividad de las iniciativas de reconstrucción del tejido social.