Por José Manuel Vidal | Religión Digital
Rafael Luciani y Carlos Schikendantz son, junto a Carlos María Galli, los tres líderes del grupo de teólogos iberolatinoamericanos, que surgió hace cuatro años, para ‘descongelar’ las propuestas del Concilio Vaticano II, hacerlas operativas en la Iglesia y, de paso, echar una mano al Papa Francisco, que, desde que ha llegado al solio pontificio, ha embarcado a la Iglesia en esta travesía de recepción conciliar. Y lo quieren hacer con humildad, sin crear banderías ni imponer su modelo, pero, eso sí, luchando por darle visibilidad e influencia en la Iglesia.
Son ustedes los dos cocineros de este grupo, ¿no?
L.- Más Galli.
Tenemos tres cocineros, entonces. ¿Se han juntado ex profeso para esto o ya viene de largo? ¿Cuándo comenzó el grupo?
L.- Hace cuatro años que conversamos Galli y yo. Él fue a dar una conferencia a Boston College y empezamos a hablar sobre la posibilidad de rescatar la Teología en español y en portugués para comprender el pontificado de Francisco, que era necesario en ese momento. Era la novedad de un Papa latinoamericano, y entender sus raíces era entender a lo que venía.
Y de ahí nace al año siguiente (hace tres años), el primer Encuentro Iberoamericano de Teología, que celebramos en Boston, que se centró, sobre todo, en conocer las distintas líneas teológicas que había en América Latina y en España.
De ahí nos movimos, ya haciendo más opciones concretas a Bogotá, el segundo año, y fue sobre la pastoralidad de la doctrina, asumiendo la recepción del Concilio desde la noción de pastoralidad y cómo afecta eso a lo que creemos, a lo que hacemos y a lo que vivimos. Es decir, al modo de hacer teología. De ahí surge entonces otro paso más, que es la reforma, no ya de las mentalidades sino de las estructuras, que es lo que estamos iniciando este año, con el Tercer Encuentro en Puebla y, después, acá, en Madrid.
Es decir, no basta reformar las mentalidades. Hay que reformar las estructuras y, en ese sentido, queremos aportar una reflexión seria, orgánica, pero en diálogo con los distintos contextos de la teología en español y la teología en portugués. Con las realidades latinoamericanas, con Brasil y con el resto del continente. A la vez América del Norte, Canadá participa también. Es decir, que estamos tratando de hacer aportes.
¿Cuántos sois en total en el grupo de teólogos? ¿Se puede dar un número, más o menos?
L.- Varía, porque hay un grupo digamos fijo…
Sck. – Unas 25 personas.
¿Y el equipo fijo?
Sck. – Fijo, un poco menos.
L.- Fijo, seremos máximo 15. Y después, de acuerdo a las temáticas, vamos integrando personas. Porque la idea es que integremos gente que sepa de los diversos temas.
¿Laicos, clérigos…?
L.- Hay de todo. Laicos, sacerdotes diocesanos, varones y mujeres, religiosos, religiosas, obispos y cardenales.
¿De distintos países?
Sck. – De distintos países.
¿Cómo se entra en este club? ¿cómo entra en contacto con vosotro sun teólogos que quiera sumarse a esta iniciativa?
Sch. – En principio es una convocatoria por invitación. Pero si alguien viniera y se propusiera, se vería. Pero, en principio es una invitación hecha por la coordinación desde Boston.
O sea, que desde el principio seleccionáis.
Sck. – Exacto.
L.- En base a los temas, como dice Carlos, seleccionamos a las personas. No es un grupo de membresía.
El objetivo, por lo tanto, no es aglutinar al máximo número de de teólogos posible.
Sck. – Incluso porque no es posible financiar un tipo de trabajo así. Sobre todo, si está pensado con reuniones periódicas. No es posible financiar una reunión de más de 25 personas.
Pero si el objetivo es ayudar al Papa, cuantos más teólogos se unan a este proyecto, más se ayudaría al Papa…
Sck. – Lo que más ayudaría al Papa sería que las propuestas fueran buenas y le llegaran.
