Rafael Viloria*
Venezuela esta, salvo algunas excepciones, inmersa en una crisis que tiene signo de aciaga pesadilla, que vivimos todos los venezolanos, sean estos del nivel que sea. Ello ha traído como consecuencia lo que pudiera desencadenar en un cataclismo de imponderables magnitudes.
Lo reflejan los grandes medios de comunicación de carácter nacional, regionales, las redes sociales, el comentario comunitario etc. De ello se han hecho eco, los medios internacionales. Los entes de organizaciones de representación mundial, políticos, religiosos, etc. Es decir, el mundo entero conoce nuestra situación de crisis integral. Es notorio, público y comunicacional las razones sociales, económicas y políticas que inspiran las causas, efectos y consecuencias que de la particular crisis se derivan, que a la postre es desestimable por lo complejo del tamaño del desenlace en perspectiva.
Formulas vienen, formulas se van todas por supuesto extrañamente coinciden en un hecho común: la improvisación utópica.
Mientras que eso ocurre, los venezolanos: pareciéramos subyugados, petrificados ante unos propósitos que lo único que está logrando es crear un ambiente de inconmensurable confusión propio de un cataclismo. Frente a ello, los venezolanos tenemos que plantearnos que vamos hacer frente a la cruda realidad de lo que será inevitable en lo positivo o negativo desenlace. El despertar mañana.
Sin duda que no es, ni será fácil lo que se nos avecina. No es lo mismo iniciar la construcción de un castillo, que recoger sus escombros y volverlos a levantar. Es como tratar de recoger la leche que del cántaro se derramo. No será fácil resolver en el seno de lo “social”, el rescate de la práctica, defensa y preservación de los “valores y principios”.
En Venezuela: la crisis de valores y de principios, constituyen la tarea más difícil (no imposible) de resolver. La historia (12-01-1824) de la patria refleja, la decisión del Libertador de “castigar con pena de muerte a quien robara de un peso en adelante del erario público”. Ello pareciera indicar la presencia de la corrupción en los “anales” de la patria, en los albores de la independencia. Qué pena que en los anales de hoy esa decisión no se mantenga. La práctica (cual vicio indetenible) de la corrupción, convertida en flagelo social; constituye la tarea más aguda en el propósito de resolverla.
Pudiéramos llenar páginas interminables de las causas, efectos y consecuencias de las desviaciones éticas y morales del flagelo de la corrupción. Seguro que no terminaríamos. Mientras tanto el esfuerzo realizado, la sangre derramada por nuestros excelsos “Libertadores” pareciera que fue inútil. El Panteón Nacional hoy sirve para albergar y rendir tributo por igual a quienes ningún mérito tuvo ni tendrán. Entonces hay que reconocer definitivamente, que la tarea no es fácil; lo cual no significa que sea imposible.
La crisis económica: en Venezuela constituye una “paradoja”. En un país con condiciones naturales para el desarrollo de grandes proyectos sostenibles, Nos estamos gracias a las grandes improvisaciones inútiles muriendo de hambre por mala praxis de gerencia de Estado que contrario a lo que reserva la Carta Magna, trata de conducir al país a la práctica de retrogradas políticas ideológicas, que como es sabido, no existe un solo país en el mundo donde alguien pueda mostrar “éxito alguno”. Los genios del desarrollo de la economía agrícola urbana tendrán que precisar si la respuesta es capaz de resolver la crisis integral que afecta a 35mm de venezolanos, que al fin y al cabo son la mayor riqueza que este país tiene.
La crisis política: sería muy bueno que un (que los hoy bastantes) Expertos en ciencias sociales y políticas, indicaran qué diferencia hay entre: política y partidos políticos. “ciencia que trata del gobierno de un estado o de una sociedad.” Partido: organización política constituida por un grupo de personas que comparten y defienden las mismas ideas.” Hay muchos…pero.
En Venezuela: lo menos que se observa es…pero… el desarrollo de una verdadera ciencia política que conduzca al país a una verdadera revolución Innovación y transformación social, económica y política. En el marco de esa referencia, los venezolanos tenemos que liberarnos de la petrificación. Organizarnos para actuar con firmeza, frente a las improvisaciones empíricas, carentes de visiones realmente políticas.
Lo que tenemos que hacer un día después, tiene que ver con la reconstrucción del país. De la verdadera paz. De la concordia. De la tolerancia en el vivir, convivir y coexistir en el marco de una sociedad. Hacia ahí la convocatoria a la unión de voluntades hacia una causa común: la patria.
*Ex Presidente De CECONAVE