Víctor Álvarez R
Noruega es un país con menos de 5 millones de habitantes. La mayoría de las parejas suelen tener su primer y único hijo después de los 40 años, el cual demográficamente apenas sustituye a uno de los padres. Por eso, en el largo plazo, la población noruega no solo se estanca, sino que también envejece paulatinamente. De allí que una de sus principales preocupaciones sea cómo garantizar una vejez digna para sus ciudadanos, sin recargar el peso de las pensiones en las generaciones futuras.
Esta es la razón por la cual la creación del Fondo Noruego del Petróleo fue inicialmente promovida por la Comisión de Pensiones. A la luz de unas proyecciones que revelaban que el gasto público para pagar las pensiones no podría ser cubierto con las contribuciones a la seguridad social, ni con los impuestos de los contribuyentes, en 1990 se creó el Fondo Noruego del Petróleo con el objetivo de acumular reservas para el sistema de pensiones. En 1995 se hizo la primera transferencia al Fondo por un monto equivalente a 285 millones de dólares. Y en 2006 se renombró como Fondo de Pensiones del Gobierno. Gracias a los sucesivos depósitos y a los rendimientos generados por las inversiones, en 2017 sus activos superan ya los 900 mil millones de dólares.
El petróleo no es una herencia sino una deuda con las generaciones futuras
Desde que apareció el petróleo en Venezuela, la dirigencia política ha demostrado su incapacidad para asegurar un uso inteligente de la renta petrolera. Un siglo después de que reventara el Zumaque I, aún estamos en la búsqueda de un mecanismo que permita salvaguardar los recursos petroleros de los cazadores de rentas y corruptos, y nos ayude a liberarnos de la dependencia de los cambios bruscos en los precios del petróleo.
Pero mientras en Venezuela abundan los fondos para gastar toda la renta petrolera, en Noruega se creó un Fondo para invertir los ingresos petroleros con el fin de asegurar el bienestar de la población jubilada y aliviar la carga de las pensiones sobre las generaciones venideras. Los recursos del Fondo Noruego son invertidos en el exterior en bonos, valores, acciones, etc. y sus rendimientos son utilizados como recursos complementarios del Presupuesto Nacional, lo cual se cumple a partir de unas reglas muy rigurosas y estrictas que evitan la inyección súbita de la renta petrolera en la circulación doméstica, evitando así el círculo vicioso de sobrevaluación-inflación que caracteriza a la economía venezolana.
Lejos de la mentalidad rentista que está siempre a la espera de que suban los precios del petróleo, la creación de este Fondo es una muestra de la consciencia y madurez que debe alcanzar una sociedad para recibe y administrar con sabiduría y responsabilidad una riqueza que no es resultado del esfuerzo productivo interno. La tragedia venezolana ha demostrados una y otra vez que el petróleo, además de ser una bendición, cuando es mal manejado se puede tornar en una maldición. Sobre todo, si la Nación no aprende a administrar los riesgos asociados a los altibajos de los precios del petróleo en el mercado internacional.
El ingreso petrolero como estabilizador de la economía
Contrario a lo que ha pasado en Venezuela, el Parlamento noruego legisló para utilizar el excedente del petróleo como estabilizador de la moneda nacional y lograr una baja inflación. Esto ha sido posible gracias a un control estricto de los ingresos con los que se financia el presupuesto estatal y limitan al gobierno de turno para gastar discrecionalmente la renta petrolera. Uno de los principales controles establecidos en el marco legal e institucional que rige el manejo del ingreso petrolero es que el Parlamento y el Gobierno deben planificar las transferencias desde el Fondo al Presupuesto Nacional, a la luz de un programa de por lo menos cuatro años, sustentado en un rigoroso análisis y medición de los impactos que puede generar la inyección de esos recursos en la economía y la sociedad.
Para evitar un impacto negativo, está prohibido invertir en compañías que operen en Noruega. Las inversiones deben ser realizadas en el exterior y solo los rendimientos de las mismas son los que pueden ser inyectados a la circulación interna para complementar el Presupuesto Nacional. El Banco Noruego de Inversiones (Bank Investment Management/NBIM) es el responsable de asegurar el rendimiento de los recursos y con ese fin se asesora con las mejores firmas de inversión. Las inversiones se dirigen hacia los sectores del petróleo y gas, insumos básicos, industria, bienes de consumo, salud, farmacéutico, biotecnología, telecomunicaciones, servicios públicos de agua y electricidad, bancos, seguros, servicios financieros, tecnología, software y hardware.