Pero el objetivo tampoco es únicamente ayudar al Papa, porque de aquí a unos años Francisco no estará, y esta iniciativa seguirá teniendo sentido. Estamos con sinodalidad, con reforma de la Iglesia en un marco amplio de interculturalidad. O sea, que, si Francisco se muere, el grupo, Dios mediante, seguirá.
¿Sois un grupo que reflexiona sobre las propuestas del Vaticano II, para descongelarlas y ponerlas en práctica?
Sck. – Lo que tenemos es una época favorable, y también nuestro deseo de colaborar. Pero esto va más allá de un pontificado.
¿Y estáis aprovechando esa época favorable?
L.- Mira, la intención del grupo es avanzar en la recepción del Concilio. O sea, no quedarnos conociendo y repitiendo lo que ya se ha dicho. Eso sería el modelo de un congreso.
La propuesta que quiere hacer el grupo es avanzar. O sea: qué falta, cómo podemos profundizar, qué queda por hacer que no está dicho. Y en ese contexto vamos seleccionando a personas que vienen también en esa línea, proponiendo avances en la recepción del Concilio y de acuerdo a los temas nos vamos agrupando.
No como una agenda de personas, sino, en función de la recepción. Avanzar la recepción del Concilio. Creo que esa es la clave. Porque, si no, es caer en profundizar los textos del Concilio de otra manera o aprender más de lo que fue el acontecimiento del Concilio.
Aquí de hecho (lo viste en Puebla y ahora acá), estamos tratando de hacer aportes que van un poco incluso más allá de lo que se está haciendo en el tema de la sinodalidad.
O sea que la idea nuestra, como grupo, no es quedarnos a reflexionar sobre lo que va sucediendo a lo largo del pontificado de Francisco. Sino aportar para que la Iglesia, en todas sus dimensiones y niveles, avance y profundice.
En esta iglesia, en estos momentos, ¿hay dos modelos teológicos en confrontación, en pugna de alguna manera? Aunque, por ahora, el modelo teológico dominante no es el vuestro.
L.- Siempre han habido eclesiologías que, de alguna u otra manera, a veces se complementan o a veces entran en conflicto. Pero eso es parte de la misma riqueza de la Iglesia, si no, no pudiéramos hablar de diversidad y de recepción cultural en cada uno de los contextos en los que la Iglesia se hace presente.
Lo que estamos tratando de hacer y profundizar es que haya una eclesiología, que es la del Pueblo de Dios, que fue asumida en el Concilio como un eje desde donde construir la visión de Iglesia y el modo de vivir en la Iglesia y en la sociedad, y de cara a la sociedad.
O sea, no estamos contraponiendo, ni estamos diciendo que lo que hacemos es lo mejor y está por encima del otro, sino profundizar esa línea del espíritu, como dice Pablo VI, el espíritu y el método del Concilio. Eso genera siempre novedad.
Sck. – Pero también tenemos conciencia de que Francisco representa una visión más coherente con el Vaticano II que lo sucedido antes en el campo de la liturgia, de la inculturación, de la recuperación de la categoría de Pueblo de Dios. Tiene un prestar mayor atención al laicado, a los procesos locales, al deseo de descentralización.
Somos conscientes de que Francisco tiene una visión más coherente con el Vaticano II que lo que hemos visto hasta ahora. Eso sí lo tenemos claro.
Un modelo teológico, pues, que va más allá de Francisco
L.- Claro, porque no se trata de ayudarlo a él como persona, porque, al asumir la recepción del Concilio, en esa eclesiología del pueblo de Dios estamos hablando de una reforma de transformación de toda la vida eclesial. Quiero decir que él inicia un proceso, pero no lo hacemos por él, sino por el proceso al que ha dado inicio.
Sck: – Favorecemos un proceso, que es continuar con una recepción lo más coherente posible con las intenciones profundas del Vaticano II.
Eso significa que las universidades tienen que cambiar el modelo, los seminarios tienen que cambiar el modelo…
L.- Seminarios y parroquias, son las dos bases.
