Alejandro Álvarez y Alejandro Luy
En los primeros meses del año 2010, los venezolanos comenzamos a oír con insistencia en los medios de comunicación sobre “el cambio climático”. Eran tiempos de racionamiento eléctrico y los apagones continuos competían por titulares junto con los metros que faltaban para llegar a la cota mínima operativa del embalse del Guri. No llegamos a esa condición crítica porque, afortunadamente, las lluvias llegaron a nuestro rescate.
¿Pero quién era el culpable de esa situación? Se señaló a varios, pero el principal siempre fue “el cambio climático”.
El tema había sido ya lanzado el año anterior a la palestra pública nacional, cuando el entonces presidente Hugo Chávez, en un incendiario discurso realizado en una reunión mundial sobre cambio climático, acusó a los países capitalistas de estar destruyendo el planeta.
Desde aquella época ese fenómeno global ha sido utilizado por el gobierno nacional para explicar sequías y períodos de lluvias extremas, inundaciones, tormentas y otros fenómenos meteorológicos, más o menos imprevistos, convirtiendo al cambio climático en el culpable habitual de todos los males, especialmente de aquellos que derivan de una gestión gubernamental inadecuada y turbia.
En simultáneo, han aumentado las informaciones y alertas que desde distintas organizaciones, instituciones científicas y personalidades notorias en todo el mundo se hacen sobre la necesidad de actuar para frenar las causas y consecuencias de este fenómeno global.
Durante estos días, concretamente desde el 30 de noviembre y hasta el 11 de diciembre, se lleva a cabo en París una nueva reunión sobre el cambio climático. Los medios de comunicación hablan de su importancia y dicen que de ahí deben surgir decisiones que tendrán consecuencias sobre el futuro de la humanidad y el planeta.
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