Por prudencia, el Fondo no puede poseer más del 5 % de las acciones de una compañía. Para minimizar el riego utiliza los mejores modelos de evaluación del riesgo subyacente en los instrumentos en los que invierte y solo puede invertir si los estándares son cumplidos. Si el propósito del Fondo es asegurar que la riqueza petrolera asegure la calidad de vida de los pensionados y de las generaciones futuras, las inversiones deben estar en armonía con el desarrollo sustentable, la protección del medio ambiente y la responsabilidad social. El Fondo no puede invertir en proyectos contaminantes o que incurran en violaciones de los derechos humanos. Está prohibida la inversión en la fabricación de armamentos, en proyectos que exploten el trabajo de menores, en países que violen los derechos humanos, degraden el ambiente y violaciones las normas éticas.
Políticas fiscales
Desde la creación del Fondo, sus ingresos reales se han utilizado como un instrumento de estabilización de la economía y por eso el funcionamiento del Fondo está cada vez más integrado con la dinámica del Presupuesto. El Fondo transfiere al gobierno solo los rendimientos de las inversiones para complementar el Presupuesto Público, el cual se financia fundamentalmente con los impuestos que pagan los contribuyentes. Pero la política fiscal Noruega ha determinado que en los casos de déficits presupuestarios no petrolero (gastos estructurales del gobierno central), estos deben ser cubiertos por el retorno real del Fondo, en lugar de pechar con más impuestos a los contribuyentes. El objetivo a largo plazo es que el déficit fiscal no petrolero se corresponderá con el rendimiento real previsto en el Fondo.
La forma como se utilizan los rendimientos del Fondo ha hecho posibles reformas tributarias que alivian la presión fiscal sobre las personas naturales y jurídicas. Gracias a los aportes del Fondo al Presupuesto Nacional se han hecho reducciones de impuesto en muchos sectores de la economía y la sociedad, que incluyen la reducción del 50 % de impuesto a la riqueza y al impuesto sobre la renta de los trabajadores. Estos recortes han beneficiado a las empresas y a los hogares.
Las entradas del Fondo se componen de todos los ingresos del petróleo y las operaciones financieras relacionadas con las actividades petroleras. En el flujo de caja se cuentan los ingresos por impuestos a la actividad petrolera, a las emisiones del CO2 de la plataforma continental, así como los intereses financieros del Estado en actividades petroleras y del gobierno central por el otorgamiento de licencias de explotación. También se suman las ganancias de la compañía estatal petrolera Statoil, y otros ingresos del gobierno central por el uso alternativo de la plataforma continental o por la venta de intereses petroleros. A estos ingresos se les descuentan los gastos de inversión en actividades petroleras, los gastos del gobierno relacionados con el Fondo de Seguros Petrolero y otros gastos relacionados con la remoción de instalaciones en la plataforma continental.
Políticas Monetarias
Al no financiar el déficit fiscal con emisiones de dinero por parte del Banco Central Noruego, sino con los rendimientos del Fondo, el gasto del gobierno no tiene efecto sobre la inflación. El Fondo armoniza la política fiscal y monetaria, de tal forma que ésta última pueda contribuir también a estabilizar la inflación, asegurar bajas tasas de interés que estimulen la inversión productiva y lograr el pleno empleo.
Adicionalmente, para evitar el impacto inflacionario que suele tener la inyección de un ingreso súbito en la circulación doméstica, los recursos del Fondo son invertidos en el exterior. Se evita así la sobrevaluación de la moneda noruega, cuestión que tendría un impacto negativo en la competitividad de las exportaciones y anularía los esfuerzos que se hacen en materia de innovación y desarrollo tecnológicos.
Desde que se creó el Fondo Petrolero, Noruega ha disfrutado de un crecimiento estable y sostenido de su economía. Esto se expresa en un fortalecimiento de los salarios reales de los trabajadores y de las ganancias de las empresas. La rentabilidad de las inversiones ha aumentado y la cotización de las acciones de las compañías en la bolsa de Oslo no deja de crecer El sistema financiero está libre de amenazas de crisis y la carga de las pensiones para las generaciones futuras será menor, ya que el Fondo cubrirá buena parte de esas erogaciones.
Definitivamente, Noruega es un caso de un país petrolero que los venezolanos tenemos que observar para encontrar nuevas ideas que inspiren un gran acuerdo nacional para aislar el efecto negativo de los precios del petróleo sobre la economía y la sociedad y, sobre todo, evitar el uso arbitrario y discrecional de la renta petrolera por parte del gobierno de turno.