Sck. – Muchas cosas tienen que cambiar, y no solo las visiones de corto plazo, sino que la Iglesia, el modelo teológico cultural milenario que hemos heredado, eso tiene que ser corregido. Como diría Yves Congar, el que se remonta hasta la reforma gregoriana. Estamos en una reforma de calado y de largo plazo, y por eso no se hace en poco tiempo. Y no sólo es Francisco. Vendrán varios papas posteriores. Con el Vaticano II hemos puesto presupuestos para escribir una historia diferente, y eso es lo que estamos haciendo.
Digamos que hay como dos Teologías, dos modelos. La otra teología ha calado y ha llegado a la gente. La gente respira esa teología. ¿Cómo pretendéis hacer llegar vuestra teología a la gente?
L.- No es hacer llegar como si nosotros fuésemos ahora los que sabemos. Es poner en marcha un proceso, como dice Francisco, de reforma y conversión. Y ese mismo proceso es el que va haciendo la transformación desde la base de la Iglesia. Si no, estaríamos sustituyendo nosotros otra vez el modelo de quien sabe y quien recibe.
Ahora, que dentro de la Iglesia se hagan transformaciones, renovaciones, conversiones, reformas, eso es lo que después permea a toda una base.
Uno, como teólogo, puede estar trabajando en la academia pero, la gente común y corriente cuando va a una parroquia dice: “todo lo que me habla el Papa es muy bonito pero mi párroco no me llega nada”. Y en el seminario, igual: muy bonito lo que dice el Papa, pero lo que se estudia sigue manteniendo el esquema anterior. Ahí hay un trabajo, por eso, de la estructura de la Iglesia, que no es inmediato pero, que una vez generado un proceso, empieza a permear. Eso es lo que se trata de hacer: profundizar en eso.
¿Qué pasos veis de cara al futuro? Lleváis tres congresos, ¿seguís en este proceso?
L.- Sí. El itinerario comenzó con el conocimiento de lo que son las distintas opciones y líneas teológicas en el mundo iberoamericano. Luego pasamos a un primer nivel de reflexión de la reforma, que es el de las mentalidades, en el segundo encuentro. Y ahora, comenzamos este proceso de reforma de las estructuras. Ahora, queremos profundizar este mismo proceso en el que estamos. En este encuentro estamos viendo el reto que tenemos, que es el de construir una iglesia en clave sinodal. Ahora comienza, digamos, la reflexión en concreto para hacer propuestas de qué significa eso, que es la continuidad de esto.
Sck. – La invitación, en la última semana, de varios canonistas, tiene también este sentido: Ver cómo este modelo eclesial se traduce en la forma de la organización, incluso en sus perspectivas juridicas.
¿Quién está detrás del grupo?
L.- ¿En qué sentido?
Quién financia, quién apoya, las universidades, la Compañía…
L.- Es un proyecto que se realiza sobre la plataforma de la Compañía de Jesús. Tanto a nivel de estructuras como a nivel de financiamientos. La Escuela de Teología y Ministerio de Boston College apostó por este proyecto desde el inicio, pero se trabaja sinodalmente, es decir, con otras instituciones. No es un proyecto de una institución. Porque, precisamente, en la medida en que incorporamos otras instituciones vamos haciendo el efecto de permear. Por eso lo hicimos con la Javeriana, con la Iberoamericana. Ese es el modo en el que trabajamos.
Sck. -También tenemos obispos.
L.- Claro. Esa es una dimensión también, yo diría que particular, porque a veces los grupos son nada más entre teólogos. Y aquí estamos incorporando a un obispo y un cardenal que pueden estar o no de acuerdo y, sin embargo, están dialogando y están, a la vez, trayendo sus experiencias. Igual que los canonistas, que son personas que no se reúnen necesariamente con sistemáticos, como nos dijo Marcelo Gigi que, cuando terminó el encuentro, se me acercó y me dijo: “esto para mí fue una novedad” en el sentido positivo. Yo creo que ahí sí hay un dato bien rico.
Tenemos una religiosa, que es directora de la Sociedad Catequética Latinoamericana. Un obispo que es vicepresidente de una conferencia episcopal. Un cardenal que es uno de los más cercanos al Papa. Teólogos diocesanos, teólogos religiosos y teólogos laicos. Esa diversidad es particular, en este grupo.
¿Pretendéis hacer teología desde la vida?
L.- No hay teología sin vida. No se puede hacer de otra manera.
No sois teólogos de gabinete o no solo de gabinete
Sck. – Necesitamos las dos cosas porque necesitamos precisión conceptual para las modificaciones. Para hacer reformas hay que conocer mucha historia, porque toda reforma en la Iglesia siempre debe hacerse a la luz del Evangelio y de la gran tradición de la iglesia. Eso supone conocimientos de Biblia, de Historia y, también, como dijimos ahora, jurídicos, para concretar una reforma precisa. Eso es necesario.
Pero, claro que está vinculada a la vida: nos pesa que la Iglesia, en lugar de ser un puente para que muchos creyentes y no creyentes perciban y hagan experiencia de Dios, frecuentemente sea un muro. Nos sentimos invitados a reflexionar sobre la Iglesia para hacer de ella lo que debe ser: un sacramento que transparente a Dios, y no que oscurezca a Dios. Está vinculada a una de las preguntas de los creyentes de nuestro tiempo: que la Iglesia no está siendo lo que ella debe ser como signo e instrumento para un encuentro con Dios.
L.- Y fíjate que hay una particularidad del grupo, y tú, que has estado ennuestros encuentros, lo habrás visto. Nosotros no estamos desarrollando una línea teológica como otros grupos que se caracterizan por tener una sola línea. Tú ves en los debates que hay teólogos de distintas posiciones y teólogos que, incluso, se han confrontado sobre un mismo tema. Esa es la riqueza del grupo.
Pero os une algo básico también, se ve que hay tendencia común
L.- Nos une esta eclesiología de Pueblo de Dios, como se ha dicho, pero dentro de una diversidad de modos de hacer teología: un Pedro Trigo, un Galli, Schickendantz… Todos, de alguna manera, aportan desde caminos distintos con esa inspiración común. Pero no es una escuela teológica que pretenda imponer una línea.
Pero sí sois todos progresistas, digamos, para entendernos, porque el término está muy devaluado
Sck. – Somos de reforma permanente. O sea, la figura y la forma eclesial debe ser repensada continuamente, a la luz del Evangelio y de las exigencias de nuestro tiempo.
¿Cómo estáis haciendo llegar vuestras conclusiones, lo que se va decantando, hacia arriba y hacia abajo?
L.- Son dos medios: el libro, que suele salir con publicaciones, más académicas, que tienen como destino universidades, y algunas veces que se usan en cursos. Pero también están los comunicados, que tienen un lenguaje más divulgativo y más coloquial, pero con los conceptos que queremos transmitir, porque queremos que eso llegue a las parroquias o a los grupos; a las personas que individualmente no pertenecen ni siquiera a la Iglesia y que puedan sentirse motivados a leerlo.
Entonces mantenemos las dos, que es propio de Latinoamérica: lo teológico y pastoral, en ese sentido, también, de alcance.
Sck. – También hemos hecho llegar al Papa, a Roma, algunos de nuestros trabajos. Y después, nosotros damos con nuestros contactos, llamémoslo pastorales, decenas de charlas y conversaciones a distintos tipos de público, donde estas ideas, que aquí son pensadas más académicamente, son transmitidas de una manera más difusa.
Y aceptamos charlas con distintos tipos de público que nos solicita, y ahí se refleja toda esta tarea.
¿El próximo encuentro?
El año próximo, pero todavía no sabemos dónde.
¿Ni el tema?
L.- El tema sí, pero tampoco se puede decir. Más adelante te damos la primicia.
Fuente: https://www.religiondigital.org/america/Rafael-Luciani-Carlos-Schickendantz-iglesia-religion-vaticano-papa-francisco-teologiac-iberolatinoamericano_0_2124687525.html